cuarenta y seis. ❆parte dos❆

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Megan se volteó ligeramente y estudió cada rasgo de mi rostro, logrando ponerme nervioso. Su capacidad para hacerme perdonarla en mí era magnífica. Tan solo bastaba con una mirada llena de brillo que producían aquellos ojos celestes y yo ya la había perdonado. A pesar de lo ridículo que sonase, realmente la amaba y no quería que lo nuestro se desmorone, porque eso implicaba que también la perdería como mi mejor amiga. Y yo realmente no estaba listo que la etapa desagradable destruya nuestra relación.

Se acercó con lentitud hacia mí, demasiado que pude sentir su aliento cálido soplando contra mi mejilla. Expulsé el aire que estaba conteniendo durante un largo tiempo y la sujeté entre mis manos, acunando su rostro suavemente.

"No vuelvas a alejarte de esa forma, ¿bien?" impuse y me incorporé despacio.

Su entrecejo se juntó levemente y dio un apretón tranquilo a mis manos posadas a cada lado de sus mejillas.

"¿Alejarme?" lanzó una carcajada al aire. "¿Quién se alejó? Harry, me duele la cabeza." finalizó la conversación con un quejido.

Relajé mis hombros al sentir sus labios contra mi camisa, besándome el pecho libremente. Acostó su cabeza cómodamente y descansó jugando con sus frágiles dedos hasta que visualicé sus ojos cerrados. Empecé a acariciar su espalda con suavidad, moviendo mis dedos de arriba abajo por la superficie unos minutos después de que sus pestañas bajaran. Tarareé una canción, entusiasmado por la presencia de Megan en mi habitación. Me dio incluso la impresión de que todo lo sentía perfecto. Ella estaba acurrucada en mi pecho y estaba seguro de que no podía pedir más.

Al díl siguiente, desperté sintiendo a Megan todavía y me alegré de que ella siguiera conmigo. Sin embargo, cuando sus ojos se abrieron lo único que pudo observar confusamente fue mi camisa enredada por mis brazos levantados.

"¿Necesitas ayuda?" me preguntó, mucho más preocupada que coqueta.

Sacudí la cabeza dentro de la camisa, tosiendo varias veces al intentar fallidamente de sacarla. Sin darme cuenta, sus calientes manos me sostuvieron la camisa para yo poder deslizarme hacia abajo fuertemente. Su risa escapó una vez que estuve fuera de la camisa, mirándome divertida.

"¿Qué te ocurrió?" ella fue la primera en pronunciar una pregunta coherente.

Cerré mis ojos momentáneamente, respirando.

"¿Por qué no me respondías?" yo quise saber.

Sus ojos danzaron a través de todas las paredes del dormitorio, pasando por desapercibida a mi pregunta. Al final, tuvo que enfrentarme, tomando una gran bocanada de aire para disponerse a hablar.

"Yo estaba ocupada." simplemente me respondió y encogió los hombros.

"¿Ocupada?" la interrumpí rápidamente. "Yo también estaba ocupado, pero dejé esas importante obligaciones para preocuparme por ti."

Tragó saliva en seco y pude ser testigo de su garganta moviéndose al acto.

"¡Fue tu culpa!" me acusó, sujetando de un hilo su paciencia.

"¿Mi culpa?" le grité, inflando el pecho con indignación.

"Sí. Yo no puedo permitirme sentir esto." ella reconoció mientras pasaba las manos por su rostro.

"¿Tienes miedo?" demandé siendo presionado por la desesperación.

Sin poder ser tratada, se escabulló por el pasillo de mi casa, tomando vagamente con inmadurez la situación. La perseguía a paso rápido, intentado sostener su brazo para parar su intranquila caminata.

"Despertarás a mi madre." siseé.

Se detuvo, girándose en medio de su partida. Pude ser consciente de lo brillantes que se encontraban sus ojos y no exactamente por emoción. Me dolió como el infierno verla lloriquear frente a mí así que tiré de ella y la estreché entre mis brazos, apegando mi figura con su ahora débil cuerpo. Mis labios temblorosos tocaron tímidamente su boca, moviendo los míos sobre los suyos y esperé algún reclamo, pero me tranquilicé al sentir que accedió al tacto. Sustenté su cuerpo para que le haga frente al gozo de besarnos. Gemí cuando ella envolvió sus dedos por entre mis cabellos, tirando flojamente de ellos.

"¿No quieres volver a la cama?" propuse, imaginando a mi madre analizar nuestra escena confundida.

Abrió la boca para futuramente hablar. Aproveché su acto para inclinarme y depositar un dócil beso en su boca abierta antes de que pudiera pronunciar oración alguna.

"Suena bien." aceptó sonriendo.

Cerré la puerta con picaporte cuando ambos estuvimos dentro. Miré por sobre encima de mi hombro y me di cuenta de que Megan ya estaba de vuelta en la cama, observando todo a su alrededor, pero su mirada paró en mí acostándome a su lado. Ella tenía aquella maravillosa sonrisa con la que podía tener todo y ella definitivamente me tenía completamente a mí.

"Entonces, ¿ahora te quedarás, cierto?" Nos dirigí a otro tema de conversación, sumamente esperanzado.

El sepulcral silencio parecía responderme por parte de ella, pero fui paciente al esperar por su réplica. Necesitaba escuchar las palabras saliendo de su boca y tenía una mínima seguridad en mis logros. Pero si mis cálculos no eran lo que quería, tendría que lidiar con el insomnio en la oscura noche.

Noté que se removió incómodamente por la cama, agitando con fuerza su pecho.

"Harry, sabes que ya estoy inscrita en una preparatoria, ¿verdad?" ella habló finalmente, y evitó a toda costa mi mirada penetrante.

Fue demasía la mudez que dejamos en la habitación después que Megan haya dado su palabra. Mis ojos empezaron a arder con abundancia, pero me impedía rotundamente llorar. Sentí su silueta acercándose a mí, recordándome a la noche anterior, excepto porque Megan ahora no estaba sobrepasada de copas. Su calor me inundó por completo, obsequiándome una profunda sensación de desasosiego en mi estómago.

"Te amo, ¿lo sabes, no?" ella susurró blandamente en mi oído, ocasionando que fuera lo suficiente como para no poder reprimir más aquellas efusivas lágrimas.

Y su mano rozó ligeramente la mía, en un intento de calmar mi silencioso llanto.

Lamento si hay algún error o algo raro, estoy desde el celular y bueno.

Espero obtener mi computadora rápido para así poder contestar sus comentarios. Las amo xx

ask ✖ h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora