Capítulo 38

1.1K 157 1
                                    

Encontramos los disfraces perfectos para el cumpleaños de mi hermana que será en unas cuantas semanas, porque sí, a Freyha se le ocurrió la magnífica idea de disfrazarnos.

Yo seré Bastet, la diosa y esposa de Anubis esa noche, y mi hermana será Nut, la diosa del cielo.

Y su vestido es precioso. El mejor que puede haber en todo el reino.

Al parecer Maat estaba hablando en serio cuando dijo que lo suyo con Dakarai se había acabado porque últimamente al joven lo he visto acompañado de varias damas.
Y a mi hermana ignorándolo deliberadamente o dándose el lote con el hijo de los Jevá en algún lugar recóndito y oscuro como para tan siquiera acercarse a husmear.
Inteligente por parte de mi hermana debo admitir.

Henutsen me confirmó lo que Kosei me dijo en la casa de mi tío, y en cuanto este se enteró de mi regreso, acudió a visitarme.

Últimamente hemos pasado más tiempo juntos y a mi pesar, el chico es bueno.

Me ha ayudado mucho a elegir la decoración que faltaba para la gran fiesta y mientras vuelvo a ocuparme de mis deberes, los días van pasando y pasando y pronto la gran fecha está sobre nosotros.

—¿Maat? —golpeo su puerta pero no obtengo respuesta—. ¡Naunet!

Recargo mi oreja sobre su puerta pero todos los sonidos que obtengo están... amortiguados.

—¡Maat! Juro por los dioses que si no abres esa puerta, yo... —mis palabras se interrumpen cuando la susodicha abre y veo su aspecto todo desaliñado.

Y solo la vi un día de ese modo y aún la imagen de sus cuerpos desnudos atormentan mis sueños. O mejor dicho, son el producto de mis pesadillas.

—¿Qué demonios estabas haciendo, Naunet? —inquiero de manera inquisitiva e intento asomarme por su puerta pero me lo impide—. ¿Qué estás...?

—¿Qué se te ofrece, Amunet?

Estoy por insistir en su nuevo estilo y lo que posiblemente puede que esté pasando ahí dentro, pero conozco esa mirada: no me dará lo que estoy buscando.

—Solo quería recordarte que mañana tienes un cóctel con las hijas de las amigas de mamá —le recuerdo carraspeando y esto último lo digo más alto para qué Jevá lo escuche—. Y todos quieren que asistas con tu novio.

—Y dale con lo mismo. Ya te dije que no somos novios.

—¿Ah, no? —inquiero de manera burlona—. Pues lo que estáis haciendo ahí dentro no es muy amistoso que digamos.

—Tisza...

—Bien, bien —digo alzando mis manos en señal de rendición—. Lo siento. Solo no quiero que la gente comience a hablar cosas que no son, Maat.

—Y no lo harán —me asegura dándome una sonrisa cálida—. Te veo mañana, Tisza.

—No llegues tarde —le pido y tras asentir, desaparece tras su puerta.

Por el Duat, ¿en qué momento los papeles se invirtieron y ahora yo soy quien cuida de mi hermana mayor y no al revés?

Solo espero mi hermana este teniendo cuidado y no vaya a suceder algún inconveniente que incluya una cabeza, dos brazos, dos piernas y muchos llantos.

Con Menes ya es más que suficiente por este momento como para agregar uno más a la lista.

El desayuno es sumamente aburrido y tal y como esperé, Maat apareció a buena hora pero sin compañía

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El desayuno es sumamente aburrido y tal y como esperé, Maat apareció a buena hora pero sin compañía.

Kosei se sentó en la misma mesa donde me encontraba y a Dakarai le veía pasearse entre las hijas de las amigas de mi madre siempre obteniendo bonitas sonrisas.

Y al parecer lo único que queda de todo ese sentimiento entre ellos es más que ceniza porque no veo a mi hermana hervir fuego en ningún momento por esto.

A veces es desconcertante ver cómo una persona puede pasar de la pasión y la locura a la nada.

—¿Te sentirás cómoda sola? —me pregunta Kosei llamando mi atención y cuando la centro en él una sonrisa me saluda—. Tengo que ir a recoger unos encargos de nuestros trajes para lo de hoy, y tengo que atender unos asuntos pendientes pero si no te sientes cómoda...

—No, no, adelante —le aseguro y tras despedirse de mi, parte.

Miro a mi alrededor lamentando no encontrar ningún rostro de mi agrado entre las chicas, pero Freyha no pudo asistir debido a asuntos familiares y aparte de la prometida de Cassius, no tengo a ningún otra chica dentro.

—¿Tisza? —un par de ojos azules aparece en mi campo de visión y le sonrió a Martell mientras se sienta a mi lado—. Oh, qué alegría que estés aquí. Me gustaría hablar contigo sobre un asunto al que vengo dándole vueltas y vueltas.

—Por supuesto, ¿quieres sentarte o podemos ir...?

—No, aquí está bien —me asegura girándose completamente—. Verás, quería saber si podrías..., bueno, si podría hacerme un favor. Me gustaría enlistarme como soldado.

—¿Cómo soldado? —repito totalmente sorprendida mirándolo detenidamente—. ¿Por qué quieres dejar la pintura y convertirte en un guerrero?

—Bueno, he pintado por toda mi vida y en verdad me encanta hacerlo, pero me gustaría poder proteger a quienes amo. Quiero unirme al ejército para poder proteger a Freyha.

—¿Está en peligro? ¿Ella y Cassius están...?

—No..., no lo sé —niega y suspira sonoramente antes de continuar—. Mira, sus padres tienen muchos enemigos. Personas que no están felices por el poder que unos extranjeros han logrado obtener. Les tienen envidia, y no me gustaría que algo les llegase a pasar. Y los dioses no lo quieran y algo en verdad les pasa, me gustaría poder estar ahí. Sé qué piensas que estoy aquí para impedir que ella se case con tu amigo, pero te equivocas. A ella la amo, pero no de la manera que imaginas. Ella y yo prácticamente somos familia. Siento como si fuese mi hermana. Y me gustaría protegerla.

—Martell, la vida de un soldado es difícil —digo con genuina preocupación mientras apoyo mi mano sobre su antebrazo—. Sí tu padre se entera...

—Él estará bien —me asegura y murándome a los ojos, me suplica—. Por favor, Tisza. Te has convertido en una persona muy importante también para mi, y si pudiera ayudar..., no solo quiero ser un pintor. También quiero ser un guerrero.

—Martell...

—Por favor —susurra y sé que no lograré disuadirlo.

—Bien, trataré de hablar con Bes para que su hermano puedo meterte al ejército, pero todo cambiará. Y estarás lejos de Freyha una vez empieces.

—Lo sé —me asegura—. Pero, si eso me ayuda a convertirme en un increíble soldado y con ello salvar la vida de mi amiga en cualquier momento, estoy más que dispuesto a sacrificarme.

—Solo espero no dejes de pintar —comento picándole el costado, divertida—. Tus pinturas me encantan y me gustaría tener muchas más de ellas por mi casa.

—Ya encontraré un modo de hacerlo —me asegura y no puedo evitar mirar con otros ojos al chico.

La verdad nunca esta del todo ante nuestros ojos.
A veces ni siquiera sabes cómo es una persona hasta que esta se desnuda el alma, y por fin conocemos su naturaleza y muchas veces descubrimos que es hermosa.

El pergamino de Tisza. [J.R. 2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora