Chispas azules

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JiMin corrió un par de metros antes de dejarse caer al vacío con una sonrisa y brazos extendidos, cerró los ojos mientras las rafagas de viento lo envolvían, divisó hacia abajo el agua que cubría una gran extensión del páramo, las plantas, la alga...

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JiMin corrió un par de metros antes de dejarse caer al vacío con una sonrisa y brazos extendidos, cerró los ojos mientras las rafagas de viento lo envolvían, divisó hacia abajo el agua que cubría una gran extensión del páramo, las plantas, la algas marinas que poseen un brillante verde neón, las plantas carnívoras que parecían danzar al ritmo del viento.

Sus enormes alas lo envolvieron unos segundos antes de extenderse de par en par, unos metros antes de llegar a ese montón de rocas, y JiMin sobrevoló las tranquilas aguas, deslizándose de costado, hundió el agua bajó su paso, creando una ola que mojó a más de un duende gruñón que pasaba por el costado del lado, recibiendo tiernos gruñidos de las pequeñas criaturas gordas y feas.

-¡Lo siento! - Dijo, alzando su mano a modo de disculpas, sonriendo ampliamente tras una tímida sonrisa.

Al llegar al borde más cercano, se elevó con fuerza, agitando con fuerzas sus preciosas alas oscuras, causando que las pequeñas hadas que rodaban cerca, salieran volando en un pequeño chillido agudo, JiMin no podía controlar sus acciones, era como un niño... un niño de quinientos años.

Sobrevoló en un pequeño círculo para realizar su rutina habitual de hace años y años y años, los duendecillos estaban en fila, con rocas en la mano, cantando mientras trabajaban, las hadas revoloteaban por encima de las flores, esparciendo su polvo plateado, los elfos amargado preocupados que todo estuviera en orden, el agua se mantenía limpia y la vida parecía brillar, todo contenía destellos, humo tenue de colores vivos o chispas azules, y JiMin era el encargado que todo aquello funcionara, aunque los únicos que le causaban problemas, eran esos feos trolls, de metro de altura, con piel rasposa y café, todos parecían ser una bola grasosa con piernas y brazos delgados, jugueteando en su lodo, y molestando a los demás seres,  no le fue sorpresa cuando notó que los elfos se encontraban limpiando la zona de rosas chispeantes del páramo, estos lanzaban bolas de lodo, riendose y burlandose, los ojos azules de JiMin destellaron y en cosa de segundos descendió los cincuenta metros, volando con tanta fuerza y enojo sobre los trolls, que el lodo que se encontraba bajo de ellos, los manchó por completo, quedando cubiertos de pies a cabeza.

-¿Como van las labores señor Phil? - preguntó JiMin con recelo, viendo como el feo e inexpresivo troll, phil, se quitaba con pereza el lodo de los ojos para mirar al amo y señor del páramo, con el acostumbrado desagrado, al igual que sus camaradas.- Recuerden que deben cuidar la cosecha de frutas este mes, no querrán dejarnos a todos sin frutillas u frutos secos.

-No claro que no, mi señor.- Murmuró el jefe de los troll, estos tenían desordenados dientes amarillentos, afilados y la mandíbula superior sobresalía horriblemente, para JiMin, no había criatura más fea en el páramo que los trolls.

-Me parece, entonces deje de entorpecer el trabajo de los elfos y trabaje.- Dicho aquello les dió la espalda, agitando con fuerzas sus alas para volver a llenarlos de barro, cosa que estos no se inmutaron, seres extraños según JiMin.

Detras del páramo (JM X MY) Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz