Capítulo 18

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❤❤

Perth me lleva en su auto a un antro donde ambos lucimos muy fuera de lugar con nuestras ropas finas. Aun así, nos traen dos de cerveza cuando nos sentamos en la barra. La iluminación es suave y difusa y moldea los rasgos, masculinos de Perth a la perfección, dándole destellos Azules a su cabello negro. Le doy un sorbo a mi cerveza y automáticamente hago un gesto de disgusto.

–Nunca me ha gustado la cerveza – confieso, si bien sentir algo fresco deslizarse por mi garganta me tranquiliza.

–Recuerdo que vivías bebiendo cerveza con tus amigotes a la salida de la escuela –ríe Perth. –La compraban con identificación falsificada.

–Sí, es verdad. Pero nunca me gusto su sabor.

– ¿Y porque la bebías?

–Mis amigos lo hacían. Los hombres bebían cerveza, y yo quería ser un hombre –suspiro, y le doy otro trago a mi bebida.

–Las cosas que hacemos por ser hombres a los ojos de todos –reflexiona Perth, y una vez más el CEO desaparece y le deja lugar al chiquillo
flacucho y afeminado que cierta vez conocí.

–No tú–me apuro a decir.

– ¿A qué te refieres? –veo como lleva su pinta a sus labios y mis ojos se fijan en ellos durante unos instantes.

–Me refiero a que tú siempre fuiste tú. No tenías miedo de mostrarte tal cual eres, con el cabello teñido, las uñas pintadas…

–Sí, y muchas palizas me gané gracias a ello –ríe en forma amarga. Cuando se encoge de hombros, por primera vez lo siento vulnerable.

Se hace un silencio incomodo, en el cual yo observo la curva de su cuello y espalda, el perfil de sus labios y su nariz, y los mechones cortos de cabello negro que se rebelan a los productos de peinar. Es el mismo chiquillo, y al mismo tiempo no lo es.

–Perth. Perdón – las palabras duelen en mi pecho –Estuve mal en…en…

– ¡Si, has estado muy mal! – responde entre risas –Y ya te he dicho, voy a vengarme por ello.

– ¡Oh, y supongo que hacerme pelear con mi prometida no es venganza suficiente!

– ¡Yo no he tenido la culpa de ello! –me dice abriendo sus brazos a ambos lados y con una expresión de fingida inocencia en su rostro. Inevitablemente me hace reír.

A pesar de que mi vida se está cayendo a pedazos, tengo una cálida sensación en mi pecho por estar riendo y bebiendo junto a Perth. No quiero que este momento termine nunca. Quiero quedarme para siempre en este bar apestoso junto a él.

¿Qué significa eso?

–De todas maneras…–continúa en tono un poco más serio –Yo también he tenido que sacrificar cosas.

– ¿A qué te refieres?

– ¿Me ves con las uñas pintadas ahora? ¿O con el cabello magenta? El mundo de los negocios es mucho más machista de lo que tú crees. Y doblemente difícil para un Gay abrirse paso en él. Para que me tomen serio y llegar adonde estoy, tengo que presentarme como un macho seguro, agresivo y dominante.

–No tenía idea.

–No me malinterpretes. Me gusta ser dominante en la cama –me guiña el ojo en forma fugaz –Pero las palizas que me daban tus amigos en la escuela no es nada con lo que estos tiburones corporativos pueden hacerme si doy imagen de debilidad.

–No eres débil porque te gusten los hombres – escupo casi sin pensarlo. Perth me mira sorprendido.

–Eso debías haberlo sabido tú, ocho años atrás. –Me regaña –Pero lamentablemente, vivimos en una sociedad que cree lo contario, cualquier rastro de feminidad o sumisión se interpreta como una invitación a pasarte por encima. Si muestro mi verdadera cara, pierdo el trabajo.

Perth suspira y le da otro sorbo a su cerveza. Ambos hacemos silencio durante unos largos minutos.

–Supongo que así sabes que conociste a alguien especial –reflexiona Perth en tono melancólico. –Cuando puedes ser tú mismo delante de otra persona.

Un torrente salvaje de información y sentimientos nuevos me avasalla. Mi mente da vueltas, no puedo respirar. Tengo una sensación similar a un orgasmo,pero sin que El me toque un pelo.

–No soy yo mismo con Clara –confieso en forma súbita. Mis palabras me sorprenden también a mí, pero una vez que abro la boca no puedo parar – Ella espera que yo sea un macho proveedor que toma la iniciativa en la cama pero no puedo serlo ¡No puedo serlo! Todos estos años he interpretado un papel, pero ella no me conoce.

Perth me mira con una expresión tan sorprendida como preocupada. Deja su cerveza a un lado y gira el taburete para acercarse a mí. Separa sus labios para
tranquilizarme pero yo continúo con mi explosión.

– ¡No sé quién soy! –Grito desesperado – ¡No sé quién soy! -Perth me sujeta de ambos brazos y su tacto me relaja.

–Has tomado demasiado. Vamos, te llevaré a tu casa –me dice.

– ¡No quiero irme a casa! –replico –Allí esta Clara, no quiero estar con ella.

Quiero…quiero…
Quiero estar contigo

–Pero irás a tu casa. Órdenes del jefe – responde sin mirarme, mientras saca su billetera del bolsillo y pagar la cuenta de ambos –Vamos, no puedo dejarte conducir así. Entre protestas y refunfuños dejo que me guie fuera del bar y subo a su deportivo último modelo. Casi no pronunciamos una palabra en el camino a mi piso, pero sentir su muslo a tan corta distancia del mío despierta todo tipo de
pensamientos obscenos. También noto que Perth me observa por el espejo cuando cree que no lo estoy mirando. Y su mirada no es la misma del CEO de la oficina, es una mirada extraña, cautelosa.

El auto se detiene frente a mi edificio y un suspiro me hace doler el pecho. Realmente no tengo ganas de enfrentar a clara, pero debo hacerlo. Y también, ya es hora que me enfrente a mí mismo.

–Gracias por traerme –le digo, todavía sentado en el asiento del acompañante.

–De nada. –me responde. Su sonrisa no posee la arrogancia habitual, y eso me confunde.
Miro sus ojos negros y quiero decirle algo. Quiero decirle todo. Pero las palabras quedan atoradas en mi garganta. Miro sus labios generosos y siento el impulso de besarlos de saborearlos y morderlos. Pero me quedo petrificado. Le dedico una última mirada y desciendo de su auto. Luego de cerrar la puerta lo escucho llamar mi nombre.

– ¿Saint?

– ¿Si?

Me inclino contra la ventanilla y veo su rostro confundido, separa sus labios como si quisiera decirme algo, como si estuviera pensando con extremo cuidado sus próximas palabras.

–Te veo mañana en la oficina ¿sí? - Algo me dice que no era eso lo que quería decirme. Pero asiento con la cabeza y sonrío.

–A primera hora, jefe.

Enciende el motor y me despido. Veo su auto desparecer en la curva de la avenida y algo aprieta mi corazón. Tomo valor antes de entrar al edificio. Pero cuando ingreso a mi piso lo encuentro vacío. Camino hacia la cocina y encuentro una nota adhesiva pegada en el refrigerador.

Estaré en casa de mamá.
Necesito pensar.

Sonrío para mí mismo en forma amarga y hago un bollo con el papel. Lo arrojo a la basura y siento un pequeño mareo. Tal vez si he bebido demasiado, pero me alegra que Clara no esté aquí.




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Hola Bueno aqui nuevo capitulo como ya les dije cuando tenga mis datos subire dos en un dia hasta q se me acaben jeje porque me demoro, y lo siento quiciera subir todos los dias ya que me pongo a escribir mas de 4 capitulos seguido pero aqui estoy de nuevo espero tambien que le den una miradita a mi nueva historia Eres Mio Pequeño esta genial....

Bueno Quiero mandarle un beso y un abrazo A mi querida Vell♥❤ Gracias hermosa por tus palabras de verdad me encanta que te guste esta historia besos enormeees.

y a todas uds chica/os que se toman el tiempo de leerla y comentar a todas todas un beso y abrazo gigante.

Greys Ppe.

La Venganza De Mi Jefe [Finalizada]Where stories live. Discover now