06.

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Casi como si las últimas semanas nunca hubieran sucedido, Jungkook volvió a las habitaciones de Taehyung y se sentó nuevamente en las sesiones de la Corte. Algunos ministros se mostraron aliviados al verlo allí. Después, por medio de Jaehyun, Jungkook descubrió que Taehyung había volcado su rabia por la separación en todos a su alrededor, incluidos los ministros.

—Él está más relajado cuando está cerca —le había dicho Jaehyun.

Jungkook y Taehyung se quedaban despiertos hasta tarde en las noches conversando sobre muchas cosas; sus infancias, sus fantasías, sus primeros amores. Aunque el Rey se puso celoso cuando Jungkook comenzó a hablar del suyo y decidió cambiar de tema haciéndole el amor para que no olvidara a quién amaba.

Posteriormente, cuando le preguntó si todavía sentía algo por Mingyu, diez años después, Jungkook se echó a reír.

Hablaron de todo, menos de la única cosa que causaba distancia entre ellos.

Taehyung estaba desgastado. Por primera vez en su vida, percibió que podría estar y que estaba satisfecho con un solo hombre. Y el hombre que ahora estaba en sus brazos no era él.

Había llegado al orgamos con imágenes de Jungkook en su mente y no era justo para ninguno de los dos.

— ¿Su Majestad?

—Volveré a mis habitaciones, Jimin.

—¿Tan pronto? ¿No va a quedarse toda la noche? —Jimin acarició el tórax de Taehyung descendiendo hasta su pene ahora flácido.

—Necesito dormir un poco —Taehyung salió de la cama mientras se ponía su túnica.

—Él está allí, ¿verdad?

Taehyung no respondió, por el contrario, besó a Jimin una última vez antes de salir.

Si hubiese vuelto, habría visto el rostro de Jimin bañado en silenciosas lágrimas de disgusto.

Jungkook despertó con la sensación de los brazos de Taehyung envolviéndolo. Olió su aroma fresco y supo que había tomado un baño antes de ir a la cama. Imaginarlo con otro hombre hizo que su corazón se estrujara dolorosamente. Pero tenía que hacerse.

Taehyung debía de ser justo con el resto, pues uno de esos hombres podría estar esperando a su heredero ahora, aquel pensamiento hizo que el dolor en su pecho fuera más agudo.

Sin que se diera cuenta, las lágrimas rodaban por sus mejillas. Jungkook se preguntó cuándo se había vuelto tan débil.

—Jungkook, ¿estás llorando?

—N-no.

Taehyung lo giró hacia él tomando su barbilla. Jungkook se resistió apoyando su cabeza contra el pecho de éste. Taehyung sintió las calientes lágrimas.

—Estás llorando. ¿Qué sucede?

—Nada, Tae. Estoy bien, sólo duerme.

—Dime o no lo haré.

Jungkook permaneció en silencio.

—Lo siento, Kook.

Jungkook levantó la mirada buscando los ojos de Taehyung.

— ¿Por qué?

—Por causar tus lágrimas. Lo siento.

—No es tu culpa. Me he estado sintiendo extraño últimamente.

—Dime y se hará.

— ¿Taehyung? —Jungkook lo miró intrigado.

—Dime y serás solo tú.

—No puedo —dijo, las palabras sonaban como si fueran arrancadas dolorosamente de él.

Durante la tercera semana después que regresara a vivir con Taehyung, Jungkook comenzó a sentirse raro. Perdió el apetito y se sentía hinchado todo el tiempo. Tenía mareos repentinos e incluso vomitaba cuando olía la comida. Sin querer preocupar a Taehyung, mantuvo eso para sí mismo.

—Jungkook, apenas si está comiendo otra vez —Jaehyun lo reprendió. Se había convertido en un amigo íntimo para Jungkook, escuchando sus problemas y aconsejándolo sobre las cuestiones referidas al Harén.

—No tengo apetito.

—Una vez más, algo está mal. Debemos llamar al médico.

—No, no lo haremos, el Rey Supremo se enterará y no quiero que se preocupe.

—Se preocupa por él.

—Por supuesto, es el Rey.

—No, se interesa por él como un hombre, Jungkook —Jaehyun dijo suavemente.

Jungkook no discutió. Era inútil cuando Jaehyun decía la verdad.

La mañana siguiente, Jungkook despertó con una sensación de náuseas y esta vez venía acompañada por calambres estomacales. Tomándose el vientre, se movió cuidadosamente de los brazos de Taehyung y caminó silenciosamente al baño. Vomitó en la taza del baño y suspiró con alivio cuando terminó. Limpiándose la boca, se levantó lentamente, para encontrarse con la mirada preocupada de Taehyung.

—Estás enfermo —dijo Taehyung con reproche en su voz.— ¿Llamaste al médico?

—Estoy bien. No exageres.

—No, no lo estás, Jungkook. Perdiste peso. ¿Por qué no lo noté antes? Voy a llamar a los médicos —cuando Jungkook intentó protestar, Taehyung dijo.— Es una orden del Rey Supremo.

—Y quién soy yo para decir que no —Jungkook dijo de mala gana.

—Tú... tú eres mi... amado —dijo sencillamente Taehyung.

—Bien, ¿qué le pasa? —Taehyung exigió impaciente.

—Felicidades, Su Majestad.

— ¿Discúlpeme? —Taehyung preguntó con enojo. El médico se atrevía a felicitarlo por la enfermedad de Jungkook.

—Es un milagro muy raro, Lord Jeon está embarazado.

—¿Él está qué? —preguntó Taehyung sin creer lo que escuchaba.

—Él está esperando un hijo, Su Majestad.

—Pero eso es imposible, no puede ser —Taehyung movió la cabeza incrédulo.

—Creo que acaba de suceder, Taehyung —Jungkook dijo sorprendido desde la cama. El médico lo miró en shock al oírlo dirigirse al Rey por su nombre.— ¿Estoy realmente esperando un hijo? —preguntó al médico.

—Sí, lo está, Mi Señor. Hice las pruebas necesarias y los síntomas coinciden.

—Entiendo —Jungkook acarició experimentalmente su estómago.— Él... ella... está aquí. Un hijo... —miró a Taehyung sonriendo suavemente.— Nuestro hijo.

—Déjenos.

—Sí, Su Majestad.

Mientras el médico se retiraba, observó la escena detrás de él y vio al Rey Supremo tomar a su concubino en brazos besándolo suavemente en los labios. Era la primera vez que veía esa expresión de ternura en el rostro del joven Rey. 

the harem of my king ➳ vkook [adaptación]Where stories live. Discover now