1.- Asegurece que haya mucho helado en el congelador.

151 30 0
                                    

"Cuando los huesos son buenos, el resto no importa."
-The Bones.

— ¿Y ese golpe?

—Tropecé con las bolsas y me golpee contra el piso.

—Ajá, y yo tengo una hija llamada Mili. —dijo con ironía mientras le ayudaba a sacar el contenido de las bolsas, las compras dentro comenzaban a romperlas. Esto es mucho plástico, pensó mientras jugaba con los cepillos de dientes nuevos, antes habría dicho algo, pero ahora no era momento. —No sirves para mentir, Levi. ¿Te metiste en un pelea? Desde el preescolar no lo haces.

—Fue algo sin importancia. —pero lo había sido, de más importancia de la que quería darle. Mientras iba de vuelta a casa escuchando el móvil sonar, decidió por el bien de Eren que no era lo mejor contarle lo ocurrido mientras estaba fuera, ya estaba bastante desequilibrado como para decir que había encontrado a su ex futuro esposo y le había roto el labio, con un poco de suerte tal vez hasta la nariz. No, no se lo diría. —Compré helado.

El castaño miró casi con ternura el postre sobre la encimera de la cocina. Levi sin verlo, supo que tenía los ojos hinchados y la piel pálida, seguramente tendría ojeras que no quería ver. Fuera de eso, se le escuchaba la voz más rota que el día pasado, apenas y se escuchaba. Eren se estaba esforzando para no caer en pedazos frente de Levi, ya lo había visto destrozado la noche pasada. Posiblemente no se lo diría pero tenía miedo que Levi lo rechazara de aquella forma. Para su sorpresa, supo que podía ser rechazado por cualquier otra persona pero si él lo hacía, no resistiría un día más.

—Mi favorito. —dijo Eren al ver el interior de la bolsa.

—Lo sé. Si quieres un poco, los tazones están...—Eren se le había adelantado metiendo una cuchara en la mezcla y llevándola a la boca. Aún con la boca llena dijo:

— ¿Sabías que el helado nos hace felices? —Cerró los parpados dejando que sus papilas disfrutaran del dulces, Levi se obligó a verlo al rostro, Eren sí tenía ojeras y los ojos bastante hinchados. Ojalá me hubiera asegurado de romperle la nariz a ese idiota, pensó. —Activan alguna zona del cerebro que nos da placer y felicidad.

—Sí. Algunos de mis pacientes comen helado por mucho tiempo, meses incluso.

Eren le dio una media sonrisa forzada y rota.

—Gracias por el helado.

Después de que el castaño insistiera en hacer de comer por miedo a que la comida volviera a ser quemada, pidió a Levi hacerse cargo del papeleo que dejó botado por la noche. Cuando por fin ambos terminaron la comida de los platos y ambos lavaban la bajilla sucia, Eren pidió poder quedarse unos días con Levi.

—Claro, el tiempo que necesites. —no dudo en la respuesta.

—Tengo que llamar a mi editor, no le he contestado las llamadas, debe de estar como loco. —El último plato de porcelana blanca se comenzaba a escurrir, el castaño suspiró pesado dejando que se atrancara la respiración en la garganta. Levi estaba de espaldas acomodando las especias y limpiando la superficie de granito, le abrazó por la espalda escondiendo su rostro de la vista. —Gracias, por todo Levi.

— ¿De nada? Puedes quedarte el tiempo que quieras. —Contestó, el abrazo lo tomó de improviso. —Eres mi amigo, casi mi familia.

—Si... somos amigos.

Eren le soltó.

§•§

Ahí, en una esquina dentro del despensero, yacía olvidado con sus pastas gastadas y el lomo levemente polvoroso por el olvido, hacia al menos año y medio que había dejado de besar las manos que lo tocaban y ahora solo esperaba a quien le fuera útil.

SUNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora