Desde que era niña, Skuld Weasley no entendía que había mal con ella. ¿Por qué la muerte y la guerra parecían estar siempre a su alrededor?
La guerra final se acerca, y Skuld Weasley debe elegir un lado antes de que sea demasiado tarde.
[Harry Pott...
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| old friends |
Skuld suspiró, entrando de nuevo en el Gran Comedor, buscando con la mirada a Draco y sus amigos. Tras la guerra, nada había sido igual, ya que todos eran más felices, pero comenzaron a haber rumores extraños sobre los Malfoy, llevándolos constantemente a juicios, revisando la casa y dándoles de beber Veritaserum cada cierto tiempo, incluyéndola a ella. Probablemente los cuatro habrían ido a Azkaban si no fuera por Hermione Granger y Harry Potter, quienes testificaron a su favor, retocando algunas situaciones.
Pero la discriminación hacia los Malfoy y hacia ella seguían ahí, de cierta manera, aunque no la importaba en absoluto. Ella sabía lo que había ocurrido, nadie más que ella y su familia, y los demás no la importaban.
Y ahí estaba, en el Gran Comedor, cursando su séptimo año tras reconstruirse el castillo, acompañando a Draco y Hermione.
— Skuld.
Se giró, topándose con aquel chico que había sido uno de sus mejores amigos hacía ya años, más alto, con voz más grave y una ligera barba casi imperceptible. Él sonrió de manera incómoda, y ella devolvió la sonrisa con más seguridad.
— Dean.
— Y-Yo...– tomó aire–. ¿Has estado bien?
— Perfectamente, ¿y tú?
Él carraspeó, sin poder mirarla aún a los ojos, y asintió con la cabeza. Skuld suspiró.
— Quería pedirte disculpas – dijo–. Desde quinto, me dejé llevar por las apariencias y fui incapaz de acercarme a ti y apoyarte– carraspeó de nuevo–. Siempre has sido mi mejor amiga, y estuve enamorado de ti secretamente hasta sexto curso – soltó una risa nerviosa, y Skuld no supo cómo podría responder a ello–. Realmente lo siento, y entendería si ahora me mandaras a volar o...
— Te he extrañado.
Él alzó la cabeza, estableciendo contacto visual tras tanto tiempo, y sonrieron a la vez.
— ¡Dean, te estaba buscando!
Seamus Finnigan apareció corriendo, y se detuvo abruptamente cuando reconoció a la pelirroja.
— Un gusto verte de nuevo, Seamus – saludó, sin borrar su sonrisa.
— ¿Merezco pedirte disculpas? Fuimos unos tontos.
— Y yo una mala perra – asintió–. Lamento todo lo ocurrido, todo el daño que he podido causaros directa o indirectamente, he sido bastante mala.
— ¿Puedo abrazarte?– preguntó tímidamente Dean.
Tras años, los tres estaban juntos de nuevo, siendo otra vez esos chiquillos que se sentaban en el árbol del Lago Negro a charlar despreocupadamente, riéndose de cosas absurdas y practicando hechizos que leían en libros.
....
— Me he reencontrado con Dean y Seamus – comentó con emoción Skuld, sentada junto a Draco en la Sala Común de Slytherin–. Está todo bien de nuevo, mis amigos han vuelto.
— No lo digas demasiado alto que Blaise empezará de nuevo a llamarte mala amiga – bromeó el rubio, cerrando el libro de sus manos y dejándose en la mesilla, pudiendo así acurrucarse con la chica–. Me alegro por tí, sé que los aprecias mucho.
Skuld asintió, sin mirar a ningún punto en específico, con su mente viajando a viejos recuerdos en Hogwarts.
— Recuerdo – comentó–, que una vez hicimos explotar un libro de la biblioteca por accidente – sonrió–. Todos reímos, hasta que Dean recordó que él era el que había sacado el libro.
— ¿Se puede hacer explotar un libro?– preguntó el rubio con confusión.
— Al parecer sí.
Soltó una carcajada suave, alegre de que todo al fin pareciera ir realmente bien.
.....
— ¿Otra vez?
Skuld asintió, bebiendo de su batido de chocolate, mirando a los dos chicos frente a ella.
— Mellizos – comentó, tocando su vientre abultado–. Se llamarán Cassiopeia y Scorpius – canturreó con felicidad–. ¿Y a qué no adivináis quienes serán los padrinos?
— ¿Algún Weasley?– preguntó Seamus, jugando con una servilleta–. Zabini es el padrino de Leo – alzó un dedo–, Zagreus el de Altair, y Cloto el de Elnath – enumeró–. ¿Será Khronos? ¿Fred?
Skuld hizo un ruido indicando que había fallado.
— ¿Os gustaría ser los padrinos?
Ambos se miraron con emoción, y asintieron. De inmediato comenzaron a discutir sobre quién quería ser el padre de quién, y el debate amistoso terminó en que Dean sería el padrino de Scorpius, y Seamus el de Cassiopeia.
Eran sus amigos, sus amigos que habían vuelto tras un tiempo de estar separados, y no se arrepentía de hacer aceptado cursar su último año de Hogwarts tras la guerra, porque estaba segura de que jamás habría logrado reencontrarse con ellos, y jamás volverían a reír por absurdeces como la forma de las servilletas, el color de pelo de sus futuros hijos, o el embarazo sorpresa de Parvati Patil, la reciente esposa de Dean.