∞ Capítulo 28: El pasado de Glen

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La cama de Glen era bastante espaciosa, sobre todo cuando me quedaba en su enorme casa

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La cama de Glen era bastante espaciosa, sobre todo cuando me quedaba en su enorme casa. Casi todo tenía cristales de vidrio con toques negros, cafés y blancos en toda la casa.

Siempre pasaba solo, debido a que su padre era un hombre de negocios. Lo cual desde niño siempre tuvo que velar por sí mismo. Al menos por lo que me ha contado de manera superficial.

La habitación de Glen era grande, tan grande que sobrepasaba mi habitación, parecía una Suite de lujo, sobre todo cuando tienes una enorme cama, alfombra de terciopelo negro, algunos cuadros de pintura junto a algunas luces en las paredes, dando un ligero toque detallista, sobre todo a algunas fotos sacadas y colgadas en cuerdas de hilos café, sobre los lugares que había visitado —Teníamos algo muy en común, en sacar fotos de momentos únicos y colgarlas—

Ese toque de hombre en cada detalle de su habitación, tenía un escritorio de madera, junto a un enorme ventanal que entraba algunos rayos de sol, un enorme baño que tenía un jaccuzi, ¿Quién tenía un jaccuzi el baño? Solo los ricos, o bien un capricho de su padre, como me decía Glen.

Di un quejido estirándome por completa.

Luego escuché la voz de Glen.

—Vaya mi bella durmiente se despertó... aproveche de hacer esto. —Dijo trayendo una bandeja con el desayuno de ambos, jugo de naranja, con tostadas, huevos y algunas frutas, estando semi desnudo con algunos rasguños y algunos chupetones en su pecho. —¿Sabías que ayer te comportaste como una verdadera gatita? ¡por dios Nena...! me fascinas.

—Por favor, Glen no le repitas, no soy tan buena como tu... —Argumente teniendo un ligero rubor en mis mejillas.

—Claro que eres buena, la práctica hace él maestro o eso tengo entendido. —Mencionó dejando la bandeja en la cama para sentarse frente a mí.

—Lo que tu digas Glen... —Exclamé riéndome.

Llevaba una enorme camisa negra de cráneos de mi queridísimo Glen y mi cabello todo alborotado.

Saqué una de las tostadas las cual, al provocarla estaba delicioso.

—¡Esta muy bueno Glen! Cocinas de maravilla.

—Gracias Nena, y no es todo lo que puedo hacer... —sonrió dándome un ligero beso.

—Glen, quiero hacerte una pregunta... —Dije de manera curiosa—. Se que he estado solo dos veces en tu casa y esta es la segunda vez, pero... ¿no tienes fotos de tu madre?

Glen estaba bebiendo su jugo de naranja cuando al escuchar mi pregunta casi se atora con el mismo jugo, al parecer no le gustaba hablar de eso.

—La verdad, no sé a qué te refieres Nena, tengo fotos... —Dijo con un poco de nerviosismo, y desviando mi mirada.

—Glen, no es cierto, además la primera vez que conocí a tu padre se iba yendo al trabajo, pero no si antes de saludarlo, y a la vez presentarme y de decirle que con tu madre tienen un grandioso hijo, el rápidamente cambio de tema. Al parecer ambos no hablan de eso. Es como si estuviera prohibido...

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