C a l m a

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No te enamoras con el corazón, te enamoras con la cabeza.

No sientes mariposas en el estómago, solo son los efectos de los neurotransmisores.

El amor es solo una construcción social, es imaginario.

Jungkook sabía muchas cosas, había leído muchos libros, su cerebro estaba lleno de conocimiento, siempre fue un chico inteligente y realista, se había visto en la necesidad de madurar a una edad en la que nadie debería ser maduro.

Entonces estaba su madre, a las que tantas veces vio destrozada, llorando mientras sonreía. Y a su padre parado frente a ella, gritándole. Jamás se defendió, jamás hizo algo para frenar los maltratos. Pero tampoco hacia nada para merecérselos, sin embargo, estaba ahí, parada, con los ojos arrepentidos pidiendo disculpas. Jungkook jamás se quedaba a ver el final, porque su hermano siempre se lo llevaba a su cuarto a jugar videojuegos. Al día siguiente observaba a su madre darle un beso en la mejilla a su padre, mientras lo despedía cuando éste se iba al trabajo. Con una sonrisa dolorosa, y un cuerpo lleno de manchas moradas.

Jungkook se sentía confundido al escucharla decirle te amo a aquel hombre, se cuestionaba si eso era realmente amor. Nunca llegó a preguntarle a nadie por ello. Era muy observador, e inteligente, así que cuando cumplió catorce años lo comprendió, que el amor realmente no existía, que era solo un imaginario, una vaga ilusión que nublaba el juicio y la razón de las personas. El ser humano es tan dependiente de otros que acepta el dolor con tal de no quedarse solo. Ese delirio utópico en el que se encontraban era lo suficientemente fuerte como para hacerlos felices. Se suponía que el amor no debería doler, el amor debería ser algo hermoso.

Él jamás lo creyó.

Pero si el amor era una construcción social, y la misma sociedad se hallaba destruida, entonces, ¿El amor dejaba de existir también?

Observar la devastación del mundo lo hizo convencerse de que todo rastro de delirio amoroso había desaparecido, solo quedaba muerte y miseria. Solo quedaba na salida, y era tener fuerza, y la tenacidad para mantenerse con vida, no había de otra. Él tenía que sobrevivir.

Entonces conoció a Jimin.

Pequeño, débil y asustadizo, en un principio le salvó la vida por mera lástima, porque el pobre chico se veía tan indefenso que sentía que estaría dejando morir a un niño. Y Jungkook podría ser de todo, pero en el fondo aún conservaba su humanidad.

—Eres débil, los débiles mueren.

Esas habían sido las primeras palabras que le dijo, y aun con los notorios temblores que invadían su cuerpo y sus ojos que detonaban pánico. Le sonrió.

—Gracias —le había dicho, y Jungkook solo atinó a fruncir las cejas con confusión.

Pero el chico le recordó tanto a su madre que lo mejor que pudo hacer fue darse la vuelta y continuar su camino.

—Me llamo Jimin.

Se detuvo y se giró, notó como aun yacía sentado en el sucio suelo, estaba cubierto de cenizas, tierra y sangre. Le observo con detenimiento y reparó en la gran herida que tenía en la mano derecha.

—¿Cómo te llamas?, ¿Estás solo? No deberías estar solo, es peligroso. —la confusión aumentaba conforme el chico hablaba.

Es ridículo, pensó.

Observó como se ponía de pie con mucha dificultad, él ni siquiera hizo el ademan de ayudarle. Una vez reincorporado comenzó a caminar cojeando de un pie, buscando algo con la vista. ¿Qué está haciendo?, se había preguntado.

HECATOMBE (Apocalipsis I)- KOOKMIN Where stories live. Discover now