XII: LAS DOS CARAS DE FALABELLA

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—Esto está demasiado rico...

—¡Mira, Pandora! ¡Se ha abierto el portal, tienes que saltar conmigo!

—Esto está muy rico...

—¡Mira, Pandora! ¡Will Smith nos espera en el portal! ¡Ven, salta conmigo!

—Rico, rico. Demasiado rico...

—¡Voy a saltar, Pandora! ¡Ya me voy! ¡¡¡Se cierra se cierra!!!

Y salté hacia el portal, uno que me llevaba directo al lodo. Pandora y yo estábamos en el corral de Tocino; ella completamente desnuda tocando al puerco con mucha dulzura mientras yo me arrastraba en el fango tratando de atravesar un portal.

Estábamos en nuestras galaxias, escuchando la ultra voz del inconsciente...

¿Cómo llegamos ahí? Todo comenzó dos horas antes, en la cocina de Pandora...

. . .

—... Si ves un cáliz de flor con dos pelitos, eso indica que la planta es hembra y que está entrando en floración. Si ves que la planta tiene una especie de bolita, es macho, y si no queremos que las plantas se llenen de semillas, será mejor cortarlas cuanto antes. En este caso, nos favorece la hembra y no el macho.

Pandora se hallaba tras el mostrador de su cocina, dándome una clase demostrativa del cultivo 402; eso había leído en su etiqueta:

Muestra 402. Segunda ronda. Se reunían a las 4:20 de la tarde frente a la estatua del químico Louis Pasteur.

He de admitir que me pareció muy entretenido escucharla hablar sobre los pasos de crecimiento y consumo de la planta. Pandora parecía experta en el tema y su seguridad al hablar me tenía absorto. Se tomaba muy en serio el consumo controlado de la planta.

—¿Cuáles son los pasos básicos de cultivo? —me preguntó ella, tal cual profesora exigente, y yo le contesté como todo alumno aplicado:

—Crecimiento, trasplante, floración, engorde, limpieza de raíces, cortar y secar y... ¿Curado de los cogollos? —Solté la lista con cara de gilipollas embobado. Ella asintió en medio de una sonrisa.

—Te has saltado un paso; la prefloración, pero has estado excelente.

—Es un proceso bastante largo. No tengo la paciencia para hacer algo así —le dije mientras ella me daba a oler una cajita de madera llena de cogollos híbridos. Olía muy bien.

—Tú no tienes paciencia para nada —dijo y la miré con mala cara durante unos segundos, aunque no pude evitar reír. Ambos nos quedamos en silencio. Nos miramos a los ojos y no entendí qué había en su mirada. ¿Tristeza, nostalgia, miedo, angustia? No pude evitar preguntarle.

—¿Estás bien? Lolita me ha dicho que se te ve diferente en estos días. ¿Está todo bien? ¿Quién era aquella vagabunda? —De inmediato pareció tensarse. Apartó enseguida la mirada mientras acomodaba un poco las cosas que había traído para darme la clase de cultivo.

—¿Qué es lo que más te excita de una mujer? —preguntó de pronto, y me tomó por sorpresa. Había cumplido su cometido de despistarme y evadir la pregunta que le había hecho. Por un momento no supe qué contestar.

—Sus manos y pies.

Ella me miró con algo de asombro, o quizás curiosidad.

—¿Y un par de tetas qué? —preguntó con un tono capcioso.

—Por supuesto. Un par de senos siempre excitarán a un hombre, supongo. Pero me has preguntado qué es lo que más me excita de una mujer.

Pandora levantó su pierna y colocó el pie sobre la encimera de la cocina mientras me miraba con una sonrisa.

La Esquina de los FeosWhere stories live. Discover now