Capítulo 13
"- ¿No vas a abrir? – pregunto Maria.
- Sí, sí.- contesto y camino hacia la puerta quedándose de piedra cuando la abrió - ¿Alba?"
"Más temprano ese mismo día"
Alba se encontraba en el área de pediatría intentando encontrar a Natalia pero no hubo caso, la castaña no aparecía por ningún lado, es que se hubiese ahorrado mucho tiempo perdido si solo preguntaba por ella en el área de admisión, ya que la castaña ese día no trabajaba.
Alba retiro la historia clínica de Megan y fue hasta su despacho, debían hacerle demasiados estudios esa semana y no contaba con el franco de la pediatra, ni ella recordaba cuando fue la última vez que se había tomado un día de descanso. En esos momentos se sentía frustrada, el hecho de que ese día no pueda hacer ciertas cosas atrasaba todo más tiempo y lo que Alba quería era poder operar a Megan de una vez, la pobre niña hacía mucho tiempo que estaba con tratamientos, tratamientos que no dieron resultados o por lo menos no los que ellos esperaban. La doctora miro su reloj, sabía que no debía tomar ninguna decisión sin Natalia, así que llamo a los padres de Megan posponiendo la cita para el siguiente día, debía hablar con la morena pero no tenía manera de hacerlo y lo único que se le cruzo por la mente fue pedirle su número a Julia, ella si lo tenía, aunque luego de pensarlo unos minutos dejo esa idea de lado, Julia no le creería que solo es por temas laborales.
Luego de terminar todas las anotaciones y todas las cosas necesarias que debía hablar con la pediatra, Alba, se recostó en el sofá que había en su despacho, ese día no tenía pacientes y la guardia estaba demasiado tranquila, tan tranquila que seguramente podía cerrar los ojos y dormir un rato, ya que hace un par de noches que no está durmiendo muy bien. Y eso fue lo que intento hacer hasta que su busca comenzó a sonar, era de la guardia y solo tenía un 911.
- Nunca más pienses que una guardia está tranquila.- dijo en voz alta antes de ponerse la bata blanca y salir a toda prisa hasta la guardia del hospital.
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- Nueve horas, Manu. – se quejó la rubia mientras se quitaba el barbijo y el mono quirúrgico - ¿Dónde estaba tu traumatólogo estrella?
- Oh, vamos Reche. – le dijo imitando el gesto de la rubia – sabes muy bien que estas operaciones solo las puedes hacer tu.
- Si solo las puedo hacer yo, ponme en el lugar que merezco. – lo señalo con el dedo índice, Manu solo sonrió.
- Todavía te faltan años.
- Y a tu traumatólogo viejo le falta experiencia.
- Cuando termines el caso de Megan. – la rubia lo miro frunciendo el ceño – cuando cierres ese caso, hablaremos.
- No quiero hablar, quiero el puesto.- sentencio
- Hablaremos, Reche.
- Como digas.- la rubia resoplo y se fue dejando a su mismísimo jefe hablando solo, se sentía frustrada, no por tener que hacer la operación ella, no porque hace cuatro horas debía haber llegado a su casa, no porque seguramente tengo miles de mensajes de su prometida preguntando ¿Dónde demonios estaba?... no... se sentía frustrada por cosas que todavía no lograba comprender, cosas que le daban ganas de romper todo lo que tenía a su alcance.
Cuando llego a su despacho, comprobó que tenía no miles pero si cuatro llamadas perdidas de Lucia y un par de mensajes, volvió a dejar su celular donde estaba, tomo el pequeño bolso que guardaba en el armario, donde siempre tenía una o dos mudas de ropa, fue hasta los vestuarios y se ducho con agua caliente, necesitaba relajar su cuerpo después de haber estado tantas horas parada. Cuando volvió a su despacho para tomar sus pertenencias e irse a casa miro de reojo la carpeta del caso de Megan, sabía que tranquilamente podía hablar de eso con Natalia por la mañana, antes de la reunión con la pequeña y sus padres pero no podía negar que había algo en su interior que le pedía a gritos ver a la morena, al menos por cinco minutos. Antes de salir tomo la carpeta y se dirigió hasta la guardia, donde esperaba poder encontrar a Manu.
