Capítulo I

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(Cuando la nieve comenzó a caer, el pequeño niño se apartó del lugar en el que había estado de rodillas, permitiendo que el blanco regalo del cielo cubriese el cadáver de su madre. Había estado sujetando su cuerpo llorando en silencio, ante el cruel derramamiento de sangre, lo que había hecho que sus manos ahora se vieran manchadas de rojo. "La ha matado porque la amaba", era su única explicación razonable, aunque eso poco le servía para consolarse, o para darle una razón, para no liberarse y gritar)

Al observar por la ventana de su habitación, Cleopatra, siente por vez primera en su corta vida, un frío muy humano recorrerle la espalda, ella, quien había sido nacida en una cuna de oro, y ascendida como reina junto a su pedante hermano a una corta edad, en el imperio más rico que las arenas del Sahara hubiesen visto, temblaba como una niña pequeña al sentir que podía perderlo todo ese día, falleciendo humillada, en una tierra que no era la suya, lejos de la tumba que había construido su familia para su reposo, donde dormía su amado padre, con el que deseaba descansar por la eternidad.

El alboroto era sonoro, tantos gritos y gritos de burla y desesperación entre dos bandos que luchaban entre sí, señalando las llamas de los incendios que se alzaban más allá de la vista, llenando el cielo nocturno de un esplendor naranja de fuego y cenizas, mientras los hombres y mujeres que solo el día anterior le besaban los pies para alabarla, se esforzaban por tirar abajo la estatua bañada en oro que el Cesar construyó para ella, para que la adorasen y la vieran como él lo hacía, como una especie de diosa semejante a Venus, un insulto para aquellos que siempre la vieron como nada más que una extranjera.

Dejo entonces escapar un suspiro profundo desde sus pulmones, dándose el valor para enfrentar lo que venía, ahora que su preciado esposo Cesar había sido traicionado y muerto con veintitrés puñaladas en el cuerpo, dadas por sus propios amigos, los miembros del senado que hicieron fortuna con sus victorias en las tierras bárbaras. No obstante, no era que se sintiera triste por él, después de todo nunca lo amo realmente, a pesar de su atractivo físico, su enorme carisma para conquistar y el hecho que hizo cada cosa que ella le pidió, simplemente era el medio para un fin, ella necesitaba apoyo militar en una guerra civil por el trono de Egipto y el Cesar quería poseer a la que se consideraba la más hermosa de todo el mundo conocido, un buen trato en el que todos ganaban.

Aunque como siempre lo hacía, la así llamada reina del Nilo, se había logrado salir con la suya, el placer había sido agradable y los lujos no le faltaron, y de esa unión, además. que ni le molestaba, ni le admiraba, había nacido su tesoro más preciado, su querido hijo, al que los romanos insistían en llamar Cesarión, que no era nada menos que la luz de sus ojos, el heredero que envolvió en sedas lavadas en el Nilo, como lo había hecho su padre con ella. Era de piel mestiza, por la mezcla entre sus padres, pero el cabello oscuro que le adornaba la cabeza era señal irremediable de su linaje extranjero, al igual que sus ojos avellana y sus facciones ligeramente más duras.

Volteo entonces su mirada hacia el pequeño, que recostado sobre la cama, parecía haberse dado por vencido, extendiendo sus manos sobre el algodón tejido que habían traído también de Egipto, el mismo lo sabía, a pesar de solo tener diez años, que ahora muerto el Cesar, él se convertiría en el heredero legítimo del trono, una amenaza latente para Octavio, quien deseaba ser emperador más que otra cosa, y que pronto lo cumpliría, levantándose entre el senado, como la mejor opción, para gobernar a pesar de los esfuerzos de su madre para asentarlo como el nuevo emperador.

-No debes tener miedo querido hijo mío. - susurro Cleopatra acercándose a la cama. - no creas que tu madre no tiene una solución para esto.
(No sería la primera ocasión en que alguien trata de alejarte de mí).

-Aunque la tuvieras madre, hay tantas cosas que podrían salir mal, yo lo sé y tú también lo sabes, es por ello que tiemblas al ver el caos de allá afuera. - respondió el joven apartando la vista.

La Serpiente Del Nilo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora