Capítulo 5

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POV: Adara

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POV: Adara


¿Y ahora qué?

Fue lo que le pregunté a Enzo en el embarcadero en plena tormenta. Pero fue una pregunta que no necesitaba respuesta. Los dos sabíamos que teníamos que hacer.

Y ahora me encontraba de pie, en el recibidor. Era plenamente consciente —a pesar del miedo y el pánico que me atenazaban cada vez más— del sonido exacto del agua helada cayendo de mi pelo al suelo, el temblor de mi cuerpo al sentir el tenaz frío, los truenos de afuera, a Enzo como iba de un lado para otro asegurándose que toda ventana y puerta tuviese el pestillo de seguridad puesto, para luego, opacar la luz corriendo las cortinas y que todo quedara más oscuro.

—Maldita sea, no hay línea telefónica —maldijo con el teléfono en sus manos pasando por mi lado, y lo vi ir por un pasillo del recibidor, escuchar como abría una puerta y luego salía cerrándola.

Que no hubiese línea telefónica —y más aquí —era muy típico cuando había tormentas como ésta. O que Tommy se había encargado de que estuviéramos incomunicados. Temblé ante ese pensamiento. Mierda. Yo no tenía mi móvil encima. Lo dejé en la mansión de Roundstone. Y Enzo me había dicho que el suyo estaba inservible después de estamparlo contra el suelo.

—Solo utilizaremos velas —me informó sin apenas mirarme, cerrando otra ventana con el cierre de seguridad.

Asentí tiritando.

—Creo que están en la cocina —apunté, aunque indecisa.

Y me di la vuelta marchándome hacia el pasillo central. Apreté los dientes cuando escuché otro trueno, entrando en la cocina. Seguí a lo mío, rebuscando en los cajones. La angustia de no saber de los chicos estaba haciéndome mella. Tan profunda y caótica que empezaba a imaginarme lo peor, y que hacía que en determinados momentos me quedara sin aire. Porque sé que por mi culpa estaban aquí. Y todos estaban en peligro por mí. Enzo estaba seguro de que no se habían marchado de la isla y que dudaba que Tommy los tuviera como rehenes. ¿Entonces dónde estaban? ¿Por qué no se quedaron aquí? ¿Qué pasó realmente desde que Enzo me fue a buscar?

—¡Adara!

Di un brinco por la feroz voz de Enzo y me volví.

—Estoy aquí —le grité.

Escuché sus pasos acelerados y lo vi cruzar el arco de la entrada relajando su expresión llena de pánico con un suspiro.

—No te alejes de mí. Este es un lugar peligroso —me expresó intranquilo acercándose a la puerta de las bodegas, la cual, no me había dado cuenta que se encontraba abierta.

—¿La cocina? —me sentí confusa.

Enzo estaba totalmente en alerta, se asomó en la oscura bodega ojeándola. ¿Qué hacía?

El latido del deseo. Parte 1 [Deseo Éire #3] © (+18)Where stories live. Discover now