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Diez. Si, era la decima vez en la que Yusa empezaba a cabecear en su escritorio. A penas iban con la tercera clase y ella ya se encontraba casi durmiendo. Aunque a decir verdad, desde que esa mañana llego al salón, se fijo que ella ya se encontraba en el aula pero se encontraba completamente dormida con unas cuantas ojeras debajo de sus ojos y soltando pequeños suspiros, como si no hubiera dormido nada. No fue hasta que la despertó, al momento de escuchar la campana y como el profesor entraba a clases, que ella solo agradeció, se estiraba un poco y empezaba a "prestar atención" a todo lo que el profesor decía. Pero podía decir que se encontraba totalmente agotada. No sabía que había pasado en ese último mes pero en momentos como ese, podía empezar a preocuparse de que algo no estaba saliendo bien. Algo la estaba preocupando o algo estaba haciendo que no era capaz de dormir una noche tranquila.

Le lanzo un pequeño papelito en bolita que le pego en la cara y ella inmediatamente abrió los ojos. Miro a Takeru inmediatamente. Este solo alzo los hombros un poco preocupado y ella solo suspiro mientras negaba, rodaba los ojos y volvía a prestar atención lo que decía el profesor después de soltar un bostezo y rascar un poco sus ojos cansados. No había caso, por más que le quisiera preguntar, era imposible que ella diera su brazo a torcer, siempre ha sido así. Cuando algo le preocupaba o le molestaba, era imposible que ella dijera primero que era aquello lo que tato le hacía pensar y suspirar. Siempre había alguien quien le hacía sacar todas aquellas molestias de su pecho y ese era Ryoken. Hasta ese momento, siempre dependieron de él pero ahora que ninguno tenía una buena relación o eso es lo que realmente querían aparentar, realmente sería difícil.

A Takeru le alegraba que Yusa estuviera ahí con ellos pero que ella decidiera no contarle el porqué cada día se le veía más agotada y misteriosa de lo normal, no podía pensar en que ella probablemente no confiaba en ellos. Era doloroso de alguna manera. Se supone que eran amigos, se supone que aparte de Kogami, él había tomado el papel de mejor amigo.

No pudo evitar soltar un suspiro al ver que ella empezaba a cabecear, incluso ya no presto atención a lo que el profesor había dicho antes de que saliera del salón al momento que sonó la campana que indicaba la hora de descanso. Fue cuando ella esta vez, si se recargo en su escritorio y empezó a dormir, ignorando a toda persona que estaba a su alrededor. Solo algo como eso, ella era capaz de hacer.

Decidió levantarse y solo mirarla dormir con tranquilidad. Volteo a sus espaldas para poder caminar a la salida del salón e ir a buscar una máquina expendedora. Quería comprar un jugo para él y al menos, un café para ella, si es que ella quería seguir haciendo esas desconocidas locuras. Al momento que llego a la puerta, no pudo evitar ver que en ese momento, Spectre caminaba hacia algún lugar en ese porte elegante que siempre ha sido característico de él desde que se conocieron de niños. Este le miro de reojo y solo siguió su camino. Una idea se le ocurrió en ese momento a Takeru. Volvió a mirar a sus espaldas para mirar a Yusaku que seguía dormida, el suave respirar como los traviesos cabellos azules que en ese momento, caían con gracia.

Si ella no le quería decir la verdad, se encargaría de conseguirla de alguna manera.

--¡Espérame Spectre!

.o.

Jin casi escupía su jugo en el momento que Aoi llego a comer a su lado y le conto sobre algunas cosas que hablo con Miyu y con Yusa cuando fueron a visitar a Miyu y lo que ella les conto, aunque ya tenía bastante tiempo que fue aquello pero aun así, Aoi quería contárselo a alguien o realmente no iba aguantar más las ganas de golpear a los chicos enamorados y hacerles entrar en razón en ese momento. Escuchar algunas cosas más sorpresivas que otras, como saber que los padres de Yusaku estaban muertos, cosa que realmente no sabia y que la razón verdadera por la que ella se encontraba ahí, era porque sus abuelos necesitaban de ella y era más probable, que ella necesitara de ellos al saber que eran su única familia que le quedaba. Podía entender ese dolor Jin, al tener a su hermano y sus abuelos como los únicos de su familia. Justo como Takeru. Pero tal vez, lo que más le impresiono, es que ella ya se había besado con Kogami Ryoken y algo había cambiado en ella, aunque ahora más que nada, parecía un zombie que solo caminaba, comía y dormía. La había visto tan agotada en ese tiempo que empezaba a dudar lo que realmente hacia en esa ciudad.

No volveré a perderteWhere stories live. Discover now