Capítulo 1: Lo que lo desencadena todo

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Suena el despertador del móvil a las siete de la mañana de un día cualquiera. Con un manotazo torpe hago callar a Julio Iglesias y su bamboleo. Va a meses; un mes Julio Iglesias, otro Franco Battiato... He llegado a despertarme incluso con la canción del mariachi de Antonio Banderas. No lo recomiendo. Avanzo a tientas por este piso en el que no entra la luz del sol ni por asomo, ni en verano ni en invierno. Lleno con una cafetera de hace una semana mi taza de Watchmen (edición limitada comprada en Amazon) y le meto un quilo de azúcar, más o menos. Enciendo el portátil y mientras arranca Windows me quedo mirando por la ventana a la vecina de enfrente, que friega los platos de ayer. Mi primer pensamiento de la mañana es para ella. Y sigo la rutina de rigor: le echo un ojo a Twitter, pongo algún “Me gusta” en Facebook y respondo un par de correos electrónicos con un “LOL” o un “WTF?”.

Y llega el e-mail que lo desencadena todo.

El correo viene redireccionado de una antigua cuenta que había abandonado hace años. La compartíamos yo y una exnovia a la que ya había perdido la pista y la utilizábamos exclusivamente para comunicarnos por Messenger. Eso era antes de las redes sociales, el WhatssApp y las tarifas planas. El asunto del mensaje es: “How To Enlarge your Penis Naturally”, y lleva un archivo adjunto. Sé que cumple todos los requisitos para ser SPAM, pero no puedo evitar abrir el documento, empujado por los recuerdos de un pasado quizás mitificado. No lo hagan en casa. Tiene consecuencias.

El temor a un virus informático se desvanece rápidamente ante la imagen que aparece en la pantalla de mi portátil. Y me sobreviene un temor mayor, un terror, el fin del mundo, al ver una foto en la que salgo yo en un lugar en el que nunca he estado y con una gente a la que nunca he visto. Y no aparezco de cualquier manera, como quien pasa por ahí; estoy como pez en el agua. Es posible que usted, lector/a, piense que, bueno, en fin, uno no recuerda todos los sitios en los que ha estado ni toda la gente a la que ha visto. Pero no es eso. Es que es imposible que yo haya estado allí, porque hoy es jueves 23 de noviembre de 2012, y al fondo de la fotografía aparece un gran cartel luminoso en el que se puede leer:

¡FELIZ 2014!

No estoy aquí ahora (aka Freaky Life)Where stories live. Discover now