CAPÍTULO 10

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«Bien, puedo con esto», me animé.

Sólo los ignorare. No es gran cosa. Tan sólo es mi ex y la estúpida de su amiga. He lidiado con ex antes, esto no será diferente.

Salí del lugar con Astrid detrás. Miré hacia la sala, donde estaba Jesse charlando y jugueteando con Breison, un compañero de equipo, mientras su amiga los miraba sonriente. Tal vez sólo era mi imaginación, pero no parecía que el inglés la incluyera mucho. Jonathan se notaba más interesado en incluir a Emily que su mejor amigo.

Astrid mencionó que estaban peleados o algo así, puede que tuviera algo qué ver, pero, ¿qué habrá ocurrido entre ellos?

«Suficiente Morgan, no pienses en ello—me regañé—eso ya no es asunto tuyo»

Quise creer en mis palabras, pero era casi imposible mirar hacia ése lugar, analizando los movimientos de Jesse, buscando algún signo de exclusión hacia la rubia.

—Si no nos movemos de aquí nos verá —alertó mi amiga; sin embargo, una parte de mí deseaba que se diera cuenta.

—¡Ey, ey! ¿Qué hacen aquí? —a mí izquierda se postró el idiota mayor: Tyler. Quién, a pesar de ser el inicio de la fiesta, ya se notaba un poco entrado.

—Vinimos a divertirnos, ¿que no es obvio?

—Bueno, creí que te ocultarias en tu madriguera hasta junio—se burló el muy imbécil.

—Eres un idiota —bramé.

—Cielos, creo que alguien está malhumorada.

—Basta Tyler —pidió Astrid, pero el rubio hizo caso omiso.

—¿Qué? ¿Algo te molesta? —el chico me rodeó con su brazo y señaló la sección a nuestra izquierda, donde se ubicaba mi ex. —¿Dime Morgan que harás al respecto?

Lo empujé para apartar su repugnante anatomía de mí.

—Ve y drogate en otra esquina ¿quieres?

Él rio.

—Tranquila Morgan, me queda claro que ya no tienes la audacia de antes. La chica que te bajó al novio está ante tus ojos y no haces nada. Te digo que tengo fotos comprometedoras de la chica que te humilló en público y optas por ignorarme. —mojó sus labios. Metió sus manos a los bolsillos y soltó un suspiro. Después se inclinó un poco hacia mí. —Ya no tienes agallas.

—Tyler basta, ¿que te ocurre? —lo enfrentó Astrid, apartandolo de mí con un ligero empujón.

Una extraña mirada enfurecida y melancólica a la vez se alojó en los ojos del chico al enfocar a la pequeña chica, que parecía un duende junto a él. El cuerpo del sujeto era más ancho, músculoso y alto, por lo que había un contraste impresionante entre los dos.

ReflejoWhere stories live. Discover now