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Según Kunikida, los besos de Ango saben incluso más dulce que el chocolate, y se sienten tan suaves y pegajosos como el algodón de azúcar.  Amaba besarlo, llegados a ese punto entendía como Ranpo adoraba tanto lo dulce, una vez que sus labios y los de Sakaguchi se cruzaban, pasaban minutos o incluso horas hasta que Kunikida dejara de robarle besitos así como si nada.

  Ango no piensa negar que también le gustan los besos de Kunikida.  Sus labios tienen un particular sabor a fresa, son tan rojizos que parecen pintados y se sienten tan bien que, cada que Kunikida suplica por más y más besos, no puede negarse.

  El pastel de frutilla y chocolate es delicioso, en sí esa combinación es exquisita, el dulce pero ácido sabor de la fruta y el empalagoso sabor de el cacao se complementaban y suavizaban sin más.   Tal vez por eso el pastel favorito de Kunikida ahora era el de chocolate y fresas, porque le hacían recordar a los labios de su novio.

    Ango tenía sabor suave pero, si lo ansiaba, podría ser la fruta más ácida y amarga de el inframundo.

Cambiando de tema, a Ango le gustaba ver a Kunikida quejarse.  Muy de vez en cuando discutían, y eso le gustaba, pues con su lenguaje corporal podía ver como Doppo se sentía culpable de solo pensar en tocar a Ango de forma un poquititíto violenta.  Se encojía de hombros y miraba al suelo.  No sabía como defenderse cuando Sakaguchi empezaba una discusión, o una escena de celos, porque si, después de un año de volverse pareja, las escenas de celos aparecieron con muchas maletas, anunciando así que estaban ahí para quedarse por bastante tiempo.  Optaba por quedarse callado como si fuese un perro siendo regañado por su dueña.

  Kunikida está enamorado.  Ango solo quiere verlo sufrir y, si puede, sacar beneficio de hacer sentir mal al rubio.  Pero este estaba cegado, y era capaz de hacer lo que sea por el pelinegro.

air - kuniangoWhere stories live. Discover now