Capítulo 9

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El cuerpo de Sakura se ha estabilizado, su interior se encuentra calmo, sus mejillas se ven suavemente ruborizadas, y se puede percibir calidez en su piel otra vez. Posee una capa de sudor frío a lo largo de su tez. Ella ha vuelto. Con dificultad comienza a mover sus párpados, siente incomodidad de mover los músculos de su rostro. Intenta abrir sus ojos, le toma más tiempo de lo usual. Lo primero que observa es el techo blanco encima, percibe el aroma de hierbas medicinales, eso la confunde, no sabe por qué está acostada en la clínica.

«¿Qué ocurrió?».

Siente una respiración pesada a su lado, entonces se percata y llega a su nariz su aroma favorito, una mezcla balanceada de toques madera, intenso y embriagador como él. Con cuidado ladea su cabeza y se encuentra con esos ojos desiguales y encantadores a su parecer. La mira con atención, además puede notar alivio y cierto brillo que no había conocido antes en él, quiere llamarle por su nombre, pero no sale ningún solido de su boca. Observa el cansancio en su rostro y respiración, parecía que el pelinegro quisiera decirle algo a ella, pero a diferencia de sí misma no intenta abrir su boca, solo profundiza su mirada en la pelirrosa.

— Sakura-chan me alegra que estés bien. —dice Naruto acabando con ese breve y significativo momento—. No debes esforzarte. —le dedica una amplia sonrisa.

— Nos tenías preocupados frentezota. —Ino se acerca desde el fondo para poder mirarla de más cerca—. Tienes que descansar ahora, luego te explicaremos todo. —agrega notando el semblante confundido de su amiga.

— Será mejor que los tres salgan de la habitación. —dice con la potencia usual de su voz—. Como dijo Ino, Sakura debe descansar, y yo debo chequearla en paz. —le dedica una mirada molesta al Uchiha.

— Hmp. —cierra sus ojos por unos segundos y vuelve a mirar a la Haruno, ella le corresponde la acción.

Salen los tres mencionados de la habitación y dan la buena noticia a sus compañeros que se encuentran allí, quienes responden entusiasmados. Conversan entre ellos Hinata, Sai, Ino y Shikamaru, aliviados de que se acabara esta situación de incertidumbre. El Uzumaki se acerca a su antiguo compañero de equipo.

— Cumpliste tu palabra Teme. —con una sonrisa se apoya en la pared a un lado de él.

— Dije que lo haría Dobe. —responde sin mirarle.

— Será mejor que vayas a casa. —pone su mano sobre su hombro—. La verdad es que ya comienzas a apestar. —se ríe— Llevas más de dos días aquí. —el azabache frunce su ceño—. Será mejor que descanses y te cambies de ropa antes de volver, aún estás vestido como en la celebración. —apunta con sus dedos su ropa.

— No la voy a dejar. —responde fijándose que era el único con ese tipo de ropa.

— Me quedaré aquí hasta que vuelvas. —golpea en su brazo suavemente—. No le pasará nada a Sakura-chan mientras me quede aquí.

— Hmp. —suspira y comienza a caminar hasta su departamento.

No podía desconfiar de la seguridad del aspirante a Hokage, él siempre la había cuidado y estado atento a ella. Si no se hubiese casado con la Hyuga, estaba seguro de que él sería capaz de hacer feliz a Sakura. Entre esos dos existe una conexión muy fuerte, y mantienen una bella relación hasta el día de hoy, lo que envidia de algún modo, pues es natural el trato entre ambos, se ríen fácilmente y se cuentan sus asuntos sin reparos.

Se demora más de lo que deseaba en llegar, realmente está agotado, es extraño, porque aunque pasó mucho tiempo para su cuerpo, el sentía que habían transcurrido solo un par de horas en su mente. Come algo rápido, se da un baño que su cuerpo agradece, y luego se tiende en su cama a dormir, aún con la toalla atada en su cadera. Ahora que ella se encuentra bien, podría descansar.

La luz de la primaveraWhere stories live. Discover now