𝓣𝓻𝓸𝓲𝓼

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Llegó corriendo las tres cuadras que separaban el apartamento de Simon de la casa de Fiona.

Pensaba en qué iba a decir, no sabía qué, pero debía recuperar a su mejillas de manzana, era imposible, ya que probablemente no lo perdonaría pero era el sol de su vida y haría lo que fuese por él.

Tocó el timbre apresurado.

¿Y si no estaba en casa? O peor, ¿Sí estaba con Agatha? lo había visto en la universidad hablando con ella muy amable. Sí fuese la segunda opción no sabía cómo se sentiría.

Pensó en irse, tal vez no estaba en casa, sus piernas comenzaron a caminar mientras que su mente imaginaba escenarios para nada agradables de Simon reconciliándose con Agatha. Seguro ya se dió cuenta que no era suficiente para él.

Escuchó el sonido de la puerta para dar paso a un Simon en un estado tan deplorable o peor que el suyo.

Su cabeza comenzó a pensar en todas las disculpas que había maquinado mientras corría, todas queriendo salir al mismo tiempo, dando como resultado el que sólo le saliera un débil -Simon- mientras tenía según el mismo, cara de estúpido.

Vió el rostro del chico contraerse y cómo sus ojos trataban de retener algo que amenazaba con salir.

-Vete de aquí, Pitch- dijo con indiferencia clavándole una espada a mitad de su corazón.

¿Por qué había sido tan estúpido como para perderlo?

-Espera por favor, yo...-Vió cómo el chico estaba cerrando la puerta otra vez, no sabía qué hacer. En ese momento sentía que si esa puerta se cerraba se cerraría y Simon no volvería a salir, al menos no para él.

El desespero comenzó a inundarle, lo único que pudo hacer fue gritar la primera cosa que se le vino a la cabeza -¡Dame una sólo noche más!

Simón se había quedado en shock por un momento con su frase, así que hizo lo que quiso hacer inmediatamente el día después de que terminó con él.

Se acercó a él y le besó.

Simon se quedó en shock y lo empujó contra la pared del pasillo cerrando la puerta con el pie.

El chico lo empujó corriendo a su habitación.

-¡Simon!-salió en carrera detrás de él.

Escuchó la puerta cerrarse y trató de hacer fuerzas para abrirla, peleó con el chico a fuerza, pero un momento de error y escuchó el sonido del seguro siendo colocado, luego pasos, luego un peso cayendo en la cama y por al rededor de cinco minutos todo de quedó en silencio.

Hasta escuchar más claramente los pequeños sollozos que el chico estaba soltando.

Las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos en silencio, había lastimado a lo único que enserio le importaba y no parecía ni haber manera de arreglarlo, la había jodido, y mucho.

Su cuerpo fue cayendo recostado a la puerta, tocó con sus nudillos.

-Simon, ábreme por favor- dijo sin importarle si se estuviese humillando al pedir de esa forma tan desesperada. Si sus ancestros lo vieran le partirían la cara con garrotes con la frase grabada "los pitches nunca piden perdón"

Simon al otro lado de la puerta tirado en su cama llorando contra su almohada se sorprendió al escuchar las palabras del chico, pero no las palabras en sí, su tono de voz, el chico se oía tan destruído como él mismo.

Pero le había hecho daño, mucho y por más que lo amase no podía dejar que le dañará, aunque fuera el amor de su vida.

Y le dolía porque lo amaba, solo quería ir y besarle.

-Bueno-comenzó a decir Baz desde el otro lado de la puerta- sé que estás ahí, no te voy a pedir que salgas, sólo escúchame por favor-dijo respirando pesadamente para tratar de que las lágrimas lo dejasen continuar- Lo siento. Mucho. -Dijo dejando un intermedio de un minuto, Simon se encontraba procesando la información- Yo no quería decir eso, lo siento y sí, sé que por más veces que diga esto no voy a recuperarte, tal vez dañé todo para siempre. Nunca quise decir eso, cada parte de mi cuerpo quería decirte que era mentira, que te amaba; que te amo, ese momento. Escuché lo que dicen sobre nosotros. Yo no te merezco Simon, ellos tienen razón, soy un monstruo. Eres cómo el sol con esos rizos y yo siento que no sé que hacer. En estos días sólo quería que entrases por la puerta y me abrazaras, amo tus abrazos ¿Sabías?, Muchas veces siento que no merezco pero, soy egoísta y no te merezco pero nadie más lo hace tampoco, y te quiero sólo para mí, porque sin tí no tengo sentido. Perdóname por ser un imbécil y sé que te dañé y que no merezco tu amor pero, no me odies, es todo lo que te pido, no podría soportar algo cómo eso.

Simon, que se había acercado un poco más a la puerta con cada una de las palabras y qué ahora estaba recostado a la misma quería romper en lágrimas. Lo amaba. Baz lo amaba tanto cómo él lo hacía. El pelinegro casi nunca se lo había dicho y escuchar esas palabras había significado tanto.

Baz se asustó al escuchar el silencio de la habitación; ya no había nada que pudiera hacer, la había jodido en grande. Había intentado arreglarlo pero no pudo. Sólo esperaba que de verdad el chico no lo odiara. Se levantó para irse en unas horas tendría que levantarse para presentar su maqueta en la universidad.

Simón estaba sumido en un trance, pensando en lo mucho que quería besar a Baz sentir sus brazos al rededor de su cintura. Quería escucharle decir que le amaba, viendolo a los ojos mientras lo hacía. Escuchó la puerta abrirse y salió de golpe, Baz se estaba yendo.

Cuídate y mantente hidratado/a/e.
Les quiero.
All the love.

|𝔹𝕝𝕦𝕖| |𝕊𝕟𝕠𝕨𝕓𝕒𝕫|Where stories live. Discover now