Capítulo seis

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I keep thinking back to a time under the canyon moon

Septiembre, 2018

Hay un grillo escondido en unos arbustos cerca de la piscina. Está cantando, y la manita de Ernest se balancea junto a la de Lottie mientras juegan a encontrarlo.

El niño se dedica a arrancar las hojas de los arbustos mientras estudia con atención los lugares en los que el grillo deja de cantar cuando pasa cerca, entonces suelta la mano de su hermana, pone las manos en sus rodillas y se agacha, visualizando el terreno durante unos segundos con las esquinas de sus ojos arrugándose en el proceso.

Sentadas junto al agua en calma de la piscina, Anne y Gemma mantienen una conversación que ocasionalmente es interrumpida por Ernest, anunciando desde el lado contrario sus avances en la búsqueda del grillo escondido.

—¡Creo que está aquí! ¡'Emma! ¡Anne! —el diminuto dedo de Ernest señala un lugar en específico del arbusto, para luego distraerse haciendo pedazos la hoja que tiene en su puño—... A lo mejor sale si le doy una hoja —y entonces ignora las risas divertidas de Anne y Gemma para alzar su mirada hacia Lottie, esperando a verla aprobar su idea.

Acompañando al sonido del grillo, el mismo verso de la misma canción se repite en bucle una y otra vez, porque Phoebe y Daisy están dedicando la noche a perfeccionar un baile frente a la cámara del teléfono de una de ellas, apoyado en el alféizar de una ventana a ras del suelo.

Y citando las palabras exactas que Louis ha dicho al respecto: "Voy a darles la espalda, porque no puedo presenciar como mis hermanas se convierten en mi perfecta definición de la vergüenza ajena". Aunque, contrario a esas mismas palabras, Harry ha sido testigo más de una vez esa noche, de la manera en la que Louis ha estado echando vistazos largos por encima de su hombro solo para poder verlas bailar.

Así que ahí está, con una imperceptible pero constante sonrisa en su cara, sentado frente a una mesa llena de platos que a esas horas de la noche ya están vacíos, y con Doris dormida en su regazo.

Sus brazos rodean la cintura de su hermana mientras ella se acurruca en sueños contra su cuello. De vez en cuando, Louis sube una de sus manos para juguetear suavemente con la diminuta coleta de rizos que adorna su cabeza, y cuando Doris se despierta alguna vez que otra en busca de cambiar de posición, Louis le pregunta suavemente y en voz baja si prefiere que la acueste en una cama.

Doris siempre se niega, y acto seguido se acurruca un poco más contra el pecho de su hermano para volver a quedarse dormida.

Y entonces está Harry, sentado junto a ambos, con sus piernas cruzadas sobre la silla, manteniendo con Louis una conversación suave y prácticamente silenciosa mientras se dedica a masticar con calma las sobras de una barbacoa que apagaron hace un buen rato, pero que aún desprende un sutil aroma a carbón y asado que se mezcla con la humedad de la noche.

—¿Por qué siempre haces eso? —los ojitos cansados de Louis se abren camino entre la mata de rizos de Doris para posarse en Harry.

—... ¿Qué es lo que hago? —los dedos de Harry -y el trozo de pan que sujeta entre ellos- se quedan a medio camino de su boca solo para fruncir suavemente el ceño.

—Cortar trocitos de pan con los dedos en lugar de morderlo directamente —le dice—. Que lo hagas poco a poco no disimula el hecho de que estés comiéndote todo el pan que hay en la mesa, ¿sabes?

La voz de Louis se rasga y se vuelve más ronca cuando habla en voz baja, de la misma manera en la que lo hace cuando acaba de despertarse, y si Harry tuviera que elegir su sonido favorito, sin duda alguna sería ese.

we'll be alright · h & lDonde viven las historias. Descúbrelo ahora