61.

752 58 3
                                    

- Angie.
- Car...Carlos.- le miré sorprendida mientras que Nicolás se levantaba, dándole una calada a su cigarro.- ¿Qué hacés acá?
- Eso debería preguntar yo.
- ¿Vos?
- Pensé que te dolería más la ruptura, pero mirá donde andás.
- Carlos.
Pedro llegó hasta su amigo y le puso la mano en el hombro, haciendo que este se diese la vuelta, mirándole antes de apartarsela. Ahí me di cuenta que no tenía al Carlos que había conocido delante, sino a uno completamente bebido que nunca había visto.
- Mejor nos vamos.- Nicolás se puso detrás de mí, mirándole fijamente mientras tiraba el cigarro.
- No, todo bien, que se vaya él.
- ¿Otra vez querés que me vaya yo? ¿Viste como todo es tu culpa?
- Dale, Carlos, tomatela.- volvió a decir Nicolás y Claudia se acercó a mí, poniéndose a mi lado.
- Tomatela vos, gil.
- Carlos.
- Pedro, llévatelo de acá.
- ¿A mí? ¿A mí quién mierda me va a llevar? Sos una pelotuda de mierda que te pensás mejor por ser la amiga del Duki, ¿Pero sabés qué? No servís para nada.
- Ché, callate ya, salame.
- ¿O qué? ¿Me vas a pegar? Mándale, te rompo todo.
Nicolás quiso ir a por él, pero le puse el brazo delante para que supiese que no era buena idea. Estaba borracho, no había nada que hacer.
- Mejor nos vamos.
- Sí, dale, andate y volvé a ignorarme, ¿Por qué no contestas mis mensajes? ¿Ya andás con otro? ¿Ya te olvidaste de lo que teníamos? Dale, Angie, sólo fue la semana que no estábamos juntos, nada más. Yo te prometo que te seré fiel.
- ¿Te estás oyendo? Primero querés que me vaya, ahora que me quede, ¿Que mierda le dieron?- pregunté mirando a sus amigos.- Dale, andate de acá y dejá de joder, Carlos. Lo nuestro se acabó, andá con la otra mina y que ella aguanté tus quilombos.
- No me podés hablar así.
- Lo estoy haciendo.
- Carlos, basta.
- Angie, mejor nos vamos, dale.- Claudia se apresuró intentando moverme levemente del sitio, pero no había mejor momento para desafiarle. Cambié de idea.
- No, se tiene que ir él, él es el que siempre tiene que estar donde no lo llaman.
- Y vos nunca contestás porque seguro que te andás comiendo a otro aunque luego te hagas la pelotuda. "Ah, mirá, soy una pobrecita que no tiene un sitio donde caerse muerta y encima me engañó mi novio. ¿No doy pena?"- dijo imitandome.
- Y vos sos un pelotudo que no hacés más que controlar a la gente, siempre intentando que sea tan buena como vos pero no me aceptás como soy. Siempre preguntando donde estoy, siempre armando quilombo. ¿Sabés qué? Me arrepiento de haber tenido tanta pena que tuve que aceptar salir con vos.
- ¿Qué dijiste?
Nicolás intentó adelantarse cuando él se acercó enfadado hacia mí, cerrando sus puños a la vez que Pedro y otro amigo suyo evitaban que se acercase, agarrándole de los hombros.
No me había dado cuenta que en todo este momento, aunque no estábamos gritando, estábamos hablando tan alto que algunos se acercaron a ver qué pasaba y otros nos miraban de lejos.
- Te voy a encontrar sola y no va a ser igual, sin ningún gil que me agarre.
- No te dan las bolas.
- Carlos, basta.
- Y a tu amigo también, a los dos, los cago a piña.
- Basta.- dijo uno de sus amigos.
- Ché, ¿Qué pasa acá? ¿Te está amenazando?
Preguntó un pibe acercándose a donde estábamos, haciéndose paso entre la gente que había allá.
- Dejalo, no tiene el aguante para pelear y si lo hace contra una mina ya enseña el hombre que es.- dijo Nicolás, mirándole enfadado.
- La concha de tu madre.- le respondió Carlos.
- ¿Lo conocés?- me preguntó el pibe.
- Sí, sí, es mi ex.
- Porque la pelotuda no me quiere perdonar, sé cree mejor pero ya le bajaré los humos.
- ¿Te estás oyendo? Dejá de decir pelotudeces, Carlos, no sos así.- Pedro le agarró del brazo más fuerte, enfadado ya por la situación. Yo, mientras, sabía que no se atrevería a pegarme. Siempre buscaba algo por lo que discutir, pero sabía que no llegaba a eso.
- ¿Y vos quién te pensás que sos para hablarle así a una piba? ¿Qué pasa, te gusta pegar a las minas?
- ¿Y vos qué te metes, gil? ¿Querés que me paré también de manos con vos? ¡La concha de tu madre, Pedro, soltame ya!- intentó zafarse del agarre, pero no lo consiguió, enfadandose más.- ¡Todo esto es por vos, la concha de tu madre!
- ¿Angie?
Miré hacia el grupo de personas que nos rodeaba, algunos hasta tenían el teléfono a punto de grabar así tenían un vídeo de una pelea que seguro que luego subirían a sus redes.
Entonces le vi y todos le miraron a él. Nicolás parecía relajarse, sabía que ya no estaba completamente solo.
- ¿Qué hacés acá?- preguntó mirando luego a Carlos.- ¿Todo piola?
- Sí, vos tranquilo.
- ¿Segura?
- Ché, ¿Te querés ir? ¿No la oíste? Déjanos hablar ya, gil.- le miré sorprendida a Carlos. No esperaba que le dijese eso al que se supone que era su ídolo.
- ¿Y vos qué onda? ¿Te crees piola por hablar así?
- Mauro.
- No, no, ¿Te estaba hablando a vos? ¿Él te decía que te iba a cagar a piñas?- preguntó mirándome ahora a mí y yo miré a Carlos. Entonces Mauro fijó sus ojos en él.- ¿Vos querés pelear? Dale, peleemos, gato.
- Te rompo todo eh.- pero le tenían agarrado aún.
- Dale, gil, si sos valiente para decirle eso a una mujer sos valiente para pegar, dale.
- Mauro, basta.
- Soltame, sueltenme que se repudrió esto.
- ¿Qué flashas, amigo? ¿Estás bien de la cabeza? ¿Qué mierda hacés queriendo pegar a una mujer? ¿Buscás bardo?
- Mauro.- le agarré de la manga de su buzo cuando vi que iba a dar un paso hacia delante para acercarse a él. Él me miró y vi que estaba molesto.- Dejalo, ya fue.
- ¿Ya fue? Te voy a ver sola y no va a ser así, vos sabés que yo me lo banco todo menos que seas la víctima de nada. Andás de niña buena y luego sos una pelotuda más que no sabés hacer nada sin un pibe al lado, no sé ni cómo me fijé en tremenda pu...
Y cayó encima de sus amigos a la vez que los teléfonos comenzaban a grabar y el pibe de antes tiraba de Mauro hacia atrás antes de que Nicolás llegara a él para ayudarle, dejando que Claudia se encargará de llevarme lejos de allá.
- Dale, Angie, vámonos.- dijo tirando de mis hombros hacia atrás mientras yo caminaba despacio, buscándole con la mirada entre toda la gente que había allá.
- ¿Dónde está?
Pregunté cuando ya estábamos lejos. La miré y ella me desvió su mirada, llevando sus ojos hacia atrás, donde la gente de juntaba más y corría a ver. De ahí, salió Nicolás buscándonos hasta vernos.
- ¿Estás bien? ¿Las dos bien?- preguntó.
- ¿Qué pasó?
- Nada, lo sacamos de allá. De él pelotudo se encargaron sus amigos.
- ¿Es joda? ¿Lo grabaron?
- Creo que no, pero mañana se verá.
- ¿Dónde está Mauro?

Piensa En Mí (Duki)Where stories live. Discover now