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Gen sabía que en algún momento se le haría esa pregunta, no esperaba que tan pronto aun así.

— ¿Acaso eres posible de evitar? —contestó, no de mala manera, mientras se refregaba la cara.— Discúlpame, soy muy sensible al frío y estás épocas me enfermo mucho.— En parte era verdad, a esto él dio un pesado suspiro.

— Ya veo... —Posó las manos atrás de su espalda, apoyándose en estas y mirando hacía arriba.— ¿Te estoy molestando?

A Asagiri le sorprendió esa pregunta.

—Nononono, para nada, ¿por qué dices eso?— exclamó, agitando las manos.— Me tomaste por sorpresa, simplemente...

El silencio le contestó a Gen, inundando el ambiente de incomodidad y tensión; no sabían que decirse, las palabras no eran transmitidas y las ganas de hablarse quedaban opacadas por la timidez. 

— No me gustan las cosas inconclusas, no pienses que me iré de aquí sin que arreglemos las cosas que te molestan. —Dijo sinceramente el menor.— Me intriga saber que es lo qué te sucede.

Las ideas se revolvieron en la mente del mentalista. "Simplemente me cuestiono mis sentimientos hacia ti, y soy demasiado cobarde para mirarte a la cara mientras pienso en que me haces falta para sentirme a gusto". Bueno, claramente no podía decir eso.

Peroo...

— Bueno, a diferencia tuya Senku-chan, yo no te responderé con un "nada" cortante que te dejé insatisfecho. —Pensaba sincerarse. Parcialmente.— Dime, ¿estás saliendo con Kohaku?

Vaya, no agrego el honorífico -chan en el nombre de ella.

—Sí. ¿Tienes algo con eso?

—Para... Nada. —Tragó saliva.— Solo que... Me perturbaba el que ella me lo echase en cara... Pensé que era... Bue-bueno, yo-.

Lo confirmó, como si nada. Tampoco era de extrañarse, pero fue un golpe en Gen; lo dejó sin palabras, atónito, aunque en parte ya lo sabía... Le costaba aceptarlo. Tenía que reponerse o sospecharía, no es para nada, nada, nada tonto y algo intuiria si su comportamiento fuese extraño.

Enseguida se levantó y colocó sus manos juntas como era habitual en él. Su cara seguía en baja temperatura y no se sentía particularmente bien.

Pero, lo miro desde arriba, asomándose, y le dijo:

— Me alegra que estés bien. —Con una sonrisa en su rostro.— Al parecer no me tuve que preocupar tanto por ti. Estás en buenas manos, cuida a Haku-chan, lo merecen un montón.

Senku notó como en un segundo, su corazón se aceleró. El bicolor había tapado el cielo, pero parecía parte de él, como si su sonrisa no le tuviera que envidiar al sol.

Apenas el mayor se enderezó y dio vuelta, una expresión de dolor y decepción calcaron su mirada, un suspiro mudo musitó, y, observando sus propios pasos, se fue. El cambio de facciones había sido sorprendente sí el único testigo no hubiera sido el viento.

Se paró, sin voltear, y mencionó: — bye-bye, no te quedes mucho tiempo o te resfriarás.

///

Los días más heladas del invierno venían sin cuidado, atormentaban a toda la aldea pero no impedían su prosperidad.

Aunque pareciese que todo transcurría normalmente, a perspectiva todo estaba mal. Gen estaba volviendo en cada momento a la situación, analizándola y deprimiéndose al respecto. Senku igual, pero sin lo último; él más bien estaba confundido.

Ishigami pensaba haber llegado a una conclusión después de ver la obviedad del bicolor, pero en parte se sentía muy extraño.

Por su parte la simple Kohaku cumplido su cometido estaba contenta.

Y así los días siguieron pasando, la tensión entre los dos mencionados era notoria, sin embargo nada parecía arreglarse: solo se rompían los lazos que habían formado, reemplazados por la impotencia.

Esto atormentaba un montón al menor. Ishigami no era este tipo de persona, él no tenía ganas de estar pasando por esto. A pesar de ser un erudito, seguía siendo un adolescente, que quiera o no tenía ese tipo de problemas, aunque los viera tan pero tan innecesarios.

Estaban sentados en el mirador, aquel observatorio casero que le regalaron para su cumpleaños. Los cabellos rubios de la ojiazul caían en el pecho de Senku, estaba apoyada en él.

— ¿En qué piensas?

—... — El cuestionado cerró un poco los ojos. — Me pregunto si seguiremos en esta incómoda posición mucho tiempo.

Ella se separó y le brindó un puchero.

— ¿Qué? —preguntó divertido.

— Mfn. —A Kohaku se le seguían tornando rojas las mejillas cuando estaba con su pareja a pesar del tiempo.

Mientras tanto el raro bicolor cabello de Gen se revoloteaba. Estaba sentado un poco fuera del lugar, como descanso de los paseos nocturnos que da a veces. Seguía haciendo frío, pero parecía hacer mucho más desde hace un tiempo.

Se sentía tan insatisfecho que se había planteado volver al Imperio de Tsukasa, bueno, los traicionó, así qué...

¿Irse?... No, imposible, moriría pronto.

¡Qué ridículo! no podía actuar por sus sentimientos, se supone que tenía aprendido no hacer eso. "¡Soy un mentalista!, ¡temanme!". Ugh, Senku había deformado estas palabras tan marcadas en él. Ahora en cambio había caído a un sendero de emociones, donde predominaba el "amor" y desde luego, no era capaz de cambiarlo. Y lo frustraba. Un montón. Estaba solo, y odiaba el clima del ambiente.

Kohaku volteó a ver las estrellas nuevamente; esta vez no se regocijo en su pareja sino que en sus propias piernas.

— ¿Notas a Asagiri Gen algo extraño últimamente? —preguntó.

— Sí, creo que se enamoró de ti y está triste porque salimos. —Senku había llegado a esa conclusión.— Es decir, le dijiste que salíamos, no te creyó, y cuando yo se lo reafirmé concluyó sus dudas y está molesto, o deprimido. Lamentablemente no puedo hacer nada por él.

— ¿¡Qué!? —la rubia se exaltó.— ¡Pensé qué...!

Quizás tenía razón y todo fue un malentendido, ahora Kohaku se sentía un poco mal.

— ¿Qué? —poniendo el dedo índice en su oreja.— Es obvio, ¿sino por qué se puso raro después de este tipo de problemas?

— Ya veo, te preguntó sí estabas de pareja conmigo, y como eres tan directo imagino que se lo dijiste sin rodeos. ¿Cómo sabías que yo se lo conté?

— Él me lo dijo. Además escuché cuando se lo gritaste. ¿Se te había confesado o algo?

— Eh... —Sí Kohaku le decía la verdad, probablemente el científico se enojaría. Emparejarlo con un hombre y hacer todo ese espectáculo...— S-sí, pero obviamente lo rechacé, fue... un poco insistente, eso es todo.

— Ya veo. —Las cosas encajaban, pero, algo le molestaba. Y no sabía qué era.— Bueno, es mentalista, seguro sabrá cómo deshacerse de esos sentimientos en un rato, espero que no disminuya su eficiencia. Seguro también piensa en hacerse un harem, ese Gen...

¿Harem? pensó la ojíazul.

— No sé qué es eso, pero yo te quiero solo a ti. —sonrió, y aunque no lo hubiera visto, el aclamado se percató igualmente.

—Uhm. Gracias, yo... —El reflejo de las estrellas y la oscuridad  no le dejaban ver a Kohaku claramente.— También.

Seguían cayendo al piso. Gen odiaba que la cara se le pusiera fría cuando lloraba en ese invierno brusco; pero no podía evitar hacer ese descargo, el frío empeoraba todo. Siempre fue una persona enfermiza. Pero ahora, la enfermedad no era tan simple de curar, y los síntomas cambiaban sus facciones a unas de tristeza involuntaria, pero remarcable.

Tenía que volver adentro.

Que miserable.











Komorebi | SengenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora