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estaría bueno que leyeran este capítulo con algún instrumental de fondo :D

Estaba en medio del bosque. La brusquedad del viento chocaba con su cara en contra-dirección. No tenía claro a dónde se dirigía, sabía que buscaba, a quién buscaba. Lo único que su instinto gritaba era correr para satisfacer aquel deseo que parecía inalcanzable e imposible. Hace días que emprendió su búsqueda, pero no habían señales.

Gen...

Su cara le parecía muy linda porque le gustaba. Sus palabras chocaban de mayor forma porque le gustaba. La presencia, la mera existencia, su respirar y palabras, su sarcasmo e ironía, particular sentido del humor, pretencioso, le encantaba cada parte de la constelación llamada Asagiri Gen. Era la luz que le faltaba para llenar sus más profundos delirios.

Quería abrazarlo, decírselo, disculparse. Necesitaría mucho tiempo para cometer la catarsis que carcomía el sentido lógico de un científico. Tantas cosas que hacer, que realizar, tanto que amar que rebalsaba la excitación de tan solo llegar a hacia él.

Se cayó más de una vez, giraba su cabeza de lado a lado, reprochando su ira en ganas y sus ganas en Gen. Ah, se sentía tan extraño querer tanto a alguien, Kohaku fue aquella piedra que no lo había dejado seguir, pero pudo surgir diamante de aquella roca y dejar que brille por su propia cuenta. Estaba todo listo, ya no tenía arrepentimientos o dudas, cambió su manera de pensar debido a los caprichos del destino y estaba seguro de no querer dejarlo ser el único caprichoso. También quería de ese lujo, amar.

En un radio de la aldea, el reino científico y las probabilidades de lejanía, recorrió cada rincón, sudaba de la agitación y no pensaba detenerse.

De manera injusta y culpable, cada escena, recuerdo, pasaba por su mente. Desde las peleas hasta las situaciones en dónde caía por completo por Gen. Sentía una impotencia, frustrante que hacía que su pecho sintiese un vacío inconmesurable hilado a la total negación de que NADA malo le haya pasado al susodicho.

Entonces, tras tanto dolor, sufrimiento, confusión, y azares del universo, pudo ver la bicolor cabellera de un particular mentalista destacando entre la yerba.

La epifanía llenó cada parte de su cuerpo. Asagiri estaba aparentemente sentado, moviendo mucho sus brazos, podía sentir algunos quejidos. Pero en cuanto sintió la presencia contraria, giró sorprendido

— ¡Gen! —lo único que atinó a hacer fue abalanzarse cayendo de lleno a su sorprendida cara.

— ¡Ou, ou, ou! —estaba sumergido en las hojas, Asagiri Gen estaba abajo de él con muchas flores alrededor indicando lo lindo de la primavera. En cuánto distinguió quien era, suspiró en total alivio.— Sen-Senku-chan, deberías ser más cuidadoso...

Habían pasado días, semanas, buscando respuestas, su garganta estaba llena de palabras que dedicar, tenía una sonrisa de total éxito y no pudo evitar sollozar de manera silenciosa.

Gen sonrió calidamente, como un sonido dulce. Se podía ver a la perfección su cara debido al reflejo de luz que se filtraba a través de los árboles. Entonces, extendió sus brazos y cayeron en un tan, tan esperado abrazo, que hasta la estación venidera debería estar celosa de lo sucedido.

Por alguna razón su boca no producía ningún ruido, solo podía apreciar el momento.

— ¿Así de desesperado estás? —Gen hizo una cara de victoria.— ¿Sabías que es muy vergonzoso que me tengas encerrado con solo tu cara de vista? no deberías ser tan egócentri-—entre sonrojo, Senku, lo calló.

Hizo que dejará de hablar sellando la increíble tensión. Besó aquellos labios agudos, con una mano en su cara y la otra apoyándose; sentía al contrario tan frágil pero al mismo tiempo apoyó todo su peso en él, físico y emocional. Ahora lo compartían, podían alardear de la perfecta combinación resultada de meses de vaivenes emocionales. Gen tenía sus brazos en la nuca del ojirubí, como sí no quisiera dejarlo ir.

Komorebi | SengenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora