13. Los Profetas de la Furia

113 30 1
                                    

Sin detenerse, ni bajar la velocidad en ningún momento, Vincent Hardy salió del geriátrico sin despedirse del Padre Esteban y sin siquiera responder al movimiento de cabeza que le hizo el guardia de seguridad que lo había dejado entrar

Hoppla! Dieses Bild entspricht nicht unseren inhaltlichen Richtlinien. Um mit dem Veröffentlichen fortfahren zu können, entferne es bitte oder lade ein anderes Bild hoch.

Sin detenerse, ni bajar la velocidad en ningún momento, Vincent Hardy salió del geriátrico sin despedirse del Padre Esteban y sin siquiera responder al movimiento de cabeza que le hizo el guardia de seguridad que lo había dejado entrar.

El Detective subió a su auto y activó la sirena. No era probable que se cruzara con alguien en la ruta hacia Krimson Hill, pero no perdía nada siendo precavido.

A pesar de que siempre le daba lata respecto a precisamente esa "pequeña" infracción, Vincent tomó su teléfono y llamó a Rebecca, quien lo atendió casi al instante. Ella había estado esperando su llamado y había decidido optar por un lugar más privado para poder tratar el tema del momento con total libertad.

—Dime lo que sabes —dijo él sencillamente, poniendo el teléfono en altavoz y dejándolo en el soporte del celular que había instalado precisamente para ese tipo de situaciones.

—Es exactamente lo que temíamos, han tomado todas las pantallas de la ciudad, incluso las pantallas gigantes del centro —comentó Rebecca con cansancio mientras se refregaba los ojos—. Estamos recibiendo llamados desde distintas partes del país preguntando qué diablos está pasando, incluso de los peces gordos de Londres.

—¿Y qué es exactamente lo que pasa?

—De momento... nada. Simplemente están allí parados, sin mostrar sus rostros y en silencio. Burton todavía no abrió su bocaza, creemos que está inconsciente, pero no podemos asegurarlo.

—¿Dónde estamos con la búsqueda?

Vincent esquivó un auto que iba a una velocidad bastante baja para tratarse de un camino de acceso a la ciudad y al hacerlo casi choca de frente con un camión, el cual esquivó a duras penas, no sin ganarse unos bocinazos y unos cuantos insultos por parte del conductor.

—Pusimos a la gente de informática a rastrear la transmisión, pero no han podido dar con el rastro aún.

De repente, los pocos oficiales que quedaban en la estación comenzaron a cuchichear y a moverse para todos lados, lo que llamó la atención de Rebecca, que salió del pequeño cuarto de limpieza en el que se había metido hablar y se dirigió nuevamente hacia el televisor.

—Un nuevo Rampage ha aparecido en la pantalla y parece que se está preparando para hablar —informó la detective, deteniéndose un segundo para tragar saliva—. Apúrate, Vincent.

—Entendido —respondió este sin más y colgó la llamada.

Sin embargo, se tomó algunos segundos para tocar algunos botones en la pantalla del GPS integrado al auto, activando una modificación que él mismo le había hecho. En cuestión de segundos, la imagen de aquel grupo de Rampage reunidos alrededor de Michael Burton apareció en la pantalla, justo cuando Vincent pasaba junto al cartel que rezaba: "¡Bienvenido a Krimson Hill!"

Krimson Hill: Ciudad de la FuriaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt