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17 | ¿Quién eras antes?

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17 | ¿Quién eras antes?

El viento golpeaba repetidamente mi rostro cada vez que corría con más fuerza. La obscuridad y la neblina no hacía que eso me distrajera de mi objetivo. Mi misión.

La joven chica rubia que estaba a unos metros adelante mía corría como si su vida dependiese de ello. Por qué así era.

Ella tenía una herida en el hombro y una gran cortada en la pierna que le hacía disminuir la velocidad. Sonreí de lado a estar más cerca y me arrojé encima de la chica. Está me gruño e intento hacerme daño con sus filosas garras, pero yo golpe su mano antes de que me tocará el rostro.

—En serio no vale la pena luchar, aún así saldrás muerta de esto...— Hablé a lo bajo mientras la sostenía contra el suelo.

—¡Todos en tu internado están locos!— La chica rubia me grito—¡Ni siquiera hice nada! ¡Aquella pequeña niña tampoco hizo nada y aún así la asesinaste!.

Mi mirada se puso sería y un dolor invadió mi nuca. Parpadeando me alejé y mire mi espada en el suelo, con rapidez la tomé y cuando la chica estuvo a punto de levántense. Yo corte su cuello dejando que en chorro de sangre saliera de este.

El líquido carmesí esta en mi ropa y rostro.

Mire el cuerpo de la chica en el suelo y me agaché. Mire mi espada llena de su sangré y la limpié en su blusa.

Sonreí al ver lo brillante que era mi espada. Ya no tenía la asquerosa sangre de aquella chica.

[...]

—¡Por favor ya basta! ¡Te lo suplico no le hagas nada!...T-te lo suplico.— La señora se arrodilló ante mí y tomó la punta de mis zapatos mientras me miraba con súplica.

Chasque la lengua y le di una patada para que se alejara de mí.

—¡Al parecer tú también deseas morir!.— Dije mientras la amenazaba con la mirada.

Mire a su hijo quien apenas y podía respirar en el suelo. Cuando apenas me iba a acercar para enterar mi espada en él su madre habló.

—No tienes por qué hacerlo...— Sollozó— Es lo único que me queda, por favor no me quites a mi pequeño hijo. No quiero estar sola otra vez, no podría soportarlo. Yo lo quiero mucho...no me quites a lo que más amo...

Miré al cuerpo de su hijo y me congelé.

»¡Qué demonios haces! ¡Ya basta! ¡No lo hagas! «

Me quejé de dolor y tomé mi cabeza.

Un pitido sonó y mire mis manos llenas de sangré...¿Qué había hecho? ¿Por qué hago eso?.

OLD SOUL | Derek Hale.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora