XXXII

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Maggie se despertó sujeta al lomo del pegaso que la llevaba. Le había murmurado que iba a dormir un rato y aunque el pegaso al que había llamado Gart en el Campamento, Maggie tomo su respuesta como un si, escucho a Reyna gritarle a Pegaso, el señor de los caballos voladores. A medida que se acercaban al Campamento Mestizo durante las horas previas al amanecer del 1 de agosto, vieron seis onagros romanos. Incluso a oscuras, su revestimiento de oro imperial relucía. Sus enormes brazos de lanzamiento se inclinaban hacia atrás como mástiles de barco escorados en una tormenta. Cuadrillas de artilleros corrían alrededor de las máquinas, cargando las hondas y comprobando la torsión de las cuerdas.

—¿Qué son esas cosas? —gritó Nico.

Él volaba a unos seis metros a su izquierda montado en Blackjack, el pegaso de Percy.

—Armas de asedio —dijo Reyna—. Si nos acercamos más, pueden derribarnos.

—¿A tanta altura? 

A la derecha de Reyna, el entrenador Hedge gritó desde el lomo de su corcel Guido.

—¡Son onagros, muchacho! ¡Esos trastos pueden pegar más alto que Bruce Lee! 

—Señor Pegaso —dijo Reyna al corcel que la llevaba—, necesitamos un lugar seguro para aterrizar. 

Pegaso pareció entenderla. Giró a la izquierda. Los otros caballos voladores lo siguieron: Blackjack, Guido, Gart y otros seis que remolcaban la Atenea Partenos atada con cables. Mientras rodeaban el margen occidental del campamento, Maggie contemplo con una gran sonrisa su hogar, aunque se borró cuando vio a la legión que bordeaba el pie de las colinas orientales, lista para atacar al amanecer. Los onagros estaban dispuestos detrás de ellos formando un amplio semicírculo a intervalos de trescientos metros. A juzgar por el tamaño de las armas, se podía calcular que Octavio tenía suficiente potencia de fuego para destruir a todo ser vivo del valle. 

—Allí —Nico señaló hacia el estrecho de Long Island, donde las luces de un gran yate brillaban a cuatrocientos metros de la costa—. Podríamos aterrizar en la cubierta de ese barco. Los griegos controlan el mar. 

𝐅𝐎𝐑𝐓𝐔𝐍𝐀 𝐆𝐑𝐈𝐄𝐆𝐀 ━━━ Reyna Ramirez-ArellanoWhere stories live. Discover now