Capítulo Veinticuatro

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Era el último día de aquella ceremonia absurda. Los vampiros estaban reunidos, charlando en grupo en el salón principal.

Parecían disfrutar de aquello o al menos fingirlo muy bien. Otra vez los mozos repartían copas de champán, pero también vasos con sangre. Reprimí una arcada con solo verlos y caminé entre los distintos grupos, en busca de Daniel, por si había venido a pesar del hombro roto.

– Vamos... Cálmate... Ya encontraremos una forma de solucionarlo– oí que le decía Destiny a Godric, en un rincón de la sala.

– Somos la vergüenza de nuestra familia– decía él negando con la cabeza.

Parecía visiblemente angustiado, con la vista clavada en el suelo y sus gruesas cejas fruncidas.

– ¿Qué le pasa? – le pregunté a Destiny hundiendo las manos en los bolsillos.

– Lo que faltaba. Nuestro estatus ya es tan bajo que los humanos piensan poder ser nuestros amigos– suspiró Destiny sosteniéndose el puente de la nariz.

– ¿Van a contarme o no? – le pregunté entrecerrando los ojos y estudiándolos a ambos.

– Ya están las clasificaciones– soltó Godric mientras tomaba de la fuente de uno de los mozos un vaso de sangre– nuestra familia quedó anteúltima–

– ¿Qué? – pregunté abriendo mucho los ojos– Lo siento... Creo–

– Estamos perdiendo nuestras habilidades ¿Será una enfermedad o algo así? – dijo Godric con mala cara.

– Somos vampiros lo cortó Destiny- nosotros no nos enfermamos, si lo hacemos, es porque algo nos debilita...–

– ¿Alguien pudo haberlos envenenado para la competencia? – inquirí inocentemente.

– Imposible... Solo bebimos sangre de nuestra reserva de bolsas– negó Destiny mordiéndose el labio pintado de rojo oscuro– investigaré lo sucedido, estoy segura de que debe haber una buena explicación para esto–

– Si ustedes están en el penúltimo lugar ¿A quién le fue peor? – les pregunté.

– Los Leblanc– dijo Godric amargado– no solo seré un vampiro de bajo rango, si no que seré la mano derecha de un vampiro peor que yo–

– Cornelius es poderoso– lo cortó Destiny– su puntaje fue uno de los más altos después del de Thomas Dumont y el resto de los concejales–

– Sí, pero no fue suficiente para compensar la puntuación de los demás– refutó él, pasándose una mano por el cabello con cierta desesperación.

Comencé a caminar nuevamente entre la gente. No entendía por qué le daban tanta importancia a una clasificación sin sentido.

Daniel no estaba por ningún lado, era obvio que no había podido ir y todos estaban tan ocupados lamentándose, que no tenía nada mejor que hacer que vagar por el salón sin rumbo fijo.

– Tú– la voz molesta de Emily me alcanzó.

– ¿Qué quieres? – le pregunté mirando al cielo.

– Cedric me pidió que te buscara, mientras Cornelius les da una charla súper aburrida a él y a Gary sobre como son la vergüenza de la familia– explicó mientras me tomaba por la muñeca y me arrastraba detrás de ella.

– ¿Sabes qué quiere? – le pregunté, pero ella negó con la cabeza.

Salimos de la casa y nos encaminamos hacia el jardín trasero.

Luna de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora