Capítulo 3.

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Capítulo 3.

Había subido a la habitación directamente después de cenar. Estaba dispuesta a bajar al sótano y esperar a que llegaran Dave y Jack. Conocía ese lugar perfectamente y sabía de un par de sitios para esconderme y espiar.

La conversación con Lucía aún rondaba en mi cabeza. Tras decirme que no se fiaba de ellos, empezó a darme un sermón sobre la vida fuera del orfanato, intentando meterme miedo. ¿Qué problema tenía? ¿por qué empezaba a tener la sensación de estar secuestrada en este lugar?

Las luces de los pasillos cambiaron a un tono más tenue, señal de que ya estaba todo el mundo en sus habitaciones.

Me recogí el pelo en un moño, hacía mucho que no me lo cortaba, por lo que me llegaba ya a la altura del codo. Me puse unas zapatillas y una sudadera negra, abajo hacía frío, y salí de mi habitación camino al sótano.

El sótano era un lugar de paredes de piedra, frío y húmedo, un sitio raro para guardar documentos y papeles, pero estaba lleno de estanterías metálicas con cajas separadas por año. La luz eran una fila enorme de fluorescente justo en el medio, lo que dejaba los laterales más sombríos. En el lateral de la derecha, había un armario que escondía una entrada de aire enorme, cogía una persona sentada perfectamente. Moví el armario para poder mirar por las rejillas y me metí dentro a esperar.

Yo ya había visto mi informe hacía años, en una crisis existencial que tuve, pero en el apenas salía nada que me hubiese podido ayudar a saber quienes eran mis padres y porqué me habían dejado aquí. Pero con los años he acabado entendiendo, que si ellos no me quisieron a mi, que tuvieron la oportunidad de tenerme en sus brazos y verme la cara, yo no podía echar de menos algo que nunca había conocido, ni visto.

Lo que nunca se me había ocurrido, era mirar la ficha de entrada de Lucía, supongo que hasta ahora no sospechaba de ella, o no me había dado motivos para sospechar. Pero tras la conversación de hoy y su insistencia en no fiarme de los nuevos, había sembrado una duda en mi interior y sentía curiosidad por saber más.

Además, desde esta mañana no sabía nada de Dave y Jack, desde que me habían dejado "inconsciente" en la cama y se habían largado diciendo que me tiraría todo el día buscándoles. Había resistido la tentación de hacerlo durante todo el día, y ahora lo haría a escondidas, lo cual, les cambiaría ese concepto que tenían de mí, aunque fuese falso, pues sí sentía la necesidad de saber de ellos.

La puerta metálica que daba acceso al sótano, se abrió produciendo un chirrido. Aún no podía verlos desde mi posición, pero eran dos personas las que entraban y hasta que no cerraron la puerta, no empezaron a hablar.

- ¿Por dónde empezamos? - preguntó Jack.

- La chica es del dos mil dos, vamos a empezar por ahí. - dijo Dave avanzando lo suficiente como para poder verle.

¿La chica? ¿Qué chica? yo nací en el dos mil dos. En mi mente empezaron a salir la imagen de todas las chicas que había aquí de mi generación, pero no se me ocurría cuál de todas podrían ser.

- Dos mil dos, ¡aquí está! - dijo Dave sacándome de mis pensamientos.

Y de repente hice la estupidez más grande que podía hacer. Algo tocó mi mano y al mirar, ahí estaba, la rata más grande que había visto. 

Quise quedarme paralizada, esperar a que ella se asustara más que yo y saliera huyendo, pero en lugar de eso, hizo un pequeño ruidito y sacó sus pequeños dientes. Salí gritando de mi escondite mientras lanzaba patadas al aire y sentía el asco recorriendo todo mi cuerpo, maldiciendo mi mala suerte e intentando evitar que aquel monstruo pequeño me mordiera.

Secretos del cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora