Capítulo 5.

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Capítulo 5.

Elizabeth

Ni siquiera me estaba enterando de la clase de Lucía, la oía hablar, pero no era capaz de concentrarme en su voz. Todas las imágenes de la pasada noche venían una y otra vez a mí. ¿Qué me había pasado? ¿Cómo era posible que tocando un garabato, pudiese ver el pasado de Lucía? Y probablemente, el mío también.

Me pasé el resto de la clase mirando por la ventana, recordando que Dave me había echado en cara el hecho de no haber salido del orfanato nunca, insinuando algo que no entendía, cómo si no fuese culpa mía ese hecho, o como si algo me tuviese sometida. Pero lo que más me dolía de su comentario, fue que lo hizo con malicia. Necesitaba que yo le contara todo lo que había visto al tocar aquél símbolo, y no le importó dañarme para que se lo dijera.

La sirena de fin de clase sonó y ni siquiera me molesté en recoger mis cosas, me daban igual, salí corriendo, decidida a cruzar esa valla que tanto dolor de cabeza me estaba dando. Me sentía una tonta por darle tanta importancia a algo que, a cualquiera que le dijeras, te llamaría estúpida como poco. Pero a la vez, necesitaba demostrarme eso a mi misma y ya que estábamos, a Dave también.

- Lizzy espera - me dijo Steven agarrándome del brazo para detenerme.

- Tengo prisa, Steven. - intenté soltarme de su agarre, pero él no cedió. - ¿Qué quieres?

Era más fácil rendirme y cortar esto ya, que intentar discutir y pedirle que me dejara en paz.

- Sé que estás en busca de algún plan para salir de aquí. A los dos se nos acaba nuestro tiempo de estancia en este sitio, y quería saber, si tenías algún plan de huida. - dijo haciendo que mis pies se volvieran a posar en el suelo.

Hasta hace apenas cuatro días, este era mi único objetivo, salir de aquí como fuera, con cualquiera que me ayudara a empezar o simplemente que me sacara a la carretera para poder hacer auto-stop. Y ahora Steven, el tío al que llevaba usando desde hacía más de un año para distraerme, me pedía que nos fugáramos juntos. Era mi oportunidad, pero era una oportunidad con él, y eso era algo que yo quería dejar atrás y no volver a pensar en ello nunca.

- Lo siento Steven, quiero olvidarme de todo lo que tenga que ver con este lugar. - dije sinceramente.

La sinceridad era dolorosa en casi todas las ocasiones, pero en este caso también me valía para alejarle de mí, para cortar esta "no relación" de una vez por todas.

- Lizzy, no te esperaré siempre.

- Ni siquiera te he pedido que me esperes cinco minutos. - le repliqué.

Pude ver en su cara como acababa de herir su orgullo de macho alfa, cosa que tampoco me importaba demasiado, pero me hacía algo de gracia.

- Hay más chicas en este sitio que tú, lo sabes ¿no? - eso lo decía por Jess y ya sabía los tonteos que se traían.

- Steven, considérate libre. No quiero nada contigo ni con nadie de este sitio. ¿Te queda claro? - dije esta vez con tono enfadada.

¿Qué se creía el niñato este? Ni que fuese un partidazo al que no había que dejar escapar. Era un huérfano, como todos, sin lugar donde caerse muerto ni sitio al que ir fuera de aquí, salvo seguir dependiendo del estado, cosa que me negaba hacer.

- Espero que te vaya muy bien. - dijo de forma sarcástica mientras se largaba golpeándome el hombro.

Y la verdad, es que yo esperaba lo mismo, porque en el fondo era una locura lanzarme al mundo sin nada donde agarrarme.

Me quedé unos minutos apoyada en la pared del pasillo, pensando en mi futuro y en que quizás tenía que plantearme no irme tan de golpe, quedarme e intentar hacer las cosas mejor.

Secretos del cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora