JiMin se prostituye para llevar dinero a su hogar.
YoonGi un Ingeniero que vive la vida muy estresado y malhumorado. Decide buscar a alguien para ahogar todo su estrés en sexo después de su divorcio.
JiMin entra en su camino para ayudarlo a cumpli...
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TaeHo corría por los pasillos de la empresa con su nuevo avión automático. Los trabajadores se escondían debido a la velocidad que llevaba y el cachorro se encontraba riendo por haber convencido a su padre de comprarlo.
Yoongi lo miraba de lejos intentando concentrarse a lo que su ayudante decía. Le había dicho que no iba a poder jugar dentro; y él cachorro no había hecho caso.
-No, solo te encargo eso, cuando llegues allá me avisas para mandarte los archivos.-Dijo al pendiente de todo lo que sucedía en la empresa
-Claro que si señor, entonces nos vemos en 3 semanas.
-Si, Gracias Choi.
Golpeo la espalda del alfa amablemente y despidiéndose para finalmente regresar por el pasillo.
-¡TaeHo!
-¡Mira papá! ¡¡Vuela, vuela!!-TaeHo brinco en su lugar mientras veía su avión volar muy alto.
-¡¿Que te dije?!, ¡¿por qué no me haces caso?!-Se acerco tomando el brazo del niño
-¡Papá!
De la nada el avión hizo un sonido y comenzo a salir humo negro saliendose de control por la empresa causando más gritos de los empleados.
-¡Papáá!-Grito asustado intentando manejarlo
En cuestión de segundos el avion choco contra una pila de expedientes tirandolos por el piso y haciéndolos volar como si de una película se tratara.
Yoongi llevo sus manos a su cabello evitándose el gritar como desquisiado.
Él niño abrio sus ojos al ver el rostro de su padre y salio corriendo siendo seguido por el alfa que estaba a segundos de explotar.
-¡Recojan eso, carajo!-Apunto a los empleados que asistieron enseguida.
Cuando desapareció de la gente corrió por los pasillos yendo al único lugar al que su hijo podía ir.
Abrio la puerta del cuarto de finanzas y miro al contador.
Solo bastaron las miradas para confirmar.
Abrio la puerta de donde se encontraban los archivos y lo vio ahí escondido.
-Sal de ahí ahora- ordenó intentando tranquilizar su respiración.
El niño tapó sus orejas escondiendo su rostro entre sus piernitas.
-¡TaeHo! ¡Hazme caso y sal ahora de ahí!- Alzó la voz tomando el brazo del pequeño y halandolo hasta levantarlo.
El niño comenzó a llorar negando.
-¿Te dije o no te dije que no te quería jugando aquí adentro?- tomó sus hombros.
-¡Perdón! ¡Perdóname papá!
-¡¿Y todo el desmadre que hiciste qué?! ¡Pudiste lastimar a alguien!
