Estúpidamente Enamorada

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Narra _______ ________:

Me quedé sentada, en una silla mientras esperaba que Raoul saliera del camerino. Mis codos se recargaban en mis rodillas, y mi cabeza sobre mis muñecas. Aún había bastante gente a pesar de que la función había acabado tiempo atrás. Mientras la gente pasaba frente a mi sin notarme, mis pies danzaban de arriba hacia abajo, y mi mirada estaba clavada en la muchedumbre. Me sentía ansiosa, nerviosa, molesta.

De repente, me reincorporé, levantándome de mi asiento en cuanto escuché la puerta del camerino abrirse. Volteé mi cuerpo, siguiendo mi mirada que buscaba a la persona que acababa de salir de la habitación. Raoul era quien estaba saliendo, con una enorme sonrisa y el rostro ruborizado. Cabe decir que se veía como un completo idiota, pero debe ser lindo ese sentimiento que causa tal expresión. ¿Algún día me veré así.... Correspondida? Por favor ________, ¿en qué estás pensando?

-¿Y bien?- indagué con una pequeña sonrisa mientras ocultaba mis manos detrás de mi espalda.

-Posiblemente nos veamos en la noche- sonrió feliz el rubio, a lo que yo respondo con el mismo gesto. Luego mi amigo comenzó a balancearse sobre sus pies mientras agachaba la mirada hacia los mismos. Creo que esperaba mi interrogatorio nerviosamente. Suspiré un poco mientras miraba hacia un costado, no me sentía muy cómoda como para preguntarle de sus problemas actuales; pero tenía que hacerlo.

-¿Desde cuándo son pareja?- le miré e indagué repentinamente de forma condescendiente, no quería empezar con preguntas que nos pusieran la piel de gallina.

-Seis días- respondió alzando la mirada con una sonrisa nuevamente -. Pero para ella es meramente un juego, mientras que para mi, todos los juramentos que intercambiamos, son reales.-

Negué con la cabeza lentamente mientras cerraba los ojos, y a su vez, fruncía el ceño.

-¿A qué se refiere que para ella es un juego?- indagué confundida. Raúl inhaló profundamente para luego soltar una bocanada de aire, como si no supiese por donde empezar.

-Bueno... Nos prometimos.... Ya que me iré de expedición en un mes, y ella seguramente estará en contacto con su ángel. Puede que ya no volvamos a vernos, por eso nos prometimos para esperarnos.

No pude evitar sonreír con ternura, era tal linda esta historia de amor no correspondido. Pero luego llegó a mi mente el que Christine, en el tiempo que Raoul no estuviese, ella estaría con Erik.... Eso me molestó.

-Aunque pensaba faltar a dicha expedición. Estoy enamorado de ella, ________; si me aparto de ella, moriré- agaché la mirada mientras lleva a una mano a mi quijada y hacia una mueca.

-Es difícil esta situación.... Pero recomiendo que aún no le diga, tómese su tiempo, disfrute los momentos con ella- recomendé con una sonrisa. Raoul me devolvió el gesto y desvió la mirada. -. Me gustaría quedarme para charlar más del asunto, pero debo retirarme- informé levantándome de mi asiento.

-¿A donde irá?- indagó de repente el rubio, dando unos pasos hacia mi, ya que yo estaba retirándome.

-Tengo una audición a la cual asistir- respondí mientras me volvía hacia él mientras caminaba hacia atrás. -. Solo una duda, ¿la sortija es parte de la promesa?- indagué sin detenerme, con una sonrisa infantil; esperaba irme con el recuerdo de su rostro ridículamente rojo. Pero en vez de eso, agachó la mirada nuevamente, y solo la alzó lo suficiente para que sus ojos se encontraran con los míos.

-Se lo regaló su fantasma.

Mis pasos se alentaron al escuchar aquellas palabras, que a pesar de no haberlas pronunciado tan alto, pareció como si lo hubiera dicho a través de un megáfono. Pareció que entré en un momento de transe mientras mi caminata hacia atrás se real entizaba.

Obertura De Dos Corcheas (El Fantasma de la Ópera y tu)Where stories live. Discover now