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Extendía la tarde sus alas doradas sobre el cielo, me encontraba en la habitación, esperando a que Shawn regresara. A la mañana siguiente marcharía a la guerra, no se había ido y yo ya lo extrañaba. Estaba con Connor, puliendo los últimos detalles para el día siguiente.

Unos golpes en la puerta me sacaron de mis pensamientos. Me dirigí a abrir y me encontré con joven de unos quince años, delgado y rubio, al verme hizo una profunda reverencia.

— Majestad —saludó.
— ¿Qué necesitas? —pregunté.
— Su madre la necesita, me ha enviado a llamarla.
— Bien, ¿dónde se encuentra ella?
— Por favor sígame.

Comenzó a caminar en dirección a las escaleras, cerré la puerta y lo seguí de cerca. Me condujo a través de pasillos y escaleras hacia un lugar apartado del castillo. No recordaba haber estado ahí antes. Era un largo pasillo únicamente iluminado por algunas antorchas, a los costados, había varias armaduras vacías sujetando espadas.

— Disculpa —dije— ¿a dónde vamos?

Se detuvo de repente, se abrió una puerta al fondo del pasillo y salió otro joven, parecía uno o dos años mayor que el que me había llevado hasta allí, también tenía cabello rubio, largo hasta los hombros y llevaba la ropa hecha harapos. Tenía las manos ocultas tras su espalda, me pregunté quién era y qué quería, tuve la sensación de que algo malo pasaría en cualquier momento.

— ¿La reina Alessia? —preguntó.
— Sí —respondí mirándolo con expresión seria.
— Mucho gusto, majestad. Yo soy Sebastián, hijo de Harry de Tredifield y él es mi hermano, Andrew.

Al escuchar sus nombres recordé que eran los prisioneros que habían capturado, ¿cómo escaparon? Fue una absoluta estupidez seguir a ese chico, estaba corriendo un grave peligro, muy seguramente me llevaron allí para matarme. Miré a mi alrededor buscando algo con qué defenderme. Ubiqué una espada vieja y oxidada junto a una de las armaduras vacías, estaba a escasos dos metros de mí, tenía que tomarla. Corrí hacia la armadura y tomé la espada. El joven, que al parecer se llamaba Sebastián, reveló lo que traía en sus manos, una larga espada.

— Lamento informarle que no podrá contra mí. Una mujer jamás podrá usar una espada, estoy seguro de que ni siquiera podrá levantarla.

Me puse en posición de ataque y levanté la espada.

— Y yo lamento informarle que sé muy bien cómo defenderme.

Se acercó casi corriendo y blandió la espada con fuerza hacia mí. Era demasiado predecible su ataque, por lo que me hice a un lado y lo esquivé.

— Bien jugado, majestad. Al rey le dolerá mucho cuando vea su cuerpo todo lleno de los agujeros que le voy a hacer. Le dolerá tanto como nos dolió ver a nuestro padre muerto, también quedó lleno de agujeros.
— Estoy más que segura de que lo merecía.

Mi comentario lo llenó de furia, por lo que se lanzó de nuevo hacia mí, de nuevo era demasiado predecible, por lo que sujeté la espada con fuerza y lo golpeé causándole una herida en la pierna. Pronto comenzó a sangrar, me mantuve en la misma posición y lo escuché maldecir en bajo. Intentó atacar de nuevo, era rápido, pero yo sabía esquivar todos sus golpes. En el pasillo solo se escuchaba el ruido del acero chocar. El otro joven permanecía muy quieto junto a la puerta, esperaba que estuviera desarmado, si me atacaban juntos no creía poder defenderme.

Me dolían los brazos, pero seguía esquivando los golpes lo mejor que podía y tratando de mantenerlo alejado de mí. Nos movimos a través del pasillo,  el jóven dio un paso en falso y cayó al suelo, de inmediato le puse la espada en el cuello.

— Máteme ahora —dijo— mi hermano vengará mi muerte en el campo de batalla.
— Puedo ir también por él al campo de batalla.
— Es una vergüenza morir a manos de una mujer.
— Por lo menos pudo aprender que no por ser mujer soy incapaz de defenderme. Me subestimó y este es el precio.

Sin decir más, corté su cuello con la punta de la espada, la sangre brotó a raudales de la herida abierta.

En ese momento, Shawn entró acompañado de Connor. No podía quitar la vista del cadáver que yacía junto a mí, no podía creer que acababa de matar a un hombre. El otro joven corrió y recogió la espada de su hermano, tenía intención de atacarme, blandió la espada hacia mí, pude moverme un poco, pero no esquivé por completo su ataque, me hizo un corte algo profundo sobre las costillas.

Shawn corrió hacia mí y me tomó en sus brazos, la sangre comenzaba a empapar la tela del vestido. Connor corrió hacia el joven que me había atacado y con un rápido movimiento de espada le cortó el cuello de la misma forma que había hecho yo con su hermano. Shawn me tomó en sus brazos y corrió, seguido de Connor hacia nuestra habitación.

Al llegar, me puso con cuidado sobre la cama, a pesar del dolor, me permití observarlo con atención. Unos rizos castaños y suaves caían sobre su frente. Mantenía la mano derecha sobre la herida, así que levanté mi mano izquierda y acaricié suavemente su cabello, cuánto me gustaban esos rizos, y ese rostro tan bello.

Poco después llegó un hombre ya mayor, traía consigo un maletín y venía acompañado de una joven. Abrió el maletín y sacó varios frascos con líquidos de colores que olían a hierbas, los aplicó en la herida mientras su acompañante maceraba una hojas para cubrirla, después de eso me pusieron una venda.

— ¿Es algo grave? —preguntó Connor.
— No —respondió el hombre— hay que cambiar el vendaje a diario y desinfectar, pero no hay peligro de muerte.
— Gracias señor Alexander —dijo Shawn.
— A sus órdenes, majestad.

Tras una reverencia, el hombre se retiró junto a su acompañante.

— Connor, me gustaría que averigües quién dejó escapar a los prisioneros. El responsable pagará por esto. Casi matan a mi esposa.
— Shawn, no es nada grave —dije.
— Pudo haberlo sido, si no supieras usar la espada estarías muerta ahora y yo no me lo perdonaría jamás.
— Shawn tiene razón, Alessia —dijo Connor— iré ahora mismo a buscar al culpable.

Connor se retiró de la habitación, dejándome sola con Shawn. Se acercó y puso sus suaves labios sobre los míos.

— Estoy preocupado por ti, mañana debo irme, pero no quiero dejarte así.
— No es nada grave, no te preocupes. Tu deber es ir con tu ejército, yo estaré bien.
— Te quiero Alessia, te quiero más que a nada en el mundo, tu vida vale más para mí que cualquier tesoro.
— También te quiero Shawn, pero eres el rey...
— Antes que ser el rey, soy tu esposo.
— Lo sé, pero ahora es más importante que vayas a la guerra, cuando el hijo de Harry sepa que sus hermanos están muertos, buscará vengarse, es mejor que vayan ahora que no ha tenido tiempo de fortalecer a su ejército.
— Tienes razón. Quisiera más que nada quedarme aquí contigo.
— Y yo quisiera que te quedaras, pero el destino del reino está en tus manos. Cuando todo esto termine, tendremos todo el tiempo del mundo para estar juntos.

Me sonrió, y pensé en lo afortunada que era por tenerlo conmigo. Rogué en silencio al cielo que lo mantuviera con vida, que volviera para poder pasar el resto de mi vida junto a él.

Príncipe misterioso || Shawn Mendes Where stories live. Discover now