Bad Vibes - Carlisle Cullen EDITANDO

꧁ XIX ꧂

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Capítulo Diecinueve:
Motocicletas

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Habían pasado unos días desde que Jacob empezó a trabajar en las motos. Estaba tarareando la melodía que sonaba a través de la radio mientras dibujaba en mi libreta. La luz del sol entraba por la ventana, creando un ambiente tranquilo y acogedor en el taller de Jacob. Cuando la canción terminó y empezó otra, Bella de repente se levantó y apagó la radio.

—¡Oye! —me quejé, alzando la vista de mi libreta—. Esa canción era buena, ¿por qué la apagaste?

Bella suspiró y se sentó junto a Jacob, con una expresión pensativa en el rostro.

—Creo que ya no me gusta la música —murmuró, jugueteando con un trozo de papel—. Me distrae.

—Está bien —suspiró Jacob, apoyando la herramienta que tenía en la mano—. No más música entonces.

—¡Eso no es justo! —hice un puchero, cruzando los brazos sobre mi pecho—. La consientes más a ella que a mí —protesté, mirando a Bella y a Jacob alternativamente.

Jacob me miró con diversión y Bella lanzó una mirada de disculpa.

—Estaba pensando —dijo Bella, cambiando de tema—, que si hacemos esto todos los días, y con suerte lo haremos, tenemos que hacer la tarea en algún lado. No quiero que Billy piense que soy una mala influencia para ti.

—¿Tú? ¿Una mala influencia para mí? Por favor —se burló Jacob, y yo asentí, riendo—. No podrías influenciarme ni aunque quisieras.

Bella parecía desconcertada por un momento, luego sonrió y se acomodó en su asiento.

—Soy mayor que tú. Eso me convierte en la influenciada y a ti en el influenciado —explicó Bella con un tono de broma.

—No, no, no. Mi tamaño y base de conocimientos realmente me hacen mayor que tú... y que tú —señaló en mi dirección, con una sonrisa traviesa.

—Te convencí de que construyeras trampas mortales de dos ruedas con nosotras —argumentó Bella, con un brillo juguetón en los ojos—. ¿No te hace eso influenciado, joven e ingenuo?

—Entonces, Jake, ¿Qué edad tenemos según tú? —pregunté, divertida por la dinámica entre nosotros.

Jacob se rascó la cabeza, fingiendo pensar.

—Yo tengo 35. Bella quizás tenga 32. Y tú, hermosa —me señaló con complicidad—, definitivamente tienes 25.

—¡Oye! —Bella y Jacob rieron ante mi indignación fingida.

—¡Jake! ¿Estás aquí?

La voz de Embry resonó desde la entrada del taller. Jacob se levantó para saludarlo y presentar a Bella.

—Hola, chicos, esta es Bella. Bella, ellos son Quil y Embry —los presentó Jacob, con una sonrisa.

—¡Hey! Pero si es mi chica —exclamó Embry, pasando su brazo por mis hombros de forma amistosa—. ¿Me extrañaste, guapa?

—Sigue soñando, Call —reí, acostumbrada a su actitud juguetona.

—Soy Quil. ¿Entonces la historia de la construcción de las motos es cierta?

—Oh sí, le enseñé todo lo que sé —bromeó Bella, asumiendo el papel de experta mecánica.

—¿Qué pasa con la parte donde eres su novia? —dijo Quil con una sonrisa pícara.