Bad Vibes - Carlisle Cullen EDITANDO

꧁ XXXII ꧂

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Capitulo treinta y dos:
Un lugar especial

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—Eres uno de ellos —afirmó Bella, mirándome con los ojos entrecerrados, como si intentara descifrar un secreto oculto en mi rostro.

Habíamos llegado a la puerta de mi casa. Todo parecía normal hasta ese instante, pero cuando estábamos a punto de entrar, sentí su mano sujetándome del brazo, deteniéndome en seco. Me giré para mirarla, confundida, pero lo que vi en su expresión no era simple curiosidad. Había algo más, algo más profundo y lleno de incertidumbre.

—¿Qué? —pregunté, intentando procesar sus palabras, aunque en el fondo temía saber la respuesta.

—Eres uno de ellos... un vampiro —repitió, esta vez con más fuerza, como si necesitara convencerse a sí misma de lo que acababa de decir. Su voz tenía un tinte amargo, casi acusador, que logró encender una chispa de ira en mi interior.

Por un momento me quedé en silencio, tratando de calmarme, pero luego su nombre salió de mis labios como una acusación.

—¿Cómo...? Jacob... —dije, apretando los puños hasta que los nudillos se pusieron blancos. Cerré los ojos, intentando controlar la frustración que me embargaba—. No soy un vampiro, Bella. Soy una híbrida.

Ella dio un paso atrás, claramente sorprendida por mi respuesta. Sus ojos se abrieron como platos y una mezcla de confusión y escepticismo se apoderó de su rostro.

—¿Una híbrida? ¿Qué significa eso?

Mi mente se llenó de pensamientos furiosos. "Maldito Jacob Black", pensé con amargura. "No pudiste mantener la boca cerrada. Te dejaste llevar por tu estúpido enamoramiento y hablaste de más". No era el momento ni el lugar para dejar que mi rabia tomara el control, pero la traición de Jacob solo complicaba las cosas.

Suspiré profundamente, obligándome a recobrar la compostura.

—Significa que soy mitad vampiro, mitad humana. No soy como ellos, Bella. No soy un monstruo.

Ella me miró con incredulidad, cruzándose de brazos como si ese gesto pudiera protegerla de lo que acababa de escuchar. Su expresión era una mezcla de desconfianza y algo más difícil de definir, quizás miedo, quizás tristeza.

—¿Y cómo esperas que confíe en eso? Todo este tiempo has estado ocultándome algo tan importante.

—Lo hice para protegerte —respondí, fijando mis ojos en los suyos, con una intensidad que no dejaba lugar a dudas—. No quería que te vieras envuelta en algo que no puedes entender por completo.

Bella dio un paso hacia atrás, como si las palabras hubieran golpeado algo profundo dentro de ella. No hablaba, pero su respiración agitada y la forma en que sus ojos buscaban respuestas en mi rostro delataban que estaba luchando con un torbellino de emociones. Finalmente, su voz salió, más baja, más contenida.

—¿Protegerme? —preguntó, con un tono casi de reproche, aunque había un matiz de duda en su voz—. ¿De qué?

—De todo lo que viene con este mundo —respondí, dejando escapar otro suspiro, esta vez cargado de resignación. Mis palabras eran un intento de hacerla comprender el peso de mi realidad, aunque sabía que tal vez no sería suficiente—. Pero parece que Jacob ya decidió contarte su versión de la historia, ¿no es así?

Ella frunció el ceño, confundida y enfadada al mismo tiempo. Era evidente que una parte de ella quería defender a Jacob, pero otra estaba comenzando a cuestionarlo todo.