Cuatro.

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¿Un festival?

—Sí —Hajime pateó el agua con sus pies descalzos, viendo el brillo de las gotas atrapadas en el sol—. Está en el siguiente pueblo. ¿Vienes conmigo?

—Hace tiempo que no voy a un festival de humanos —Komaeda tarareó—. ¿Vendrán Kojiro y Miyu con nosotros?

—No. Soy lo suficientemente mayor para ir por mi cuenta —Hajime respondió—. El segundo año de secundaria  es el próximo semestre, ¿recuerdas?

—Ah, sí —Komaeda asintió con entusiasmo con la cabeza—. Me gustaría poder ver tu escuela. Suena tan asombrosa. ¡La Academia Pico de la Esperanza!

¿Qué te impide verla? Siempre puedes ir por tu cuenta o encontrarte conmigo en algún momento. No me molestaría.

Komaeda refunfuñó.

—Quiero decir que me gustaría poder ver tu escuela como estudiante. Contigo —añadió—. ¿No sería encantador? ¿Nosotros como compañeros de clase? ¿Estudiar juntos? ¿Caminar juntos a la escuela? ¿Unirnos a un club juntos?

Hajime tosió pero una sonrisa se le dibujó en la cara.

—Estás haciendo que la escuela suene mejor de lo que realmente es. Los deberes no son tan divertidos y tienes que trabajar duro en todas tus clases.

—Lo sé —Komaeda se giró con una sonrisa igualmente brillante en su rostro—. ¡Pero si estuviera contigo valdría la pena!

Un pequeño latido en el corazón de Hajime le quitó el aliento. Komaeda con él, como compañero de clase... sólo estando en la escuela con él.

—Te estás comportando de forma extraña —Hajime giró la cabeza. Su corazón latió más fuerte—. Ven a visitar la escuela alguna vez. Te enseñaré los alrededores. No lo hagas mientras estoy en clase.

—Tal vez te acepte eso —musitó Komaeda. Sin embargo, vayamos a ese festival juntos primero, ¿de acuerdo?

La realidad se asentó sobre ellos y Hajime disecó los pensamientos en acerca de Komaeda apareciendo de repente en su escuela, queriendo verlo y que le enseñaran el lugar.

—Bien. El festival primero. ¿Nos vemos el sábado a las seis en punto en la estación de tren?

Te veré allí.

~

Hajime y Komaeda se separaron justo cuando el final de la mañana se convirtió en la tarde. Todos los onigiri fueron comidos, en su mayoría por el kitsune. Usando la linterna de bolsillo, el camino de Hajime a la casa de su abuelo fue más fácil. El tiempo que pasaron juntos fue breve, pero aún así terminó con Komaeda sonriendo de manera preciosa antes de abrazarlo, enroscando sus brazos a su alrededor con fuerza. Ese abrazo se quedó en su piel y se quemó mientras continuaba hacia la casa de su abuelo.

Ahora que Hajime estaba solo, sus pensamientos se elevaron en una marea de preguntas anhelantes. Abrazos, afecto, espacios personales invadidos: todo eso era parte de su amistad. Sin duda, Komaeda sólo veía su intimidad como amigos y nada más. Agarrando las correas de la bolsa con más fuerza, Hajime suspiró. No podía ser codicioso. Anhelar y querer más podría ocasionar que su amistad se desmoronara. Moverse sin saber lo que su amigo sentía por él era peligroso. Su burbuja tenía que ser protegida, intacta por el cambio por el que ardía el corazón de Hajime.

The Taste Of Melon And The Weight Of A Plushie Fox 「KomaHina」Where stories live. Discover now