La esposa de Satanás *COMPLETA*

Capítulo 17

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Un nuevo día, una nueva mañana. Bajo a desayunar junto a mi hermano, trata de animarme haciéndome bromas o cualquier chiste, sin embargo no puedo dejar de pensar.

—¿Samara? ¿Me estás escuchando? —Uriel me toca el hombro sacándome de mis pensamientos, volteo a verlo y sonrio.

—¿Qué me decías? —le pregunto.

—¿Qué te parece si hoy te acompaño a jugar con los pequeños? Hace mucho que no juego con ellos y quiero visitarlos —me comenta, sin embargo no le presto atención ya que me concentro en mis pensamientos.

Elian, el sueño de hace dos noches, el sueño de hoy, lo que viví allí, la isla, Francia ¿Por qué no puedo olvidar todo eso? ¿Por qué aparece en mis sueños queriendo tentarme? ¿Por qué caigo?

—¿Samara? ¿Me estás escuchando?

—¿Ah? —salgo de mis pensamientos y observo a mi hermano—. Si, si, claro, hoy iré a por comida —digo sin pensar.

—No me has escuchado nada, dime ¿Que te ocurre? ¿En qué piensas? —arquea una ceja interrogandome.

—En nada, enserio —le miento y de inmediato me doy cuenta de lo que hice. Jamás había mentido.

—¿Samara? ¿Me estás mintiendo? —frunce el ceño y trato de apartar la mirada.

—No, bueno sí, lo siento —confieso—. Solo que no puedo olvidar todo lo que viví, cada vez que trato, siempre hay algo que me recuerda lo sucedido.

—Hermana, te entiendo, no es fácil olvidar lo que vivimos en aquel lugar horroroso, pero hay que seguir adelante, por los pequeños y por ti —me trata de animar.

—¡Lo peor es que aparece en mis sueños y...! —me callo abruptamente ante lo que acabo de decir y mi hermano frunce el ceño.

—¿Como que aparece en tus sueños? —cuestiona.

—Olvida lo que dije —me levanto de mi asiento nerviosa y camino hacia las escaleras tratando de huir de sus preguntas.

—Samara detente —me ordena y me detengo en seco— ¿Lucifer se ha estado presentando en tus sueños? —me pregunta. Me tenso de inmediato y volteo a mirarlo.

—Si —admito. La cara de mi hermano se descoloca totalmente y mi sangre se hiela.

Escucho como tocan el timbre de la casa y ambos miramos a la puerta, por la mente se me pasa que es Santiago viniendo a visitarme. Camino hacia la puerta pasando al lado de mi hermano, sigue sin reaccionar ante lo que le dije. Abro la puerta y veo a dos guardias del Gran Palacio Celestial delante de mí con rostro serio.

—Buenos días —sonrio pero ellos no lo hacen.

—Samara, acompáñanos —me dice uno de los guardias en tono serio, la piel se me eriza y mis miedos comienzan a surgir.

—¿Por qué se la llevan? —mi hermano aparece detrás de mí.

—¿Qué sucede? —pregunté.

—Acompáñanos ahora —reitera.

Doy un paso hacia atrás asustada, los dos guardias me toman de los brazos y comienzan a sacarme de la casa, despliegan sus alas y comienzan a volar.

—Esperen ¿Qué sucede? Deben decirme —miro a cada uno de los dos guardias que me sujetan pero no hablan, se mantienen mirando hacia el frente.

Mi corazón comienza a acelerarse cada vez más, los guardias me llevan hasta el Gran Palacio Celestial donde aterrizan frente a las puertas. Estas se abren instantáneamente y comienzan a llevarme hacia los Serafines.