Capítulo 34

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Dylan's POV

Me subí al auto sintiendo como mi cuerpo entero temblaba. Estaba sumamente nerviosa y puedo decir que mi cuerpo estaba dominado por el miedo. No sabía a dónde me llevaban, ni por qué lo hacía, y el temor de hablar me lo impedía. Le temía a la respuesta que el hombre me podía dar. Fijé mi vista a la ventana y pensé en la única cosa en la cual podría hacerme tranquilizar en este momento. Necesitaba a Kian, lo necesitaba a mi lado para que me dijera que todo estaría bien.

Lágrimas silenciosas cayeron por mis mejillas al pensar que quizá no volvería a verlo. Bajé mi mirada al pequeño anillo en mi dedo anular y lo acaricié con delicadeza.

―No llores―habló a mi lado―, si todo sale como lo hemos planeado, en unas horas estarás de vuelta en casa.

Lo miré por el rabillo del ojo y tragué con nerviosismo. ¿Y si no volvía a casa? ¿A dónde me llevaban y por qué fueron a buscarme justo a mí?

En ese precio momento, Kian parece nuevamente en mi cabeza. ¿Acaso esto es...? No, no lo creo. Imposible.

Kian's POV

Estacioné mi motocicleta en el aparcamiento de la casa de Dylan, Sabía, estaba seguro como el infierno que ella estaría muy enojada conmigo. Hacía más de dos horas que tenía que haber estado en su casa. Pero en mi defensa, mi madre me había pedido unos favores que tenía que hacer sí o sí.

Prendí un cigarrillo y le di una calada antes de comenzar a caminar hasta la casa de Dylan. Toqué el timbre y esperé, y esperé, y esperé. Las luces estaban encendidas, pero parecía que nadie estaba en casa.

―¡Dylan! ―golpeé la puerta un poco más fuerte―, ¡Dylan, abre la puerta nena! ―alcé la voz sin dejar de golpear.

Mascullé una maldición y caminé de regreso a mi motocicleta. Seguramente ella estaba con Troye.

(...)

―¿Cómo que no está aquí? ―le pregunté a Troye, me había dicho que no ha visto a mi novia desde que salió del instituto.

―Lo que he dicho, Kian―dijo abrasándose a sí mismo―. No he visto a Dylan desde que salimos del instituto, ¿por qué?

―No está en su casa.

―¿Eh? ¿En serio? ―asentí―- Uhm..., quizá está con Connor. Espera un minuto, iré a llamarlo.

Asentí nuevamente y ella entro a su casa. Retrocedí unos cuantos pasos y saqué un nuevo cigarrillo. Lo encendí y traté que la nicotina tranquilizara un poco mis nervios. No tener ni la más maldita idea de dónde podría estar Dylan me ponía los nervios de punta. Ella nunca desaparecía así como asó y de tan solo imaginar que algo le podría haber pasado, me enfermaba.

―Ella no está con Connor―avisó Troye. Giré sobre mis talones y la miré.

―¿No? ―ella negó con la cabeza―, mierda Troye, estoy preocupado―declaré dando otra calada a mi cigarro―, ¿tienes alguna idea de dónde podría estar?

―Hm, no...―dudó―. ¿La haz llamado al móvil?

―Más de ocho veces.

―Dios. ¿No estará con Trevor? ―preguntó. Vi cómo la preocupación llegaba a sus ojos.

―¿Con Moran? ―pregunte incrédulo. Dylan sabía que no toleraba al cien por ciento a ese chico.

―Sí. Dylan me dijo que pasaría un rato con él. Por lo que entendí, ellos tenía algo de que conversar―al escuchar lo que Troye me estaba diciendo, sentí como mi cuerpo se tensaba.

―¿Qué has dicho? ―inquirí con los dientes apretados.

―Eso..., uhm,... yo...

Troye guardó silencio en el momento en el que mi móvil comenzó a sonar. Le di una mirada advirtiéndole que no se moviera de donde estaba. Saqué mi teléfono del bolsillo de mi chaqueta y pude ver en la pantalla una llamada de un número desconocido. Fruncí el ceño antes de desbloquear el móvil para contestar.

―¿Ho...?

―¡Kian! ―gritó una voz femenina y al reconocerla, un frío helado me recorrió el cuello, haciendo que el vello de mi nuca se erizara―. ¡Ayúdame, Kian!

―¿Dylan? ―articulé y miré a Troye. Él me miraba atento, tratando de leer mi lenguaje corporal. ―¿Dónde estás?

―Yo..., no lo sé―sollozó y mi corazón se encogió al reconocer el dolor, miedo y angustia en su voz―. Robert...―susurró apenas audible. ¿Qué mierda tiene que ver mi hermano en esto?

―¿Qué tiene que ver Robert aquí? Por favor, Dylan. Tranquilízate y dime dónde estás.

―¡No lo sé! ―espetó y sentí un golpe y luego un llanto. ¿La estaban golpeando? ―. Creo que son... ellos... Robert... ellos me tienen.

Abrí la boca para hablar, pero la llamada se desconectó. Sentí como mi rostro palideció al darme cuenta de la real importancia de la situación. Los hombres que mataron a mi hermano tenía a mi novia.

boyfriend; kian lawley (libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora