▭▬▬▬▬▬▬▬▬▬▭
Nico di Angelo.
Estar lejos de un lugar por mucho tiempo, cambia cosas, te cambia a ti. Descubres que el mundo sigue, incluso cuando tú no estás, y eso te llevará a decidir si es bueno o es malo.
Hace un año y medio, no le tomé importan...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
。└─────────────────────────────────┘⇽
Malika Imperi.
Me había acomodado a un lado de las grandes puertas de metal. Tenía la espalda apoyada en la pared y mi mirada perdida en el espacio.
-Niña, levántate.- me aconsejó con cautela, Calix.- Te vas a enfermar. Y no queremos que vayas a la enfermería de nuevo ¿Cierto?
Asentí débilmente y me recosté en el sofá del primer piso. Mi hurón seguía a mi lado.
Los sollozos habían cesado horas atrás. Ya no había nada que llorar. Era una decisión tomada. Él no me quería en su vida, al igual que el resto.
No tuve contacto con ninguno de los chicos, por tres días. A diferencia de la vez pasada, ahora si me preocupé por comer y cuidarme, además le enviaba mensajes cada ciertas horas a Hazel y a Jason para que no se preocuparan.
El cuarto día, ya había asimilado la situación. Estaba preparada para afrontar la vida sin Leo Valdez.
El bosque reflejaba sus mejores momentos. Los altos árboles se mecían por el susurro del viento. La luz del sol atravesaba las hojas perenne de las copas. El día era hermoso, y había que disfrutarlo.
Para que la soledad no me consumiera por completo, había sacado a mis mascotas a dar un paseo conmigo. Ferret corría alrededor de mis pies, feliz de ser libre. Por otro lado Calix no hacía más que quejarse.
-Niña, déjame volver al laboratorio.- reclamó por octava vez.- Tengo muchas cosas que hacer, no puedo perder tiempo.
-¿Ah, sí?-pregunté con una media sonrisa.- ¿Y qué seria ese algo tan importante?
-Mmm...-dudó en responder el dragón.- Acomodar mi cama para el largo viaje, dormir un poco, comer un par de tornillos...
Una risa se escapó de mis labios, y antes de que siguiera reclamando, le tendí unas tuercas que tenía guardadas en mi bolsillo.
