II

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Sali tambaleando del despacho del Sr Yoo - ¿Qué diablos hare? – cerré la puerta detrás de mí – es un maldito imbécil – susurré al tiempo que mordía mis uñas con ansiedad.

El reloj de mi escritorio nunca había sido tan ruidoso como el día de hoy, cada segundo se marcaba en mis oídos, 10 minutos habían pasado y aun cuando repasaba la hoja donde apunte pros y contras de su propuesta, era más que obvio que debía entrar, el dinero de dos meses me ayudaba a apoyar a Minhyuk para comprarle una computadora nueva, y tal vez pagarle la renta en un estudio cercano a la universidad, después de todo no era agradable hacer casi 4 horas de camino, ida y vuelta.

Pero verlo, es decir, es una jodida casualidad que lo viera hoy por la madrugada, no me vio, ¿verdad?, no es una maldita broma, ¿o sí?, tal vez al aceptar, soltará su risa socarrona y me dirá que espere afuera – pero si no- dije apenas en un susurro mientras agarraba mis cabellos con algo de desespero.

Un carraspeo de garganta me saco de mi desdicha. Al levantar la mirada me encontré con la Srita Madeline, sonriente, hizo una reverencia – buenas noches – balbuce, al tiempo que me paraba de golpe para darle el paso a la oficina del Sr Yoo.

Era hora de dar una respuesta, mi corazón palpitaba al grado de escucharlo retumbar en mis tímpanos, mi garganta se secó de golpe, 2 horas, debo soportar dos jodidas horas viéndolo, joder, 15 minutos, tal vez 20, era aceptable, pero 2 horas – ¿ese enano soporta tanto? - mordí mis uñas al paso que caminaba detrás de la Srita.

Di unos pasos más rápido para abrirle la puerta y dejarle pasar, por primera vez en un año vi dentro de la habitación luego de las 9pm, siempre abría la puerta manteniendo mi mirada en el piso hasta que pasara la joven en cuestión para cerrarla casi de inmediato.

Pero esta vez, mi curiosidad hizo que quisiera más, un tentempié a lo que podía arriesgarme el día de hoy. Y lo vi, el Sr Yoo con un aura totalmente diferente, recargado en su escritorio con la camisa abierta a dos botones sin corbata, con su rojizo cabello hacia tras y algunos pequeños mechones rebeldes en su frente, una sonrisa coqueta y apenas gesticulando un "pasa".

Mi cuerpo se tensó, cuando la Srita Madeline había pasado por completo yo me quede anonadado ante tal vista. Tan elegante y sexy a su vez.

Secretario Son – mi mirada distraída se pasó a la suya – tome asiento.

Sin protestar y sin entender, mis pies se encaminaron tímidamente al sofá café.

Apenas a unos metros del sofá cama que se encontraba en el despacho, donde pasaba toda la acción de la noche, o eso imaginaba.

Srita Madeline – el Sr Yoo se puso a su espalda y comenzó quitando la chaqueta de la joven junto con su bolso, dejando leves besos recorriendo su cuello y hombros – el Secretario Son – levanto solo la mirada hacia mí, aun besando a la Srita – nos acompañara el día de hoy – giro su cabeza quedando frente a frente – espero no le moleste.

En lo absoluto – sonrió embobada con el Sr Yoo.

Perfecto – beso gentilmente sus labios – Secretario Son – dirigió su mirada a mi aun besando a la joven – es libre de divertirse también – esa jodida sonrisa.

No sé cómo comenzó todo, tal vez me congele un momento, clavando mi mirada a la alfombra carmesí, pero cuando me di cuenta ya había pasado una hora, donde el Sr Yoo y la Srita Madeline enredaban sus cuerpos, no solo en el sofá cama, si no en el escritorio, el piso, en la silla, hasta que paso, mi erección me mataba pero no sentía que fuera correcto, quería mantener la poca cordura que me quedaba en la piel.

Fue una tortura, debo admitir, cuando se pusieron delante de mí, tirados frente a su escritorio, en la alfombra que ya no me ayudaba a evitar lo que pasaba en la habitación, el sentado tomando a la Srita Madeline, con su mirada más que fija en la mía, mientras devoraba los senos de la joven, no parpadeaba ni un momento, encorvando su ceja, retándome a lo que más me negaba. Y es así como dieron las 11pm. Finalizaron tan naturalmente, con marcas en sus cuerpos, como si apenas notaran mi presencia, el Sr Yoo se levantó dejándome ver su cuerpo claramente al tiempo que tomaba su pantalón y ropa interior.

Showki - La PropuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora