Diecisiete

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Giro mi rostro hacia Gabriel, quien frunce el ceño mientras teclea rápidamente en su computadora, mientras que yo leo algunos libros que él tenía guardado.

—Empiezo a sentir esta búsqueda un tanto aburrida —digo, pasando de página sin estar segura de que estoy leyendo.

Gabriel no se inmuta y sigue concentrado en lo que sea que está investigando en su compu. Desde que le dije que encontré esa noticia no ha parado de ir de página en página web buscando lo que sea que pueda ayudar. Sin embargo, me ha dejado de lado y me siento como un cero a la izquierda, inútil.

—Si no necesitabas mi ayuda, podías haberme avisado hora y media atrás —suelto, emepazando a guardar mis cosas, porque tampoco estaré de idiota sin hacer nada.

Ni siquiera con mis palabras logro algo con Gabriel, así que cuelgo mi mochila al hombro y rodeo el sofá para irme de aquí.

—Espera —dice justo cuando estoy tomando el pomo de la puerta para salir. Me giro hacia él con una ceja elevada —. Encontré lo que necesitaba saber.

De mala gana, dejo caer la mochila y me acerco hasta él por detrás del sofá, apoyando mis codos.

—¿Y eso es? —pregunto un tanto frustrada de que me haya estado ignorando todo este tiempo.

—Necesitaba analizar la noticia que tú encontraste. Y la única forma de hacerlo era buscando más información y comparando con otras noticias —empieza a explicar mientras que yo hago un ademán con la mano para que siga hablando y llegue al punto —. Me dijiste que la mujer se llamaba Lilith, pero en realidad, ella se hacía llamar de esa manera.

Ladeo un poco la cabeza, volviendo a una posición recta y cruzando los brazos sobre mi pecho, analizando lo que me ha dicho antes de abrir la boca.

—A ver si entendí —digo con la mirada en el techo aún pensando —, ¿me estás diciendo que el nombre real de esa mujer era otro, pero que se llamaba así misma Lilith?

Gabriel asiente, su rostro mostrando lo mismo que el mío, preocupación. Porque eso significa que hace 150 años Lilith escapó del infierno y vino a dar a este pueblo.

—Espera —rodeo el sofá hasta sentarme junto a Gabi —. Si esto fue hace 150 años, el pueblo estaba en su época pacífica, ¿cómo es que Lilith no perturbo al tan estirado pueblo?

Gabriel esquiva mi mirada, frunciendo los labios —Ahí es donde entra tu padre.

Mi ceño se frunce aún más cuando escucho las palabras de mi ángel guardián. ¿Mi padre haciendo que un lugar no sea perturbador y extravagante?

—¿Recuerdas el posible amorío? —pregunta con duda y yo asiento lentamente —. Pues no se enamoró, él fingió enamorarse de Lilith para mantenerla en calma hasta que encontró la forma de regresarla al infierno.

En cierta parte, tiene sentido todo lo que dice. Papá y Lilith hasta donde sé por lo que él me ha dicho, nunca se han llevado de maravilla, al menos que se tratara para hacerle la vida imposible a alguien; sin embargo, la última vez fue muchos siglos atrás.

—¿Cómo deduciste todo eso con la comparación de unas noticias viejas? —le pregunto, llena de curiosidad. Tal parece que Gabriel, además de ángel guardián es un hacker también.

—Bueno —Gabriel se rasca la nuca nervioso, no está seguro de decirme lo siguiente, pero él sabe que si no me dice, igual se lo sacaré —, resulta, pasa y acontece que ellos se casaron.

—¡¿Qué?! —exclamo, levantándome de golpe. Incluso hago que un libro que se encontraba en la orilla del sofá caiga con mi acción —. ¿De qué hablas, Gabriel?

Oscuridad o Luz ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora