Capítulo IX

137 13 2
                                    

Narra Eärendur

Se decidió que partiríamos hacia Caradhras para ir por un pase seguro, aunque para mi tuviese un mal presentimiento de eso.

Eärendur: Odio el frio. Dije para que todo el mundo me escuchase, porque en realidad no estaba acostumbrado a las temperaturas que había en el lugar que nos dirigíamos.

Boromir: ¿Estás seguro de poder viajar? Me pregunta Boromir por si no podría aguantar el maldito frio que tendríamos que soportar durante el trayecto por esta parte del camino hacia nuestro objetivo.

Eärendur: No te preocupes capitán. He tenido que pasar por el paso de Caradhras para llegar a Rivendel, y si te preguntas el motivo de no ir por el Paso de Rohan, es que había avistado alguna que otra patrulla de orcos por la cercanía de ese cruce. Le respondo con seriedad mirando a uno de las tres cimas donde se hallaba las Minas de Moria.

Como era lógica cada vez que avanzábamos hacia más frio y por lo tanto nos encontrábamos más nieve por el sendero. Yo me encontraba delante de Frodo y Aragorn, mientras que el resto de la compañía se encontraba delante con el príncipe del Bosque Negro encabezando la marcha. Desde muy lejos se notaba que los hobbits empezaban a sentir más el clima que el resto de nosotros y poco a poco todos se empezaban a hundir en la nieve, aunque yo no me quedaba atrás de sentir las temperaturas y en esos momentos odiaba el haber sido criado en Mordor, por la situación de los hobbits, Gandalf que estaba a la misma distancia que Legolas, iba marcando el paso con su bastón.

Todos dejamos de caminar cuando el pequeño que cargaba con todas las esperanzas del Oeste tropezó y rodo en la nieve. Aragorn le ayudo a levantarse pero el hobbit buscaba desesperadamente el Anillo, eso me hizo sospechar que el Anillo había comenzado a influenciar a Frodo, y esperaba que no cayese por completo a la influencia de este. Y hablando del Anillo estuve buscándolo con la mirada hasta que lo encontré en las manos del capitán gondoriano.

Aragorn: Boromir. Dice el heredero de Isildur a Boromir para tener su atención sin éxito.

Boromir: Que extraño destino tener que sufrir tanto miedo y dudas, por algo tan insignificante. Dijo contemplando el Anillo forjado por mi padre en el antiguo Reino de Eregion, que no se encontraba tan lejos de donde nos encontrábamos.- Tan irrisorio-. Siguió acercando la mano que no sostenía la clave de la victoria o derrota de los bandos.

Aragorn: Boromir. Lo llamo de nuevo, pero esta vez funciono y a la vez note que una de sus manos se encontraba en la empuñadura de su espada, parece ser que no se fía por completo del capitán de Osgiliath.- Devuelve el Anillo a Frodo-. Le dijo para que el hijo del Senescal se acerque donde se encontraban Aragorn y Frodo.

Boromir: A sus órdenes. Le respondió un tanto nervioso mientras le devolvía el Anillo al hobbit.- No lo quiero-. Comento con el Anillo devuelto a las manos del Bolsón.

Reanudamos nuestra marcha, para que cada vez que nos adentrábamos más en el Paso de Caradhras, más nieve y rocas apareciesen en el camino, para que en un determinado momento el elfo se adelantase a nosotros.

Legolas: El viento arrastra una voz cruel. Nos informa Legolas, mientras que yo abro los ojos al notar la voz del mago blanco, Saruman.

Gandalf: ¡¡Es Saruman!! Grita el mago gris para yo estar dudando de utilizar mi magia, porque no quería revelar al mago blanco mis poderes en el saber de la magia, además de que mi padre supiese el camino que estoy utilizando.

Seguidamente del grito de Gandalf, unas rocas empezaron a caer arriba nuestro, que por suerte no nos hizo ningún daño alguno a alguien de nuestra compañía.

Aragorn: ¡¡Intenta derribar la montaña!! Exclama el montaraz observando a Gandalf.- ¡¡Gandalf debemos volver!! -. Le dice, mientras yo empiezo a recolectar en mis manos un poco de mi magia por si tengo que llegar a utilizarla.

HIJO DE SAURONWhere stories live. Discover now