Parte X

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Tenían una última presentación que llevar a cabo y ellos estarían de vuelta en casa. Jungkook no estaba seguro de cómo iba a ser volver a su hogar con el corazón aun roto. Estaba llevándolo mejor en estos días, ya no había piezas faltantes a las que llorar, pero su mente seguía sabiendo que algo no estaba ahí. Algo en su corazón había sido removido y quizás, jamás volvería a ser igual.

—Es cosa tuya, —Yoongi había dicho noches atrás para finalizar con sus palabras sabias. —tu sabrás si es mejor darse por vencido o pasar una vida luchando. Tu eres quien conoce en verdad las garantías y todo se reduce a algo, ¿vale la pena Jimin?

Jungkook le había respondido con un gesto desdeñoso pues en su estado no había querido darle la razón.

—No se llega a ser sabio sin cometer errores. —Yoongi lo obligó a mirarlo. —Eres joven. Comete los tuyos, así es como crecerás.

Y es que Jungkook se sentía diferente después de haber estado con Jimin, se sentía como que aquella distancia entre ellos le había dado perspectiva al final de todo.

—Ya, Jimin hyung, te vas a caer —La voz de Tae lo distrajo, obligando a mirarlo. Este estaba bajo el escenario que aún se encontraba siendo montado por personal del staff. Su prueba de sonido en curso y Jimin trepado a una escalera, fingiendo cantar desde la cima. Tae mantenía levantadas sus manos en ruego a que bajara. —Ven acá, tu loco.

Jimin se rio a carcajadas, sus ojos desapareciendo en el acto. Jungkook sintió su pecho lleno al mirarlo. Todos esos sentimientos que revoloteaban en su interior, cristo.

Y entonces, todo ocurrió en un segundo.

El pie de Jimin resbaló en el peldaño de la escalera y su equilibrio se perdió mientras que caía de espaldas contra el escenario.

Fue un latido. Un ruido sordo, y en una respiración congelada en la que Jungkook y Tae se miraron con pánico.

—¡Ayuda! —Tae comenzó a correr, gritando con voz desgarradora por alguien, algo. —¡Jin Hyung! ¡Namjoon—ah!

Lo único que Jungkook pudo hacer fue reaccionar.

Sin saber cómo, se encontró corriendo hacia Jimin, recogiéndolo del suelo, una pequeña bolita en sus brazos que se acurrucó como un bebé con un pequeño gemido.

—Hyung, ¿qué es?

—Mi tobillo, Kook, duele...

Jungkook miró hacia la pierna de Jimin y fue obvio que algo malo había pasado. Bastante malo. La piel que se asomaba desde sus pantaloncillos cortos estaba de un rojo profundo y del doble del tamaño normal en cosa de segundos.

—Está bien, traerán ayuda. Sé que los chicos lo harán, yo estaré contigo. ¿Te has golpeado en otro lado? ¿Te duele algo más?

Jimin quiso negar, pero su cabeza también había recibido parte del golpe.

—Mi cabeza, creo... creo... —Jungkook había visto miradas de terror en los ojos de Jimin antes; había visto el miedo nervioso previo a las presentaciones, el miedo a lo desconocido cuando las situaciones escapaban de sus manos e incluso el miedo irracional que le tenía al dentista, el cual había sido hasta el momento el peor. Y él tenía que poner énfasis en que todo había sido justo hasta ese momento porque la expresión de absoluto pánico en los ojos de su mayor lo tomó con la guardia baja.

—Jiminie —exclamó tomando su rostro entre sus manos. —Jiminie...

Él perdió el conocimiento en los brazos de su maknae.

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