Capítulo VI

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Bien, mañana era la fiesta de el amigo de Beomgyu y aún no sabía si Yeonjun iba a asistir a ella.

Estaba pasando por un momento algo ansioso, así que, su primer objetivo era tratar de preguntárselo, era lo mejor que podía hacer. ¿Se iba a quedar callado? No, si quería acercarse a Yeonjun, no era la mejor manera que digamos.

—¿Tienes que ir a tu Academia más tarde, cierto?—preguntó el pelirrojo. Soobin asintió con la cabeza. No hubo más tema de conversación al llegar al Instituto, bajaron con sus cosas y Soobin tomó un taxi hacia su casa.

Llegó a ella y, —no sin antes descansar unas horas y bañarse.— partió en dirección a su Academia.

Al llegar Beomgyu ya estaba en la sala. Se notaba algo concentrado en su dibujo, ni siquiera había prestado atención que Soobin había llegado.

El mayor se acercó y cuidadosamente se puso a su costado.

—¡Ay! ¡Soobin! ¡Mierd-! —casi suelta una mala palabra y Soobin no evitó reír. —Beom, eres pequeño, no deberías decir malas palabras aún.—dijo el mayor. Beomgyu hizo una mueca y con su pincel manchado de verde pinto la cara del mayor.

Soobin se sorprendió y agarró un poco de pintura eh hizo lo mismo con Beomgyu. Así jugaron un buen rato.

—¡Jóvenes Choi! No pueden jugar con la pintura así. Además estuvieron ausentes tres días, ¿No les da vergüenza iniciar de nuevo así? —hablo su profesor.

Los dos se disculparon y Beomgyu le sacó juguetonamente la lengua. Soobin le respondió igual. El mayor se sentó a su costado. Sacó sus cosas y no perdió tiempo.

Habían pasado ya unas cuantas horas, las clases eran de aproximadamente cinco horas y hoy tenían que dibujar y pintar la estructura de un museo.

Soobin estaba cansado, —al igual que Beomgyu.— ambos terminaron en horas diferentes, Soobin más temprano que Beomgyu.

—¡Wow! Hyung, eso es precioso. ¡Te salió excelente! —dijo Beomgyu al ver cómo le había quedado a Soobin.

Soobin soltó un suspiro de agotamiento y fue a lavarse las manos de pintura. Se puso un poco de alcohol para que saliera por completo y luego volvió a enjuagarse.

Volvió a la sala y entregó la pintura al profesor.

—Soobin, está excelente. Buen trabajo Choi.— felicitó al menor. Soobin agradeció. —Soobin, tengo una propuesta para ti. Mira, cada 5 años, como bien tú sabes, creamos un grupo de artistas por su edad. Hay grupos de 21 años, 20 años, 19 años, como tú y mucho más menores igual. Bien, vengo a ofrecerte el puesto de líder de el grupo de tu edad. Veo que realmente has mejorado mucho en la Pintura y el Dibujo, a comparación de antes. Tu potencial puede competir en los Torneos de cada año, con chicos de mayor nivel y de tu nivel.—dijo su maestro. Soobin se sentía algo captado por su propuesta, se le habían formulado unas preguntas que estaban en su prioridad ahora.

—Me encanta su oferta profesor, pero, no estoy al cien por ciento seguro si esto me tomará como carrera, también, tengo unos problemas familiares que tal vez no me lo permitan. ¿Podría darme tiempo para pensarlo? —replicó el menor. Se sentía preocupado y a la vez emocionado, conmovido, feliz, pero, algunas cosas no se lo permitían.

Si le decía que no, tenía que esperar a fines del otro año y mayormente se reclutan gente de su edad o hasta menor. Tenía ya dos años en esa Academia y no sabía si iba a seguir así porque, su situación económica no estaba funcionando.

Sus padres tenían dificultades con el trabajo, su mamá no encontraba un trabajo estable, su padre lo tenía pero no hacía muchas ganancias con él. A veces su padre llegaba cansado del trabajo y seguía y seguía trabajando sin final— como tal trabajo de profesor—. Su madre se molestaba por no prestarle mucha atención a ella y a Soobin y peleaban algunas noches.

Soobin tenía algunos problemas de autoestima, era algo introvertido. Pensaba que era causado por los gritos que recibía de su padre: "Solo sabes perder el tiempo", "Más te vale tener un buen trabajo y mantenerte solo", "¿Acaso no te importamos, crees que el dinero se consigue así de fácil, ah?", lo último fue cuando su madre lo inscribió en aquella Academia y le compró todo lo necesario, Soobin les agradeció de corazón y al día siguiente, —Soobin recuerda.— que ocurrieron falsos rumores de que él había falsificado un examen, la noticia llegó a sus padres y... Bueno, se podría decir que su padre no quería casi ni verlo.

—No te preocupes Soobin, tienes hasta fin de año para decírmelo. No te aceleres, tienes que pensarlo bien, tal vez no tengas tiempo o tienes una carrera ya marcada. Es tu elección, Choi. —habló su profesor. Soobin le dedicó una pequeña sonrisa y agradeció por última vez para luego abandonar rápidamente la Academia con sus cosas.

Estaba triste, devastado, demasiado para decir verdad. Le encantaba el arte, dibujar, pintar, sentir que iba a dejarlo porque su madre le había dicho —en una nota que dejó en la casa sobre una mesa —que su padre pensaba divorciarse de ella. Se sentía tan infeliz y no evitó llorar. ¿Podría ser más triste su vida? Tal vez. Solo le quedaba un año entero y menos de medio año para acabar la escuela y aún así, tampoco sabía si la iba a acabar.

Tenía frío. Estaba sentado en el césped del parque. No era el mejor sitio para llorar, así que, trato de dejar de hacerlo pero, tenía más y más ganas, hasta que su celular vibró.

«Beomgyu pequeño ㅋㅋ»

—Soobin, ¿Dónde estás? Saliste muy rápido de la Academia. ¿A dónde fuiste? ¿Porqué tanta prisa?

Soobin respiro profundo y con la voz un poco quebrada respondió.

—Lo... siento... Beom...

Hubo un pequeño silencio, pero el menor no tardó en responder.

—Soobin, ¿Te sientes mal? Dime dónde estás...

Soobin no sabía si responder, miró una vez más el parque donde se encontraba y accedió.

—En el parque... Cerca al Instituto.

Beomgyu no tardó en responder con un, 'Espérame, no te muevas', y luego cortó.

El mayor no quería parecer un tonto en frente de Beomgyu, llorando, pensaba que se iba a sentir menos.

Luego no le vio ningún problema, sabía que Beomgyu nunca le haría pasar vergüenza, tampoco diría que lo vio llorar. Se conocían desde hace ya tres años.

Unos minutos más tarde, Soobin ya no estaba llorando y vio a Beomgyu a lo lejos. Sus ojos le ardían al forzar su vista.

—Hey, ¿Porqué viniste hasta aquí? ¿Algo pasó? Te escuché un poco mal en la llamada.— no tardó en sentarse a su lado mirando a Soobin. El mayor negó y trató de no mirarlo.

—Solo que... Pensé que era mejor tomar un poco de aire luego del arto trabajo que hice.—afirmó el mayor. Beomgyu siguió mirándolo algo no convencido. Se había dado cuenta de sus ojos rojos e hinchados.

—¿Qué te pasó? ¿Porqué tus ojos están medio rojos?—preguntó tratando de llamar su atención. Soobin no lo miro y se frotó un poco estos.

—Se me entró una basurita.—dijo sin mirarlo todavía. Beomgyu no tardó en abrazarlo y darle palmaditas en la espalda.

—Está bien Soobin, me puedes decir si estuviste llorando, no le diré a nadie si es que eso pasó. Lo prometo.—habló. Soobin se sintió algo conmovido por su abrazo y sus palabras así que no dudó en decirle la verdad.

—Estuve llorando, Beom. Nada me está yendo bien.—replicó. —Es eso, problemas... familiares.—dijo. Beomgyu lo miró y lo mismo hizo Soobin. —Sé que hacer, no te preocupes. Te vas a sentir mejor. Acompáñame.— Beomgyu se levantó y le tendió la mano a Soobin para que haga lo mismo.

—¿A dónde vamos a ir?— pregunto algo confuso el mayor.

—A mi casa.

No Es Drama © | YeonbinWhere stories live. Discover now