Capítulo 14.

901 192 137
                                    

—¡Ella me recordó!—ladré de la felicidad—

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.

—¡Ella me recordó!—ladré de la felicidad—. Fue muy cariñosa conmigo.

—El sándwich está muy bueno.

—¡Es de pollo! Y no está rancio, ¡está delicioso! Daene es la mejor.

—Pero te arriesgaste otra vez. Estoy seguro de que quieres conseguir otra paliza, Firulais.

Observo a Zeus con mis ojos entrecerrándose. Siempre tiene que buscarle el lado malo a las cosas.

—Despidieron a Willis.

—Hay muchos Willis en este mundo, Firulais. Te tienes que cuidar de todos los humanos, porque cualquiera puede ser un Willis.

—¿Y cómo sabré que es un Willis si no me dedico a conocer al humano?

—No tienes que conocer a humanos, debes sobrevivir a las calles, eres un Firulais, no un perro con pedigree.

—Tú eres un perro con pedigree y estas en las calles, así como un Firulais.

Al salir esas palabras de mi hocico quiero retractarme. No debí decir aquello. Los ojos de Zeus se apagaron e incluso dejó de lado el pedazo de sándwich de pollo que le había traído.

—Lo siento—susurré por lo bajo—. Es solo que quiero que entiendas que no todos los humanos son malos. Hay almas puras por ahí, son pocas, lo sé, hay que tener cuidado, pero no debemos estar con miedo las veinticuatro horas del día, no es vida.

—Vivir en las calles ya no es vida, Firulais—dijo en voz cansado.

—Pero ya no estas solo, estas conmigo. Podemos conseguir un nuevo hogar, podemos dejar las calles.

Zeus no responde, solo cierra sus pequeños ojos y coloca su cabeza entre sus patas delanteras. Cuando pienso que no va a decir nada, aun manteniendo su postura dijo:

—Hay cosas que no te he dicho y cosas que te dije que están un poco lejos de la verdad.

Mis orejas se levantan con curiosidad, me gustaría saber qué es lo que oculta Zeus, pero... ¿Será prudente presionarlo? Si no me ha dicho ciertas cosas o las ha modificado un poco será por algo.

—¿Puedes contarme un poco?

Zeus levanta su cabeza y sus ojos marrones me observan.

—Tenía un humano, se llamaba Harold, era un buen humano, tal vez un alma pura de esas de las que hablas siempre.

—¿Tenias un alma pura? —mi cola se mueve con emoción pero de repente se detiene. Si era un alma pura, ¿qué hace Zeus en las calles? —. ¿Qué pasó con él?

—¿Recuerdas aquella vez que te dije que los humanos no eran cien por ciento puros?

—Me dijiste que todos tenían al menos una mínima parte de maldad en su interior.

A los ojos de FirulaisOnde histórias criam vida. Descubra agora