o. ragnarök

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capítulo cero: ragnarök

capítulo cero: ragnarök

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    Lyon, Francia. 2013

Desde la Plaza de Bellecour todo se podía detallar.

A pesar de estar rodeada de una cantidad significable de edificios, estos no impedían el poder observar a cada transeúnte que decidía caminar por la zona aquella mañana. El sedán oscuro estaba aparcado, así como muchos otros autos, a los alrededores de la plaza, el vidrio de la parte de atrás del auto se encontraba medianamente abajo permitiendo que aire entrara por el mismo pero también le posibilitaba a la persona dentro poder apreciar con más precisión lo que se ubicara en su campo de visión.

La puerta derecha de la parte de atrás se abrió más eso no espantó al hombre dentro del auto, incluso hasta lo ignoró. Su mente estaba centrada en lo que buscaban con tanto fervor aquella mañana. No fue hasta que escuchó como la persona que se había introducido —y que ahora se hallaba frente a él— aclaró su garganta que lo llevó a mirar hasta dentro del auto. La mujer de tez morena y facciones definidas que trabajaba para él se hallaba esperando por su atención.

—La información es poca —advirtió. Su mano izquierda extendía una carpeta manila la cual el hombre no dudó en tomar —. Los mejores en el campo dicen que es muy astuta, no se queda en un lugar por mucho tiempo, no usa su nombre. Fue complicado localizarla.

La carpeta abrió llevando sus ojos a la foto sostenida por un sujetador en la parte de arriba del lado izquierdo, atrás de la misma se encontraban varios papeles, así como en el lado derecho; sin embargo, no era mucho. 

—Hayley Marshall-Kenner... —pronunció cuando una juguetona sonrisa apareció entre sus labios —. Nacida bajo el nombre de Andrèa Elise Labonair, huyó de casa a los catorce años después de activar el gen licántropo —el hombre leía complacido, a pesar de ser poca la información, era justo lo que necesitaban —. La reina de los Crescents tiene un currículo interesante.

—Te llevarás una sorpresa mayor —el hombre alzó la mirada ante las palabras de la mujer. Esta le extendía otra carpeta la cual lo llevó a fruncir con levedad su entrecejo —. Cuando estuvo en Nueva Orleans, Maxim no solo documentó lo que pudo de Hayley Marshall-Kenner, también lo hizo con otra mujer la cual estaba seguro que merecería nuestra atención.

El hombre apartó la carpeta para tomar la siguiente, al abrirla se encontró con muchos más documentos —más que la anterior— e incluso un par de fotos extras. Sus ojos pasaron del rostro de la mujer en la foto hasta el nombre que se hallaba escrito en la línea principal.

—¿Alexandra Labonair? —al nombrarlo le pareció imposible, hasta donde ellos tenían conocimiento solo había una mujer que portaba aquel apellido. La última Labonair —¿Qué es esto, Aya? —indagó al levantar la mirada. Aya Al-Rashid portaba una sonrisa juguetona, la sensación que daba era como si acababan de obtener una pieza aún más importante de aquel futuro juego.

—Nuestro investigador se topó con ella cuando los Mikaelson decidieron hacerla su acto de caridad —expuso lo resumido en los documentos —. El asunto fue que ella no era un simple acto de caridad, ella es la doppelgänger Morganson. Es descendiente de las Morganson Trimes, al igual que la chica, Hayley Marshall —hizo una pausa —. Son gemelas.

La grata sorpresa pronto tiño el rostro del hombre. Volvió la mirada hacía los papeles que reposaban en su regazo.

Alexandra Labonair, nacida bajo el nombre de Alexandría Henriette Labonair Morganson. Hermana gemela de Hayley Marshall, diferentes por ser la tercera en la línea de doppelgängers. Su condición es única, puesto que además de ser un lobo también posee los genes de bruja haciéndola la primera de su clase en lograr ambas. Esto se debe a un poder llamado «Escencia» que proviene desde su ancestro, Andorra. También posee una peculiaridad en su metamorfosis lobuna que la distingue de los demás licántropos, se dice que su pelaje es único debido a que no hay lobo conocido que porte el aspecto blanquecino en ellos, sin embargo eso no es lo más resaltante, en los rumores de la reina Crescent se habla específicamente de sus ojos, pues mientras que los licántropos mantienen su color ámbar con vetas en dorado, los de ella se presentan en una tonalidad azulada. 

La razón de ambos es desconocida.

L'hybride... (El híbrido) —pronunció. Una sonrisa no tardó en aparecer lo que complació a Aya, puesto que, ahora no solo ella pensaba que la jugada estaba ganada. El hombre tomó la imagen de la reina Crescent sosteniéndola en su mano izquierda detallando a la mujer —. Nos vas a ser de mucha ayuda, Alexandra Labonair.


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³ 𝐇𝐀𝐔𝐍𝐓𝐄𝐃 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 | Klaus Mikaelson ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora