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Un pequeño omega buscaba fervientemente su preciado álbum dentro de su caja especial. Estaba demasiado ansioso, esperando encontrarlo para enseñárselo a su nuevo amigo, y que este le diera su opinión.

TaeHyung estaba sentado sobre la amplia cama. Miraba al chico mientras sonreía y sentía como su pecho se llenaba de ternura.

El pequeño hermano de JungKook era muy dulce y lindo.

—¡Demonios! —bufó el omega, deteniendo su búsqueda en su caja, para luego dirigirse a su gran armario negro.

El castaño rió divertido desde donde se encontraba. El chico realmente parecía ansioso por encontrar algo, lo que hizo que TaeHyung se pusiera ansioso también por saber lo que le quería enseñar.

JongHo continuó revolviendo toda su ropa, aventándola a su paso sobre el piso. Sonrió y dio un pequeño grito de victoria cuando encontró el objeto cuadrado que tanto buscaba.

—Mira TaeTae, aquí está —corrió a sentarse junto al omega.

—¿Qué es eso, Jong? —preguntó curioso, llamándolo por el diminutivo que el chico le dio.

—Este bebé, es mi más preciado tesoro —suspiró lleno de melancolía, poniendo el objeto sobre las piernas de TaeHyung.

—¿Entonces por qué lo quieres compartir conmigo? —cuestionó sorprendido—. Apenas me conoces.

El otro sonrió avergonzado. Sus mejillas se tornaron carmesí, apretando sus labios.

—Porque eres mi primer amigo —respondió quedito—. Lo eres, ¿cierto? —de un momento a otro lo miro ilusionado, pero también había algo de miedo y preocupación en sus ojos.

El castaño por otro lado, sentía su pecho inundado de una dulzura extrema. No podía creer como alguien tan tierno como ese chico no había tenido ningún amigo antes.

Al parecer las personas preferían convivir con hipócritas disfrazados de personas.

—¡Por supuesto que lo soy! —Exclamó, abrazando al chico—. Te voy a presentar a Yoonie, y juntos vamos a hacer muchas cosas —JongHo le sonrió abiertamente y con sus ojos cristalinos—. Podríamos hacer una pijamada, para poder conocernos mejor, ¿te parece?

JongHo asintió furiosamente, dejándose llevar por la calidez que el chico le brindaba. Muchas emociones comenzaron a aglomerarse en su triste corazón, llenándolo de felicidad y nervios. Jamás había vivido algo así antes. La única vez que recordaba que alguien lo había tratado con tanta paciencia era su madre, unos años antes de morir.

Sus compañeros de colegio a menudo le decían que era alguien muy raro, y que su personalidad no era la de alguien normal, solo por el hecho de comportarse como un crió según los demás.

—¿Tú amigo no se molestara? —preguntó dudoso. No creía que nadie aparte de TaeHyung, lo llegara a soportar.

—Yoonie te amará —dijo con una seguridad que hizo reír al pequeño.

—Estoy ansioso.

TaeHyung se separó de los del omega, para luego posar su vista de nuevo en el álbum que descansaba en sus piernas.

—¿Tiene fotografías adentro?

—Sí, quiero que las veas —aplaudió alegre con sus manos—. Hay muchas fotos vergonzosas de JungKook.

Eso fue lo único que TaeHyung necesitó para abrir rápidamente el álbum. Tenía mucha curiosidad por saber como era el omega de pequeño.

Una carcajada estridente salió de la boca de TaeHyung. La primera fotografía era de un niño de mirada aburrida y serio. El pequeño estaba abrazando un peluche de conejo mientras su cara denotaba aburrimiento y parecía estar gruñendo a alguien.

—Esa fue para su cumpleaños número ocho —habló JongHo—. Jimin unos momentos antes se había comido su porción de pastel, por eso tiene esa cara.

Siguieron viendo muchas fotos por un rato más. Riendo y bromeando siempre que encontraban fotos graciosas, y muchas de ellas siempre se trataban de JungKook gruñendo, JungKook llorando, JungKook serio, JungKook aburrido, JungKook queriéndole pegar a Jimin. Incluso conoció a la madre de los hermanos Jeon. Era muy hermosa al igual que sus hijos.

Pero de algo no se dieron cuenta al estar demasiado sumidos en su pequeño espacio.

JungKook estuvo en todo momento viéndolos con una sonrisa en su rostro, a través de la endidura de la puerta, desde el momento en el que TaeHyung incluyó en su vida a su pequeño hermano.

Por un momento, el alfa quiso llorar ante la personalidad que su hermano estaba teniendo frente a TaeHyung, puesto que jamás había conocido esa faceta. Se sentía el peor ser del mundo al darse cuenta que jamás intentó acercarse al chico, a preguntarle como estuvo su día o si se encontraba bien. Pero se juró a sí mismo que las cosas iban a cambiar, porque a pesar de todo, el amaba a su hermano.

JungKook ese día se dio cuenta de algo: TaeHyung era demasiado para este mundo. Se sentía alegre de conocer a un chico tan humilde y lleno de bondad en su corazón. Algo que le dio ánimos para intentar acercarse más al chico, y no en plan de amigos.

un omega de mentira | kooktaeWhere stories live. Discover now