Hotel Potter

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Caminamos aparentemente sin rumbo durante horas y en silencio, pero el plan era llegar a casa de Marie que vive, o al menos vivía, al norte de Londres. Vaya sorpresa nos llevamos cuando llegamos a la casa y no había rastro de ella.

Lo que hicimos fue asomarnos a las ventanas cuando rayaba el alba. Vimos a una familia compuesta por una pareja joven y tres niños pequeños.

-¿Llamamos? -preguntó Altaír.

-Sí, pero no dejes que te vean -respondí.

Llamé a la puerta y la mujer vino a abrir.

-¿Puedo ayudarte en algo? -me preguntó.

-Sí, em... antes vivía aquí una señora llamada Marie. E-es mi abuela y...

-Esa señora nos vendió la casa a buen precio -respondió sin dejarme terminar-. La mujer se encontraba muy mal y prefirió ir a una residencia.

-¿Sabe a cual? -pregunté.

-Si no recuerdo mal, fue a San Miguel de Cervantes -respondió.

-Vale, muchas gracias.

-Tengo el número. Puedo dejarte llamar desde aquí -ofreció y acepté encantada.

La señora marcó el número y cuando consiguió ponerse en contacto con la residencia, me pasó el pinganillo.

-Residencia de ancianos San Miguel de Cervantes. ¿En qué puedo ayudarle? -dijeron al otro lado de la línea.

-Buenos días. Quería saber si Marie Harpie se encuentra ingresada ahí.

-¿Quién es usted? -preguntó.

-Soy su nieta. Me gustaría ir a verla.

-Lo lamento, pero la señora Harpie falleció de un paro cardiaco debido a una fuerte depresión por la muerte de su hija hace casi medio año.

-¿Me ha mencionado alguna vez? -pregunté.

-No, señorita. Ha decidido donar toda su herencia a una escuela para señoritas. ¿Necesita saber algo más?

-¿Dónde está enterrada?

-En el cementerio de Godric's Hollow junto a la tumba de Lydia Collins.

Solte el aparato y quedó colgando por un cable. Salí de esa casa sin despedirme. No tuve que explicarle nada a Altaír pues estuvo escuchando en todo momento.

Y bueno, ahora, después de otra pateada importante, nos encontramos en el cementerio frente a las tumbas de las dos únicas mujeres que tenía en mi familia.

-Hija de puta -susurro mirando la lápida de Marie.

-¿Estás bien? -pregunta Altaír.

-De pelotas... ni en muerte quiso dejarme nada de dinero. Solo le gustaba hacerme sufrir.

-Como a todos -dice Altaír-. ¿Te duele? -pregunta acariciándome la mejilla-. Está morado.

-Tranquilo, estoy bien.

Dejé un tulipán encima de cada piedra y salimos de ese lugar.

-¿Y ahora a dónde vamos? -pregunta.

-Pues...

-¿_______? -me giro buscando a quien sea que me llame-. ¡_______! -oh, no-. ¿Qué haces aquí?

-Hola Potter -saludo.

-¿Ya estamos en septiembre? -pregunta-. ¿Qué haces con todo eso?

-Me fui de casa -respondo-. Tuve un problema.

Los Merodeadores (Remus Lupin y tú) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora