One shots Madatobi

lo primero que tu alama gemela te dice

Había sido prácticamente indeseable desde su primer aliento. Ya fuera porque era demasiado pálido, demasiado frágil, demasiado pequeño, demasiado temprano, demasiado sensible a todo.

Y a medida que había crecido y sus habilidades de intelecto y sensor eclipsaban cada vez más a cualquier niño o adultos en el clan, era una razón más para despreciado aún más. Siempre escucho como decían que era muy difícil de coger desprevenido para algo tan simple como un juego esquivar, demasiado inteligente, demasiado rápido con sus palabras, demasiado frustrado cuando otros no entendían los conceptos complicados que a él le resultaba tan fácilmente como respirarle. Incluso sus amados hermanos a menudo habían tratado de escapar de él por la paz de las ideas radicales que giraban en su cerebro. Así que no, nunca lo habían querido.

Y las palabras que tallaban en su hombro sólo lo habían conducido a la soledad de su hogar.

No importada qué hiciera para evitar que todo el odio de las personas no funcionaba nada, al final el murmuró de las personas tuvo su resultado le había dado impulso para hacerse más fuerte. Si fuera despreciado entonces por los dioses, daría a la gente una razón de ello más allá de su apariencia e inteligencia, ninguno de los cuales podría cambiar.

Su propio clan lo había llamado Demonio desde su nacimiento y decidió hacerles caso, decidió convertirse en el demonio que todos temían.

Usó su mente y su talento para aprender a absorber cualquier cosa que alguien estuviera dispuesto a enseñarle como una esponja. Aprovechó los despiadados objetivos de su padre para vencer la debilidad de sus hijos para forjarlo en un arma y atraer toda la atención hacia él para que sus hermanos pudieran tener espacio para respirar. Utilizó la curiosidad que golpeó en su sangre para descubrir cosas nuevas, para crear nuevas técnicas, para dominar cosas que ningún otro en su clan había intentado.

Mató la mayor compasión que tuvo por los forasteros como pudo y se hizo famoso por la sangre que derramó en el campo de batalla. Perfeccionó sus habilidades de detección natural hasta un punto tan fino que pudo diagnosticar enfermedades y lesiones ocultas dentro de los cuerpos y recoger emociones desde millas de distancia. Aprendió a imitar y mejorar la curación que su hermano mayor lo hacía de manera natural para que en el campo de batalla pareciera como si nadie pudiera hacerle lesiones. Fuera del campo de batalla se le permitió ser útil ya fuera para matar o curar a los heridos de su clan.

¿Y qué sucedió cuándo su hermano mayor demasiado optimista y bondadoso todavía decía importarle a pesar del demonio en el que se había convertido? ¿Cuándo comenzó a susurrar esperanzas de paz y un pueblo? Se convirtió en parte de su increíble mente a la redacción de tratados, la creación de infraestructura y leyes. Si la paz era lo que su hermano quería, lo que el alma única que veía algo bueno en él deseaba, haría todo lo que pudiera para ver que tendría éxito si la paz llegara alguna vez.

¿Y si se entregaba a la parte bien blindada de su corazón que susurraba sus propios deseos soñando con un orfanato y una academia para el pueblo con el que soñaba su hermano? Bueno, nadie sabía de eso excepto él.

La muerte no se acechó a su padre tan pronto como se esperaba ya que tomó años para que pudiera irse, dándole paso a su hermano para tomar el liderazgo. Pero aun así después de múltiples batallas, después de muchos intentos de que la paz se lograra no servía de nada ni siquiera cuando hubo un acto de misericordia de su parte para que esa paz comenzara a crecer.

Sanar a Uchiha Izuna de la herida que él le había infligido era solo él pequeño catalizador para lanzar el sueño de su hermano a la realidad.

Y aunque intento ayudar no sirvió de mucho, los Uchihas no bajaron sus armas al ver cómo su enemigo intento hacer lo imposible y no los culpaba tantos años de lucha, muertes no era apoyo suficiente para afirmar que la oferta de paz no era falsa y mucho menos cuando el Demonio Blanco era el primero en realizar en acto de apoyo a la paz al sanar a su oponente de mucho tiempo en lugar de dejarlo morir y volverse a masacrar a los demás a su alrededor.