Consecuencias

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Frio.

La escarcha en sus manos era palpable pero invisible ante él, no parecía sentir el cambio de temperatura más este era tangible a sus otros sentidos. Sus labios estaban endurecidos, y sus parpados se sentían pesados, como si soñar fuera lo único en lo que podía ser bueno. ¿Despertar era una opción?

El aire tenía un aroma a azufre, casi era difícil de respirar, como si una poderosa asma lo atacara repentinamente. Los alrededores apenas eran visibles y los ruidos eran blancos.

Oscuro.

Los entornos centellaban y parpadeaban al pasar, no había descanso o pausa a la cual acostumbrarse, ni algo a lo que aferrarse, solo era él y sus pensamientos, aunque estos tampoco parecían querer despertar. Solo era consciente del espacio en donde reposaba, y nada más.

El aire era tóxico, como si estuviera compuesto de más oxígeno que de nitrógeno, algo totalmente imposible, ya que no había forma de que el aire existiera en un lugar como ese.

Pestilente.

Nauseabundo era la palabra correcta para describir el aroma del lugar. Era un ardor efervescente que quemaba todo a su paso sin clemencia, dejando atrás las cenizas que solo el lugar podía ofrecer, al mismo tiempo era como un compuesto químico, donde el incienso de los cráteres quemaban la carne podrida de aquellos destinados al infierno eterno, donde pasarían el resto de sus miserables e inmortales vidas. Sin embargo, no parecía pertenecer a ese lugar.

Todo lo que podía sentir era el aroma del lugar.

Claro a su olfato, invisible ante lo demás. No sentía tanto como antes, tal vez a causa del frio (el cual no sentía), sus ojos no querían abrirse, prisioneros de sus propios impulsos, y su boca estaba seca, inutilizable e incapaz de sobrevivir.

Era como estar... Muerto.

...

¿Muerto?

¿Acaso...? ¿...Estaba muerto?

Y entonces el brillo resplandeciente de sus ojos apagó el borrajo de su entorno, volviéndolo un ambiente inexpresivo.

Frio.

Oscuro.

... Pestilente.

Tal como lo que era actualmente su cuerpo.

Y a pesar de lo que pensaba, él no se sentía adolorido o cansado, más bien estaba confundido y lleno de huecos, su mente en blanco y con lagunas mientras intentaba por todos los medios enfocar su mirada en el panorama a su alrededor. Una vez enfocada su vista, se levanta tanteando su situación de manera remota, casi como si fuera algo normal para él.

Como algo que hacía en vida.

Al levantarse solo pudo observar un extraño abismo que se alzaba a su alrededor, tan profundo que era imposible verle un final, retazos de piedras volaban alrededor formando pequeñas islas por sobre su entorno, algunas incluso contenían en su superficie pequeños volcanes que expedían un extraño gas verdoso alrededor. Eso explica el olor a azufre, pensó.

La neblina, del mismo tono verdoso del gas, espolvoreaba el ambiente, dándole un tono casi tétrico y misterioso.

A pesar de lo creído, él no estaba asustado, sino intrigado.

Fue entonces cuando se puso de pie y notó a su costado varios escombros de vidrio, que conformaban la pequeña "isla" en la que estaba, esparcidos de manera desordenada, como si un tornado hubiera pasado por ahí y nadie lo hubiera notado. Reparó primero en las manchas negras que cubrían los cristales, como si de sangre seca se tratara, luego se percató de su reflejo.

Afterlife Pain [«Millionaire Astrology / Vlad x Danny!Nerd»]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora