Parte 2

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—Te extrañaré—dijo la pequeña Mia mientras salía del palacio.

—Y yo a ti.

La niña se dió media vuelta y corrió hasta su madre. María cogió a su hija y me sonrió, no pude evitar caminar hasta ella y abrazarla.

—Me alegro mucho por ti Elle—dijo— Harás falta aquí.

Quería pensar que ella se alegraba porqué esto suponía ser bueno para mí, ¿no? 

—Mamá y papá te esperan en el jardín—Helena apareció con su voz tan fría y mandona como siempre— Suerte—musitó mientras me dió el intento de abrazo más irreal.

Una de las pocas cosas que compartía con Helena era nuestro odio a las despedidas. Me sentí incompleta sabiendo que no me despedí de mi hermano y olvidé por completo a Dexter, no fuimos nada, pero si estaba ilusionada con él, con el poco tiempo que estuvimos en proceso aprendí muchas cosas de él, y es que era un caballero, pero desde mi regreso de Londres, después de que escuchase sobre mi compromiso con toda la razón Dexter se alejó de mí, sin dejarme explicar nada. Él tenía todo para poder ser mi compañero de vida, y a pesar que lo quiero, para estar con él necesito terminar esto, y esto es algo que no puedo terminar por temor a mis padres e incluso a mi tío Philip.

Caminé hasta el jardín trasero del palacio, mis padres se encontraban ya instalados en el jet. Les dí una última mirada a los que tenía atrás, un último vistazo di alrededor de este palacio. «¿Cuando volveré?».

De pronto las grandes casas eran solamente diminutas construcciones observadas desde el aire, serían algunas horas arriba de esto mientras llegaba a Londres. Las imágenes en mi mente de los muchos o pocos momentos que sonreí teniendo a Dexter a mi lado no se iban, debía botarlos pues eso solo me dañaba, mis padres me sonreían como si no pasase nada. Cierto fue que las horas no pasaron rápidas, sentí viajar un día entero cuando fueron escasas horas, el cansancio me dominó que cuando abrí los ojos lo primero que vieron mis ojos fue un hermoso paisaje del puente de la torre adornado por el cielo azul.

Observe la explanada verde a los interiores del palacio de Buckingham, como más iba aterrizando más lograba ver que no estábamos solos, el jet por fin tocó suelo y estando a punto de bajar, mi madre me detuvo del brazo en un tirón que me dejó en mi lugar nuevamente.

—Sonriente, Eleanor, sonriente.

Mi padre fue el primero en bajar y el primero en saludar a su alteza la reina Margaret III, mi madre imitó sus movimientos, ella misma me regaló una cara de descontento cuando vió que recién venía bajando del avión. Como buena duquesa mostré mis mejores modales e incluso cuando Charles apareció, actúe como si nada pasase y lo saludé como un viejo amigo, muy casual. Mis padres estarían acá hasta mañana al medio día que regresarían a Madrid, faltaban algunas semanas para el anuncio oficial del compromiso que ya se rumoreaba fuerte en los periódicos de España y todo Reino Unido. Hace dos días en una entrevista Charles escribió que efectivamente él y yo manteníamos una relación discreta pero lo suficientemente real para dar "el siguiente paso" desencadenando teorías si se acercaba la boda real más inesperada y a la vez esperada.

Después de algunas horas me despegue de ellos para buscar a Zara, que no la veía por ningún lado, sentía un poco de miedo al no conocer este lugar y entrar en un lugar que no debería.

—¿Eleanor?

Sonreí cuándo vi a Zara, ella hizo lo mismo y ambas nos acercamos.

—No sabes lo feliz que me siento ahora que estás acá.

—No sabes el alivio que siento sabiendo que tú estás acá.

Durante estos días había indagado de ella y claro, compartimos algunos mensajes.

The Duties Of Royalty ®Where stories live. Discover now